Laberintos del Poder... Dolor... indignación... unidad y asombro

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Laberintos del Poder... Dolor... indignación... unidad y asombro

Lunes, 25 Septiembre 2017 04:36 Escrito por 

La rapiña política ha sido puesta en evidencia una vez más tras la poderosa sacudida de la tierra que rugió en sus entrañas para traernos desgracia, muerte, luto y desolación. Y mientras los más se entregaron a las labores de rescate, los menos lucraron con el dolor ajeno.

Así, supimos que la esposa del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, “ordenaba” que toda ayuda que llegara a la entidad fuera entregada a bodegas del DIF pero no para hacer una distribución adecuada de cientos de despensas en los municipios afectados, sino para buscar hacer uso electoral de éstas para apoyar la próxima campaña de su hijo. La desvergüenza, cinismo y abuso de autoridad a su máxima expresión, de una señora carente de escrúpulos que no le importó el dolor y la tragedia de otros, sino la ambición de poder para que su vástago tenga cómo dar lo que no le pertenece.

Lo mismo sucedió en Pátzcuaro, Michoacán, donde la organización de un evento de carácter musical para apoyar a los afectados por la tragedia, se vio afectado por esa perversión humana, pues también llegaron autoridades del DIF municipal para etiquetar todas las bolsas y paquetes que se recolectaban con el sello de esa dependencia, en claro uso indebido de la responsabilidad pública, con la complacencia o instrucción del propio alcalde Víctor Manuel Báez Ceja.

Y así, los priistas también quisieron hacer su agosto poniendo en costales llenos de alimentos de comunidades que gobiernan, etiquetas con el logro de su partido. La política de nuestros políticos no tiene remedio.

Por fortuna, del otro lado de la conducta humana, la solidaridad se hizo presente para dejar atrás diferencias étnicas, económicas, políticas o raciales, y se unieron voces, manos, talentos, voluntades, corazones, para sacar lo mejor de nosotros y tratar de rescatar con vida a cientos de atrapados bajo toneladas de escombros de concreto y varillas retorcidas.

Estos serán sin duda tiempos de reflexión. La sacudida de la tierra debió sacudir conciencias. Estamos obligados a pensar en lo que
queremos como nación, como sociedad, para sacar del dolor propio y ajeno una gran lección. Debemos aprender a ser mejores mexicanos. Hoy somos muchos los que nos preguntamos ¿Por qué esperar a que las tragedias lleguen para dar o mostrar lo que nos hace racionales y humanos? ¿Lo que nos hace buenos o mejores? ¿No basta ya con todo lo que nos ha sucedido en lo económico, político y social para andar un nuevo camino y asumir un comportamiento diferente?

El mundo entero se volcó a nosotros en bendiciones, oraciones y apoyos diversos para darnos aliento y su mano amiga en estos tiempos oscuros para nosotros.

Debemos entonces demostrar a todos esos que creen y creyeron en nosotros, y a nosotros mismos, que estamos hechos de buena madera y por ello cambiar de una vez y para siempre. Será por el bien de todos. Será por el bien de quienes vienen y demandan, merecen y exigen un país que renazca para consolidarse en todos los sentidos y pueda ofrecerles mejores condiciones de bienestar y progreso.


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Emilio Trinidad Zaldívar

Laberintos del poder