Con singular alegría... El Tintero de las Musas

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Con singular alegría... El Tintero de las Musas

Martes, 14 Noviembre 2017 01:02 Escrito por 

Entre Iluminadas te veas.

Existen mujeres de excepción en el Estado de México. Una de ellas es por mucho Marcela González Salas Petricciolli. La conocí recién llegué a Toluca, hace ya 28 años. Ella fue la primera mujer en ocupar un cargo dentro de la administración pública, con Mario Ramón Beteta: fue la Coordinadora General de Apoyo Municipal.

Venía de ser Oficial Mayor de la Secretaría de Programación y Presupuesto que manejó Carlos Salinas de Gortari. La segunda, fui yo, con Ignacio Pichardo como Coordinadora General de Comunicadora Social.

Hoy Marcela ocupa la Secretaría de Cultura. Ella ya había sido la titular antes, o sea que se conoce de cabo a rabo todo lo que referente a ésta debe saber. A mi parecer está más que bien posesionada en ese lugar y en cualquier otro en el que la pusieran: es una extraordinaria política mexicana.

Me tengo que referir a ella en primer lugar, porque alguna vez fue un ángel en mi vida y en la de mi hijo. Cuando me refiero a ella, me tengo que parar el cuello y entender que algunas personas son verdaderos seres solidarios y llenos de luz que comparten lo que tienen. Marcela lo fue.

Les platico que una vez hace muchos años, mi hijo estaba grave.

Le diagnosticaron que le tendrían que quitar un riñón. Fue el día más terrible de mi vida. Estábamos en México, en el Hospital Ángeles. Y yo tenía a como diera lugar que traerlo a Toluca. Hice malabares. Por supuesto que lo primero que se me ocurrió fue llamarle a mi eterno amigo César Camacho. Fue mi compañero en el CREA y era el Gobernador.

Así, fui recorriendo poco a poco a todos sus cercanos colaboradores: a Carmelita, a Maru Pliego, a Martín Echeverri, hasta llegar a mí querido César que me abrió todas las puertas del Estado. Le tengo toda la gratitud del universo entero. Lo quiero entrañablemente.

El problema se resolvió en un santiamén. Se apareció Marcela, Directora General del Issemym, en mi casa en México con una ambulancia que trajo a mi hijo al hospital viejito que está en la Alameda. Cuando llegó había más de veinte doctores esperándolo. El Director era el doctor García Cisneros.

Marcela siempre estuvo presente en tiempo y forma. Con buenos tratos, buenos oficios y buenas maneras. La quiero enormemente. La maravilla fue encontrarla con su solidaridad y afecto. La recordaré como a un ángel que por serendipia se apareció en mi camino.


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Gilda Montaño

Con singular alegría