El mundo cambia continuamente

DigitalMex - Periodismo Confiable

Publicado en Opinión

El mundo cambia continuamente

Lunes, 03 Junio 2019 00:14 Escrito por 
El mundo cambia continuamente Con singular alegría

"Para Diana, que, con su afán y su constancia, ha hecho que quienes escribimos aquí, seamos leídos. La última cifra que supe que tenía mi Digitalmex, era de más de nueve millones de lectores hasta mayo, en este año. Qué alegría que cuando ella decidió crearla, la pude acompañar. Felicidades por tu nueva Presea. Mereces eso y más…"

Estoy sentada en la orilla de la fuente, y recibo allá a lo lejos una percepción de que éste, mi mundo del que no he querido salir ni a ver la luna, cambia continuamente. Cada segundo, cada instante se van generando nuevos procesos del saber y por ende del ser.

Me dicen mis compañeros que ahora tengo que hacer cada lunes un ensayo en el que me entere de lo que está sucediendo en el mundo de la informática. Y yo recuerdo…

Y en el aprender cotidiano también trato de ver que este espacio es para entender que en millonésimas de segundos se desató de un hoyo negro un Big Bang que ha sido el origen de la vida: galaxias, mundo, vida, Dios. Ese que nosotros conocemos.

Leo cosas que de plano me dejan absolutamente atónita. Jamás podría pensar que en un dedo, vamos, en la uña de cualquier dedo podría caber tanta información como la que pueden tener los nuevos chips, que contienen información de todo lo que pueda necesitar un ser humano.

Y cuando hablo de recordar, me refiero precisamente al hecho de que apenas hace veinticinco años –muchos de mis compañeros tienen esa edad-, yo pasaba información de oficinas de prensa, a mis compañeros en los periódicos, no por vía fax, sino por un aparatote llamado telefax, con una tira larga, largísima llena de hoyitos que contenían información clasificada, muy fácil de leer.

Vamos, las computadoras eran del tamaño de un edificio… Las tarjetas estaban perforadas… Y por supuesto no había un solo indicio de que pudieran existir computadoras pequeñitas, que utilizaríamos en cada uno de los escritorios, y que podríamos llevar a todos lados para poder ejercer nuestros muy peculiares trabajos cada quien.

Hace casi treinta y cinco años fui a Japón por espacio de 6 meses, a estudiar Planificación Familiar. En ese momento, cuando veía a cada japonés “importantísimo” en un cubículo pequeñito, sin secretaria, con solo un teléfono -que podría comunicarlo al resto del mundo- y con una computadora de las de antes, que le servían –decía yo- para poder organizar, implantar, planear, o rehacer su trabajo cuantas veces lo necesitara, no entendía yo lo que estaba pasando.

Era otro mundo. Los estantes de las tiendas estaban llenos de cámaras digitales, de computadoras portátiles, de televisiones de plasma, las llamadas eran hechas con tarjetas y sumamente baratas… Y nosotros todavía no podríamos entender qué estaba pasando, porque de esto no teníamos absolutamente nada.

Ahora cuando abro el periódico en la página que tiene cualquier periódico que se han quedado en circulación –cuando todos están quebrando- y leo que existe una página especial para la informática, cambian todos mis esquemas: no es el mundo que yo estaba manejando hace apenas treinta años…

¡Pero cuando leo el artículo titulado “En la punta de los dedos!”, escrito por Juan Carlos Zamora, y me entero que en un mini arroz cibernético llamado veri-chip, todo el mundo puede tener un código, una identificación, una genética compacta allí metida… esto hoy, se me hace verdaderamente prodigioso y maravilloso.

Estos chips que parecen mini arroces, tienen una capacidad de 8mb, hasta de 1gb. Y que pueden usarse en pc´s y en tv´s. , mi cabeza traba de entender que la tecnología nos rebasó y que no somo más que un instrumento de nuestra propia inteligencia que es capaz de instruir a una computadora sobre qué queremos que instruya al mismo ser humano que no ha sido capaz de crear esto…

Entender está en el tamaño de un arroz que sirve para que a centenar de metros de distancia nos ubiquen; para que al llegar a un hospital sepan qué tipo de sangre tenemos; vamos, nuestra situación genética de cabo a rabo; que sepan que solo somos lo que hemos sido capaces de entender.

Y eso, por supuesto que todavía no lo sabemos. Tal vez solo algunos pocos de mexicanos que se enteran a través de Internet qué es lo que pasa en el mundo. Porque ochenta millones más, lo único que entienden es que por ahora lo único que les hace falta es saber qué es lo que comerán mañana. ¡Por eso, todos los días le apuesto a la planificación familiar! ¡Hecho está!


Visto 1843 veces
Valora este artículo
(1 Voto)
Gilda Montaño

Con singular alegría