Un poder que no se vende: el voto

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Publicado en Opinión

Un poder que no se vende: el voto

Martes, 29 Mayo 2018 04:22 Escrito por 

A 33 días de la elección presidencial en México, Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia” (Morena, PT y Encuentro Social), lidera la intención del voto para la Primera Magistratura del país, a pesar de que persiste la guerra sucia, las campañas del miedo y la duda entre los mexicanos: “¿Lo dejarán llegar a la Presidencia?”

Analistas, políticos, líderes sociales y de opinión advierten sobre la eventualidad de un posible fraude electoral, mientras que en diferentes latitudes del país la ciudadanía y organizaciones sociales ya se han dado a la tarea de denunciar la “compra y/o coacción del voto” y el uso irregular de los recursos del erario, sin que el Instituto Nacional Electoral sancione a los actores políticos responsables.

Aunado a ello, persisten las campañas negras y del miedo contra el tabasqueño, tanto del PRI como del PAN, sin que hasta el momento se modifiquen las preferencias electorales que favorecen a AMLO, como mejor se le conoce a López Obrador.

Parametría, por ejemplo, antes del debate ubicó a AMLO con el 39 por ciento de las preferencias electorales, seguido del panista Ricardo Anaya, de Por México al Frente (PAN, PRD y MC), que alcanzó 25 por ciento. Muy atrás quedó Antonio Meade, de Todos por México (PRI, PVEM y Panal), con tan sólo 14 por ciento de las preferencias electorales.

Este mes, después de los debates, despegó el dos veces derrotado candidato presidencial (2006 y 2012), al superar hasta con 18 puntos al segundo en las preferencias electorales, tras el apoyo que de manera inusual expresó al tabasqueño la ciudadanía del norte del país, fenómeno que trascendió las fronteras del país.

Según encuesta del Grupo Reforma, AMLO se ubicó en el puntero con el 48 por ciento de las preferencias electorales, 18 puntos por arriba de Anaya (30 por ciento). Otra vez a la zaga quedó el candidato del PRI, Antonio Meade, quien apenas alcanzó el 17 por ciento de las preferencias, a pesar de que en sus espots advierte que de llegar López Obrador a la presidencia se acabarán los “avances” en salud, educación y otros programas sociales.

Un dato interesante es que el 61 por ciento de los encuestados considera que el gobierno de Enrique Peña Nieto está interviniendo en la contienda electoral para favorecer a su delfín.

Otra encuesta, la más reciente de Consulta Mitofsky, del 24 de mayo pasado, también advierte ya que los candidatos de Juntos Haremos Historia tendrían la mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión.

Es claro que de nada han servido las campañas del miedo dirigidas en contra de López Obrador, especialmente del PAN y PRI, ni las supuestas advertencias de los hombres de negocios más influyentes en los mercados financieros en cuanto a que sufriríamos una crisis económica como la de Venezuela, o desaparecerían los programas sociales gubernamentales, entre otros mensajes que reproducen Meade y Anaya en sus espots publicitarios.

¿Qué es lo que ha hecho que AMLO, de ser el candidato del miedo sea hoy el preferido entre una buena parte de los mexicanos? Además de ser el más conocido por su tercera participación electoral a la Presidencia de la República y no tener demostrado hasta ahora acto de corrupción o fraude escandalosos (recuérdese el presunto lavado de dinero por Ricardo Anaya y el caso de la Sedesol de Antonio Meade), la propia ciudadanía deja en claro en las redes sociales su hartazgo por una clase política “corrupta” que ha utilizado la riqueza nacional para fines personales y de lucro, sin importarle el derrotero de los mexicanos ni de la nación.

Tanto los ciudadanos de a pié como los de organizaciones sociales día a día denuncian las viejas prácticas de compra y coacción del voto, el uso ilícito y desmedido de recursos del erario en ese propósito, acciones que representan otra forma de corrupción sin que las autoridades electorales intervengan para detener a quienes infringen la ley.

Apenas este sábado, habitantes de las delegaciones Iztapalapa, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón, entre otras demarcaciones de la ciudad de México, denunciaron a esta periodista que militantes del PRD, tocando puerta por puerta, ofrecen tarjetas de débito color amarillo por un total de 2 mil 500 pesos a quienes entreguen copia de su credencial del Instituto Nacional Electoral y acta de nacimiento. De hacerlo, el monitoreo por parte de los perredistas a la ciudadanía continuaría tras la elección del 1 de julio.

“Son unos corruptos; nos dicen que votemos por (Ricardo) Anaya y una vez que gane nos cambian la tarjeta por otra y nos dan otra lanita. Los eché (de la puerta de su casa). No voy a vender mi voto, ya estamos cansados”, comentó una mujer de mediana edad muy molesta que asegura: “ya no tenemos la venda en los ojos”.

Todo hace suponer que AMLO y sus aliados llegarán a la Presidencia de la República y con mayoría en el Congreso, pero aún existe la duda de si los dejarán llegar y si en esta ocasión no habrá fraude electoral como se presume ha habido en otros procesos electorales (1988, 2006 y 2012).

Personajes como Porfirio Muñoz Ledo, ex embajador ante la Unión Europea, presume que podría fraguarse otro fraude electoral y que desde ahora el INE permanece agachado ante el clima de desinformación e incluso violencia verbal contra el candidato puntero.

Sin duda, dependerá de los ciudadanos el rumbo que tome el país en los próximos seis años, quienes tienen la responsabilidad de reflexionar si vale la pena vender el voto para continuar como un país sin oportunidades de desarrollo para la mayoría y con los más altos índices de violencia en los últimos dos sexenios.


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Eliza VelKott

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