Hablando de Pilares

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Publicado en Opinión

Hablando de Pilares

Miércoles, 20 Junio 2018 08:49 Escrito por 

Hace unos días le preguntaba a mis alumnos por el nombre del personal administrativo que cubre funciones secretariales en la Facultad en donde imparto docencia…

Ninguno de ellos tenía registrado nombre alguno. Les pregunté su opinión respecto a la labor que desarrollan. La mayoría coincidió en que son hostiles y que colaboran poco, incluso, uno de ellos me preguntó si desempeñaban funciones necesarias.

Recordé entonces a Pilar, secretaria de la dirección cuando yo era estudiante. Es cierto que eso fue el siglo pasado, no obstante, en los cortes del tiempo hablamos de poco más de dos décadas. Difícilmente había personas de la comunidad que no la conocieran; con ella empezaba la vida cada mañana.

Escribo y mientras escribo, evoco el olor a café y el sonido que generaba el contacto de sus dedos con las teclas de su máquina de escribir; sí, porque en esa época no era común el uso de computadoras.

Recuerdo a Pili caminado a toda prisa, abriendo y cerrando puertas, siempre me pareció gracioso verla bajar las escaleras, y en medio del patio gritar a todo pulmón el nombre del profesor a quien llamaban por teléfono; sí, porque en esa época no sólo no era común el uso de teléfonos celulares, no era común siquiera que los profesores tuvieran una extensión telefónica en su cubículo. Pili regresaba corriendo a su escritorio, para bajar nuevamente unos minutos más tarde e insistir con grito desesperado que seguían esperando en la línea a que les contestaran.

Así eran todos los días el quehacer de Pilar, de Margarita, de Ventura, de Elia, de Andrea y de Maricruz; sí, ese era el quehacer cotidiano de todas aquellas personas que fueron contratadas como parte del personal secretarial. ¿Qué pasó, cuándo dejaron de tener ese ímpetu, ese dinamismo, en qué momento dejó de ser imprescindible su presencia?

Hoy, la gran mayoría de las personas, apenas abren el ojo se conectan inmediatamente a los múltiples dispositivos móviles que son parte de su vida, empiezan a responder mensajes, correos electrónicos; antes de lavarse los dientes ya leyeron las noticas del día y dejaron delineados los temas que serán parte de su día, todos los días. Facebook y Twitter nos recuerdan quienes cumplen años, a quienes hay que felicitar, si debemos brindar alguna condolencia, si hay que asistir a algún evento.

Con la llegada de aplicaciones de mensajería instantánea tipo WhatsApp, la forma de comunicarnos y relacionarnos entre seres humanos ha cambiado radicalmente en muy poco tiempo, cualquier aviso, invitación e indicación se puede dar por esa vía, incluso, cada vez son menos necesarias las llamadas telefónicas, podemos compartir fotografías, imágenes, videos, archivos.

Todo lo podemos hacer sin siquiera hacer ruido, sin despertar a quien duerme a nuestro lado, sin estrechar las manos, sin delinear sonrisas, sin habernos mirado a los ojos con nadie. En nuestro celular, móvil o tableta tenemos nuestro directorio, camino a la oficina podemos pasar por un café. El tic-tac del teclado forma parte de nuestra historia, así como en muchos sentido el personal secretarial, dejó de ser uno de los pilares esenciales de la vida laboral.

Escribo y mientras escribo le pido a Pili, mi Pili que me acerqué un café, que me regalé una llamada telefónica y que no olvide darle temprano el mensaje a sus compañeros mañana que los vea. Ella me asiente con la cabeza y me corresponde con una sonrisa. Escribo y me detengo a observar, hablo en voz alta, aunque el teclado de mi computadora no me corresponde con una sonrisa…

No es esta la única profesión u oficio que ha tenido que adaptarse a los cambios que traen consigo el desarrollo de las llamadas nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y quizá por ello es importante reconocer que este cambio no solo afecta a quienes desempeñan labores de control directo, como las secretariales, las máquinas también amenazan cada vez con sustituir la propia mente humana.

Lo anterior remite a una descalificación técnica y cognitiva de amplios sectores de la fuerza laboral, como uno de los principales problemas a los que debe enfrentarse el sistema educativo y el de formación profesional extraescolar. Ante ello, es posible plantear que quizá un día alguien pregunte no sólo si son necesarias las funciones de una secretaria o de un docente, sino incluso si son necesarias las funciones del estudiantado.

 

 

 


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Ivett Tinoco García

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