¿Cómo se piensa combatir a la delincuencia común y en específico a la organizada?
La creación de la “ Guardia Civil” es verdaderamente preocupante, pues el nombre no tiene nada que ver con el modelo que se pretende implementar; en realidad, debería denominarse “Guardia Militar” y la militarización del modelo de policía está llegando a su fase final. No es nuevo el pretender dar al Ejército y Marina la responsabilidad de la seguridad pública. Recordemos que a finales de los ochentas y principios de los noventas, con la creación de la Policía Federal Preventiva, se comisionan soldados en activos y pasan a formar parte de ésta corporación, lógicamente, los mandos se extraen del ejército mexicano. También debemos puntualizar que a partir del crecimiento de la problemática delincuencial en nuestro país, muchas corporaciones municipales y estatales fueron manejadas por miembros del Ejército, la mayoría retirados.
Sin embargo, esta composición mixta de los cuerpos policiales nunca dejó de depender de la autoridad civil y no se dejó en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional, como pretende hacerse con la tan mencionada Guardia Civil.
Así es, estimados lectores, recuerdo bien la creación de la Policía Federal Preventiva, en la cual se reunió a la extinta Policía Federal de Caminos y otras corporaciones, entre ellas, las encargadas de aduanas; sin embargo, ante la falta de elementos, una parte importante de esta corporación (las fuerzas federales de apoyo), fueron conformadas por personal del Ejército mexicano y su mando fue entregado a un general, sin olvidar, que el titular de dicha policía fue un vicealmirante; sin embargo, siempre adscrita a la Secretaría de Gobernación.
En el primer caso, no puede ser entregado el control social y la fuerza pública a la determinación de quién no tiene una formación en lo relacionado a la administración gubernamental, la justicia y el respeto a los derechos fundamentales de las personas. Si bien es cierto, el Ejército está formado por mujeres y hombres leales a la institución y al país, también lo es que están enfocados a las situaciones de conflictos bélicos porque ese es el espíritu de su formación y ésta no les permite la subordinación a la autoridad civil. Lo más preocupante, es que los futuros responsables del tema de seguridad se deslinden de su obligación, argumentando que las policías militar y naval están preparadas y capacitadas específicamente en temas de seguridad pública y para combatir a la delincuencia. No es verdad, las policías militar y naval tienen como objetivo el cuidado de las instalaciones militares y la aplicación de la ley castrense, con procedimientos específicos, que no tiene relación con la seguridad ciudadana, y mucho menos con el control social que le pertenece al Estado a través de la autoridad civil.
Como claro ejemplo tenemos la acción del más alto tribunal de la federación, dejando sin efecto la ley de seguridad interior que de alguna manera legalizaba la actuación del Ejército en el combate a la inseguridad. Qué penoso que la próxima Secretaría de Gobernación no concuerde en opinión con sus ex-compañeros, ¿dejaría de pensar como jurista?
En conclusión, si bien es cierto que los militares y marinos, a quienes respeto mucho, ya han jugado un papel importante en materia de seguridad, también lo es que no podemos dejar en sus manos, un tema tan importante para la tranquilidad de la ciudadanía. Y recordemos que en los países como España, Chile y Argentina, que ya cuentan con un modelo como el que se quiere implementar en México, éste depende de la autoridad civil.
Por cierto, consultando la historia en materia de seguridad pública, creo que ningún militar ha sobresalido como mando policiaco.
