Lord... ¿qué?

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Publicado en Opinión

Lord... ¿qué?

Domingo, 05 Julio 2020 00:06 Escrito por 
Lord... ¿qué? Lo bueno, lo malo y lo serio

En un verdadero circo están convertidas las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador, el paladín de palacio que se regodea presumiendo sus hazañas para vencer a los neoliberales, conservadores, corruptos, y culpables de todos los males de la vida política del país.

Para dar constancia de ello, son utilizados personajes afines a su gobierno, y desde luego están dispuestos a prestarse para anteponer sus intereses, facilitando el momento para dar entrada a la información que desea manejar el titular del ejecutivo federal. Estos personajes aparentemente se encuentran al servicio de lo que les dicte Jesús Ramírez, coordinador de prensa de presidencia, porque es vergonzoso verlos leer las preguntas que obviamente le acomodan al orador para lucirse.

No son los únicos, existe todo un ejército diseminado en redes, y en medios que aparentan independencia, y que defienden al gobierno, sobre todo; atacan sin piedad a quien no se “porta bien” y no le dan el trato que “merece” a la información que tenga que ver con la 4t. Entre ellos además, surgen los radicales, los que llegan a llamar sin pudor alguno, “sicarios mediáticos” a quienes hacen un trabajo profesional, al preguntar, investigar, opinar.

El término que se utiliza para identificar a los periodistas que no se alinean, se ha convertido en el preferido de los que si lo hacen, pero el mandatario no ha hecho el menor intento por reconvenir a quien lo refiere, al contrario, de ahí parte para continuar con su discurso y clásico ataque a la prensa fifí, aunque con descaro después diga que “ya no es como antes” y que nunca como hoy, se ha tenido tanta libertad, no me diga.

Sólo basta una pequeña provocación para que escupa todo el veneno, que, ¡claro! a diferencia de lo que exige a los demás, sin pruebas; señala, acusa y sentencia, al que se le haya ocurrido hacer alguna pregunta incomoda, o publique una investigación de su gobierno, o de su gabinete, que los exhiba o exhiba sus mentiras. Ha quedado demostrado que puritanos, pues no lo son.

Todos los días López Obrador desde su cómoda posición arremete en contra de los que llama sus adversarios, los conservadores, los neoliberales, los fifís, y otros, son muchos los calificativos que utiliza. Su forma de expresarse no parece corresponder a quien presume que se siente obligado a defender la investidura presidencial, menos, cuando ha llegado a estar ataviado de panes y flores en total ridículo.

Por eso, parece cómico que exija respeto a la investidura cuando es el primero que no lo hace. Ahora, además se queja de ser el presidente más insultado en más de cien años. Con sus “otros datos”, esos que sólo él conoce, puede ser, pero evita cualquier posibilidad de autocrítica.

Que el presidente se queje tanto de la prensa que no habla bien de su administración, o de algún integrante de la 4t, y que utilice tanto tiempo para “defenderse” le ha funcionado, pues es parte de las cortinas de humo que le sirven para distraer la atención, y las que utiliza porque no hay resultados positivos como para presumir.

En lo que va del sexenio, los problemas que aquejan a los mexicanos han aumentado significativamente.

El tabasqueño quedó atrapado en el pasado, ese que pertenece al tiempo en el que gobernaron Luis Echeverría y López Portillo, por lo mismo, su visión es muy anticuada, negada a ver la actualidad moderna. Muestra su talante conservador, pero acusa a todos los demás de serlo. Muestra su vena autoritaria, pero presume de compromiso con la democracia. Cada señalamiento que hace, se le revierte, lo que dice no gustarle de los demás, lo refleja en su propia persona.

Como el gran manipulador que es, levanta un circo de cinco pistas, y ya empieza a utilizar sus cartas guardadas, como la que representa Emilio Lozoya Austin, ex director general de Pemex, para entretener a todo el mundo, mientras continúa con la destrucción del país.

López pasa por alto que la clase media del país mucho tuvo que ver para que venciera a sus oponentes, misma a la que no le parece gracioso escuchar que deben conformarse con un par de zapatos, un carro austero y comer sólo arroz y frijoles, y que, particularmente, no espera recibir la limosna que reparte en sus programas sociales, porque le gusta pensar y está acostumbrada al trabajo honrado como forma de vida.

El desfile de los grupos que AMLO considera molestos es interminable, médicos, policías, padres de niños con cáncer, sociedad civil, mujeres, etcétera, son muchos los agraviados, pero AMLO dejó algo muy claro al principio de su administración, no les teme, porque se siente padre de la manifestación en el país.

Al tabasqueño no le preocupa, porque calcula que con el registro de los beneficiarios de los programas sociales, que llevan los siervos de la nación, y de que sus adversarios se encuentran moralmente derrotados, le alcanzará para asegurarse el triunfo de las elecciones del próximo año.

Aunque no todos los que aparecen en el registro de sus listas están muy contentos con su desempeño, la gente empieza a darse cuenta que no existe la tan presumida diferencia con “los de antes”, y eso se viene reflejando en el sondeo de aprobación de su gestión.

Y no será suficiente que utilice con exageración a esos personajes que acuden a sus mañaneras para insultar y calumniar a los verdaderos periodistas.

Los verdaderos periodistas no se rebajan a leer preguntas a modo para que el orador se luzca.

No estamos bien, no vamos bien, y personajes como Lord… no se qué, terminará por desaparecer una vez que concluya su gobierno, porque ese día llegará.

 


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio