QUÓRUM... Y retiemble en sus centros la tierra

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QUÓRUM... Y retiemble en sus centros la tierra

Viernes, 22 Septiembre 2017 04:30 Escrito por 

Queridos todos, escribo estas líneas con el corazón hecho puré –si es que eso puede ser posible– o por lo menos así es como me siento después de todo lo acontecido las últimas semanas, dando inicio con el temblor que sacudió y dejó destrozos y muertes en mi amado sureste: Chiapas y Oaxaca, devastados como resultado de un sismo de 8.2° de magnitud con epicentro en Tonalá, Chiapas. De inmediato el terror, tratar de localizar a amigos y conocidos y encontrarnos con el silencio y el tono intermitente que anuncia la imposibilidad.

Ayuda de todos lados, solidaridad, y la urgencia de llevar la mayor ayuda posible hacia todos aquellos que la requieren.

Unos cuantos días después, el recuerdo de un terrible acontecimiento que marcó un parteaguas en la vida de miles de mexicanos, aquel 19 de septiembre de 1985 en que más de 10 mil personas perdieron la vida y 30 mil resultaron afectados y más de 50 mil familias perdieron sus hogares como resultado “del terremoto del 85”. Ceremonias y simulacros para conmemorar la fecha, la creación del Día de Protección Civil y, de repente, como una paradoja del destino justo el 19 de septiembre en conmemoración del 32 aniversario de la fatídica fecha, un nuevo siniestro en punto de las 13:14 horas, teniendo como epicentro al estado de Morelos. Ver edificios caer como polvorones ante la inclemente naturaleza, saber que un grupo de niños se encuentra sepultado bajos los escombros de una institución educativa y ver a los medios de comunicación volcados en una cobertura exhaustiva, mientras que varios estados: Estado de México, Morelos, Tlaxcala y la capital del país vuelven a sentir los estragos de la destrucción.

Se decretan tres días de luto nacional, los esfuerzos de los rescatistas y de la población en general comienzan a rendir frutos, son varias las personas rescatadas de entre los escombros. La ciudadanía vuelve a sorprender con su inmediata y pronta capacidad de organización, sale a las calles a buscar a aquellos que no se han encontrado, las universidades convocan a voluntarios a ser partícipes de las necesidades de los afectados, de inmediato se generan centros de acopio.

Existen también los vivales, esos sociópatas carentes de valores, de amor y de respeto, esos capaces de realizar actos de rapiña y de aprovechar la debilidad del otro para asestar el golpe cuando los otros son vulnerables, olvidando que lo que hacemos a los demás es un atentado en contra nuestra. Es en los otros que encontramos nuestro reflejo y, sin embargo, hay algunos que aún se resisten a darse cuenta.

De nuevo los mexicanos unidos en la desgracia, listos para apoyarse los unos a los otros sin “ismos” que nos separen, haciendo a un lado las posibles diferencias y listos para tender una mano, una sonrisa y dar esperanza a quienes quizá lo han perdido todo somos más y lo demostramos a nuestra manera y en la medida de nuestras posibilidades.

Dice nuestro Himno Nacional y dice bien: “piensa ¡oh patria querida! que el cielo un soldado en cada hijo te dio”. Los mexicanos estamos siempre listos para luchar los unos por los otros, como un juramento tácito por el simple hecho de ser mexicanos y, en esta ocasión, como resultado de la desgracia que nos hermana y nos vuelve uno.

A veces se me olvida, pero con orgullo veo en estos momentos que vivo en un México maravilloso, un México surrealista como gustan de llamarlo muchos, en el que a pesar de las noticias que a veces nos llenan de temor, somos muchos más lo que estamos dispuestos a compartir el pan, a abrir las puertas de nuestras casas, a no dormir para organizar y ser parte de las brigadas. Somos más los dispuestos a brindar una sonrisa, a generar centros de acopio y a conseguir amigos con autos para ir a dejar la ayuda a las comunidades y asegurarnos de que llegue a donde debe llegar.

Vivo en un México que despierta cuando es necesario y que está preparado para resurgir nuevamente de los escombros, un México donde la gente es capaz de ir a gastar lo que no tiene para llevarlo a los que lo necesitan, y que si no tiene con qué comprar está dispuesto a compartir su tiempo y su esfuerzo para sacar de entre lo que el terremoto dejó a alguien que quizá aún esté con vida.

Vivo en un México donde la gente es capaz de hacer lo que sea necesario por otra gente, donde lo imposible puede ser una promesa y estamos dispuestos a cumplirla.

Dicen por ahí que “la medida del amor es amar sin medida” y es justo así como los mexicanos nos amamos los unos a los otros, ojalá aprendamos a hacerlo siempre y no sólo cuando la desgracia nos azota, seríamos un país maravilloso, uno donde la violencia no cabría jamás y donde vivir sería un verdadero gozo…

@PalomaCuevasR
Paloma Cuevas Ramos: Sapiosexual, columnista, escritora y locutora. Corresponsal del programa A medios chiles de #LaPayolaRadio. Promotora y gestora cultural incansable. Madre y cómplice de sus tres mosqueteros, amante del café y de la verdad sin anestesia


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Paloma Cuevas

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