México, nuestro México. Por alguna razón siempre nuestra fe rebasa a la razón, creemos que la selección mexicana ganará el mundial de Rusia pero nuestra justificación está basada en meras ilusiones. Así ha sido siempre, sin fundamentos lógicos o antecedentes concretos que den paso a creer de verdad que el mundial puede ser nuestro. La exigencia a los jugadores que nos representaran en Rusia excede cualquier otra que quizá deba tener mayor importancia, porque cuando la vida no da lo que esperamos, ponemos toda nuestra esperanza y vomitamos la frustración sobre nuestro representativo de fútbol Nacional.
El mundial sucede cada cuatro años, no pasa todos los días, la ilusión es inmensa. Tenemos romper el trauma de quedarnos en el cuarto partido, no se nos ha dado lamentablemente pasar de ahí en los últimos veinticuatro años cuando Bulgaria ganó 3-1 en la tanda de penales; hace veinte años, Birehoff y Klinsmann le dieron la vuelta al gol del “Matador” Hernández; hace dieciséis, McBride y Donovan de los Estados Unidos, nos proporcionaron la derrota más dolorosa de los últimos tiempos; hace doce, Maxi Rodríguez nos expulsó con ese riflazo al ángulo; hace ocho, Ricardo Osorio nuestro compatriota y Carlos Tévez nos aniquilaron 3-1 en Sudáfrica; hace cuatro, el actor de primer nivel Arjen Robben y el tiro súbito de Sneijder nos quitaron el quinto partido cuando más cerca lo veíamos. Yo creo tenemos este año la oportunidad perfecta para no solo llegar al quinto partido, si no trascender como selección y ponernos al nivel de las potencias del deporte.
Estamos con el Jesús en la boca, con miedo real a que Alemania nos humille porque sabemos que puede pasar, enfrentamos al campeón defensor y siendo el primer partido, este puede orientar el camino de “El Tri” en Rusia. Tenemos plantel para competir con Alemania, no agachemos la cabeza, si bien es una selección completa en todos los ámbitos del juego, México tiene cartas para hacer partido y si se pierde no es el fin del mundo, sabemos nuestra desventaja. Debemos vencer la etiqueta que tienen los teutones de colosos, a fin de cuentas son once jugadores contra once jugadores, la única distinción son los nombres y me atrevo a decir que la popularidad de Alemania en el mundo. Es una prueba dura pero no imposible, como dije antes, nuestra fe no está justificada pero no necesita estarlo, tenemos el deber moral de creer en nuestro país.
Después de Alemania, Corea es el examen, una selección ampliamente competitiva, rápida y con una capacidad física-atlética que sin duda es su mayor fortaleza. Como mencioné previamente, el partido contra los teutones definirá la clase de mundial que hará México pero la prueba contra el país asiático es sin duda una pequeña oportunidad para corregir el rumbo en caso de que el primer obstáculo no sea beneficioso para nuestro equipo nacional.
Por último enfrentaremos a Suecia, un equipo con un físico y potencia importantes. Competirle cuerpo a cuerpo no saldrá positivo para México por lo cual se deberá usar la principal virtud de nuestra selección, la posesión. En caso de que en este enfrentamiento se defina el pase a los octavos, el panorama se obscurecerá porque no es un partido fácil menos cuando el segundo lugar, si todo va de acuerdo a la lógica de los pronósticos, estará competido por México y Suecia. Todos confiamos en que nuestra selección pase de la fase de grupos, todos queremos que así sea. Si se logra avanzar de esta fase, lo más probable es enfrentar a Brasil, equipo que México ha vencido muchas veces en competiciones internacionales oficiales de la FIFA. Es uno de los favoritos a ser campeón pero su coco histórico, al menos en Latinoamérica, somos nosotros.
Después de esta pequeña exposición quiero manifestar mi opinión objetiva sobre el papel de México en Rusia, creo que pasaremos de grupos pero de nuevo quedaremos en octavos. Ojalá me equivoque, de verdad en serio espero no acertar con este pronóstico sin embargo todo puede pasar.
En el fútbol las posibilidades son infinitas, si bien hay selecciones favoritas y con jugadores de mayor calidad, esto no define que vayan a hacer un papel destacado en la justa mundialista. Absolutamente nada está definido, México depende de sí mismo para destacar y ponerse cabeza a cabeza contra los mejores del mundo, y por qué no, soñar con ganar el primer mundial en la historia del país.
