Muy al estilo de un famoso personaje de la televisión mexicana, el próximo Secretario de Seguridad del Gobierno Federal “como dice una cosa dice otra” y no se contempla que se prevean, verdaderamente, políticas públicas en esta materia.

Primero dijo que se creará una Guardia Nacional a partir de las fuerzas armadas y las policías, para posteriormente manifestar que no existirá mando único sino un modelo único de policía. Sólo nos deja más dudas sobre ¿cuál es el objetivo real a seguir en esta materia?

Es muy importante mencionar que el modelo único de policía ya existe; se encuentra descrito y mencionado en la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en la que se establecen los detalles para unificar los criterios de selección y permanencia de los policías de los tres niveles de gobierno; se homologan las características de cada policía y se señalan los beneficios laborales y sociales para los servidoresnpúblicos de seguridad pública y procuración de justicia, así como quienes persiguen delitos.

Nuestro problema es que, por diferencias políticas, nunca se ha logrado que funcione la ley; los recursos no son bien repartidos y los beneficiados son pocos estados y municipios; por ello, el modelo único de policía que ya existe legalmente no se ha podido consolidar en la realidad, pero ya se estableció. Hay que decírselo al próximo secretario de seguridad.

Por otro lado, manifestar que el Estado no reprimirá los movimientos sociales es una verdadera falacia que contradice toda las teorías políticas y legales. Un Estado de Derecho como el nuestro, no puede ser represor, pero sí debe utilizar la fuerza pública para obligar al ciudadano a cumplir con sus obligaciones.

Debemos entender a la fuerza pública como la potestad jurídica que tiene el mismo Estado para hacer cumplir sus determinaciones y preservar, precisamente, los derechos de la ciudadanía; la fuerza pública no es el ejército ni la policía como tales, la famosa fuerza pública es una figura jurídica que se hace valer a través de diversas instituciones del Estado y, efectivamente, una de ellas es la policía

En las más antiguas teorías de control social, se habla precisamente del derecho que los ciudadanos cedimos al Estado para una convivencia pacífica en la sociedad.

En fin, estimados lectores, un Estado de Derecho democrático, como el nuestro, tiene la obligación, precisamente, de otorgarnos tranquilidad; que la seguridad no sea un sueño sino una realidad, en la cual aquel que vulnere las normas jurídicas sea sancionado conforme a la gravedad de la falta.

Esperemos que se defina la política de seguridad y que cumpla con la expectativa de todos los mexicanos, quienes votaron y también los que no, por un nuevo sistema. Los mexicanos necesitamos sentir paz y saber que nuestro hijos y nietos vivirán en un país de oportunidades para todos, con mejores prerrogativas para quienes cada día se esfuerzan en estudiar y trabajar; en ser ciudadanos útiles a nuestro México.

Por cierto, exijamos a nuestras nuevas autoridades municipales que en materia de Seguridad y Protección Civil se nombre a verdaderos profesionales.