Diálogos en el averno (XIV)

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Diálogos en el averno (XIV)

Miércoles, 23 Mayo 2018 00:06 Escrito por 

En el Siglo XXI, Simplicio se encuentra a su viejo Maestro Don Prudencio...y el Diablo se mete a la plática.

Simplicio: Don Prudencio, Maestro, !qué gusto verlo!

Don Prudencio: Joven Simplicio, qué casualidad encontrarlo por acá en su vieja Alma Mater, el Instituto Tecnológico. ¿Cómo va usted?

Simplicio: Muy bien, Don Prudencio. Y usted, ¿qué tiene, que lo veo tan tristón?

Don Prudencio: ¿Qué quiere usted que tenga? Estas cosas del día que traen a los hombres quién sabe cómo.

Simplicio: Ríase usted de las cosas del día y más en México, donde todo se vuelve fervores escolásticos. El día que sucede alguna novedad, ¡qué alboroto!, no se habla de otra cosa en todas partes; pero al día siguiente no hay quien se acuerde de ellas; y así, amigo mío, las cosas del día de hoy las borran las de mañana. ¿No le parece a usted esto que dije muy bueno para título de un papelucho?

Don Prudencio: Usted tiene muy buen humor y mucho despejo y desenvoltura.

Simplicio: Sí, gracias a Dios y no tengo por qué estar triste. Soy joven, tengo dinero, palco en el Estadio Azteca, asiento en los toros, coche en la calle, muchachas que me diviertan, estimaciones dondequiera y robusta salud, ¿no fuera un tonto en acibarar estos placeres que me proporcionan la naturaleza y la fortuna por andar indagando qué dijeron en las Cámaras, qué se lee en los periódicos y qué se cuenta en el Portal de internet? Sería sin duda un gran majadero en indagar noticias que nada me importan y más si eran funestas.

Don Prudencio: ¿Conque el estado actual de la República es para usted una cosa indiferente?

Simplicio: Sí, señor, y duermo muy tranquilo porque sé que duermo muy seguro.

Don Prudencio: ¿Y en qué funda usted esa seguridad?

Simplicio: ¡Oh, en que el gobierno vela cuando yo duermo!

Don Prudencio: ¿Y si el gobierno se duerme también al mismo tiempo?

Simplicio: Eso es imposible. ¿Cómo se ha de dormir cuando le interesa la seguridad de la República y la suya misma?

Don Prudencio: Muy bien, porque se compone de hombres y los hombres, aun los más activos, son los más propensos al sueño y se duermen de cuando en cuando. Aliquando bonus dormitat Homerus,  que significa: "De vez en cuando incluso el gran Homero se despista", si recuerda sus lecturas en latín, querido Simplicio.

Simplicio: Pues suponga usted que el gobierno dé algunas cabeceadillas, ¿qué peligro hay en eso?

Don Prudencio: ¡Friolera!, que nuestros enemigos se aprovechen de ellas y nos sorprendan cuando menos lo pensemos.

Simplicio: ¿Qué enemigos, hombre? ¿Qué está usted hablando?

Don Prudencio: ¿Cómo qué enemigos? Una porción de gachupines que no nos pueden ver; otra porción de frailes, canónigos y clérigos fanáticos, y otra porción de americanos pícaros que por su ignorancia o malicia aumentarán el número de nuestros enemigos y les ayudarán de muy buena gana a remacharnos para siempre las cadenas de la más vergonzosa esclavitud; y entonces, a Dios dinero de don Simplicio, a Dios palco, a Dios asiento
en los toros, a Dios muchachas bonitas, a Dios de su libertad y a Dios de todo. Si dejan a usted con vida, tendrá a mucho honor ser mozo de café y dar bola a las botas de uno de sus amos.

Simplicio: ¡Oh, por supuesto que nos harían añicos! Madera faltaría para hacer horcas, fierro para cadenas, casas para inquisiciones y leña para hogueras; pero este caso es imposible.

Don Prudencio: ¡Cómo imposible, hombre de Dios! Esa maldita confianza ha de ser causa de que nos lleve el diablo. 

Diablo: ¿Y Yo Por Qué?

Simplicio: Ay, maldito demonio, te habías tardado en aparecer.

Don Prudencio: ¿Quién es tu amiguito, Simplicio?

Simplicio: Un rojillo alborotador, que nada más anda creando problemas en el país.

Diablo: Órale, el que les causa problemas es su propio mal gobierno y las malas intenciones que tiene el vecino gobierno.

Simplicio: Como todo se quede en intenciones, no hay cuidado.

Don Prudencio: Ya se ve que no, y aunque no confío mucho, pues temo la expedición en este año, más temo a los enemigos de casa. Éstos están ligados con aquéllos; piensan muy delgado, y aunque se les haya frustrado, por ahora, la conspiración, les quedan todos sus elementos; y si el gobierno se duerme, nos llevará Barrabás.

Diablo: Pues yo creo que ya se los llevó...

(Mayo 2018)


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Javier Ortiz de Montellano

Articulista invitado