El domingo primero de julio se elegirán 8 gobernadores (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán) y un jefe de gobierno de la Ciudad de México.
De esas 9 entidades, sólo Veracruz no escogerá nuevos ayuntamientos. La ciudad capital renovará sus 16 alcaldías.
Junto con la elección presidencial y la renovación de la totalidad del Congreso de la Unión (500 diputados federales y 128 senadores) en 17 estados del país se escogerán presidentes municipales:
ESTADO # ALCADÍAS
Baja California Sur 5
Campeche 11
Coahuila 38
Colima 10
Chihuahua 67
Guerrero 80
Estado de México 125
Michoacán 112
Nuevo León 51
Oaxaca 153
Querétaro 18
Quintana Roo 11
San Luis Potosí 58
Sinaloa 18
Sonora 72
Tamaulipas 43
Zacatecas 58
Es decir, los gobernadores Carlos Mendoza Davis, Alejandro Moreno Cárdenas, Rubén Moreira, José Ignacio Peralta, Javier Corral, Héctor Astudillo, Alfredo del Mazo, Silvano Aureoles, Jaime Rodríguez Calderón (interino Manuel Florentino González Flores), Alejandro Murat, Francisco Domínguez Servién, Carlos Joaquín González, Juan Manuel Carreras, Quirino Ordaz Coppel, Claudia Pavlovich, Francisco García Cabeza de Vaca y Miguel Alonso Reyes, además de intentar meter el mayor número de legisladores a las cámaras federales, intentaran lograr el mayor número posible de presidentes municipales a fines.
Se están jugando su pellejo. Saben que fracasar en este proceso electoral los podría llevar tras las rejas, o bien, fortalecerse en el cargo.
Algunos de los mandatarios locales están más preocupados por su elección local, que el resultado de la elección presidencial, ya que gane quien gane el despacho de Palacio Nacional será amigo de los gobernadores. Es más, entre la membresía de la CONAGO se bromea que si uno es panista, es mejor tener a Presidente de la República del PRI; y si un titular del ejecutivo local milita en el PRI, prefiere huésped de los Pinos del PAN. Eso sí, nadie sabe cómo los trataría Andrés Manuel López Obrador.
17 gobernadores se jugarán su futuro; el triunfo se convertirá en un seguro de vida político; pero si logran pocas presidencias municipales amigas, iniciará en los próximos meses su pesadilla más sangrienta.
No escatimarán dinero ni esfuerzo, porque el llanto de la noche del primero de julio podría convertirse en el inicio de entregar el poder a su enemigo, andar a salto de mata y acabar en un centro de readaptación social, haciéndole compañía a los Duarte o a Roberto Borge.
*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRentería
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