Lista para no festejar

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Publicado en Opinión

Lista para no festejar

Viernes, 10 Mayo 2024 03:22 Escrito por 
Noemí Muñoz Noemí Muñoz Ganando Espacios

Empiezan los festejos del Día de la Madre y ¡qué chinga, caray! Dan muchas ganas de mandarlos a todos a saludar a ya saben quién. Creo que este festejo es el más romantizado de todos.

 Mire usted… Todo comienza con el bendito festival, el cual conlleva gastos de un vestuario que usarán por veinte minutos, el consabido permiso que hay que rogar en los trabajos y, por supuesto, estar atenta a que salga el retoño, mientras tratas de estirar lo más que puedas el cuello para verlo. Después, regresar corriendo al trabajo con los pies punzando, al igual que la cabeza, porque madre que se respeta debe estar “ahí”, viviendo ese momento.

Durante el “festejo” tienes que ver que los niños ya estén listos para el restaurante, cocina, marisquería, antojería, casa de las abuelas o a donde sea que nos van a llevar. Los niños hacen berrinche, comienza el estrés que van creciendo conforme aumentan las peripecias para “festejar”. Los restaurantes están llenísimos y en días como éste, donde el calor está a todo lo que da, solo se escuchan gruñidos, aspavientos, chillidos, etc.

Obviamente, la festejada, nosotras, debe presumir sonrisa, ser toda cariños, ternura y agradecer todo el tiempo, porque así lo dictan las canciones, las normas, aunque quieras huir del lugar porque no aguantas los lugares llenos y mucho menos estar al pendiente de que a todos les sirvan y salga todo perfecto.

No sé cómo le hace el sistema social para siempre encapsular a la mujer a ciertos roles que son agobiantes.

En medio de ese ambiente abrumador estamos las mujeres, algunas en su rol de hijas, madres, abuelas, pero ahí, cumpliendo esa expectativa arraigada en nuestra cultura. Sin reflexionar que el trabajo de casa es el que no recibe remuneración, y que muchas sufren de violencia verbal, psicológica o física.

Aún se espera que ser madre sea el objetivo de una mujer y se ve a las que no pueden tener hijos como incompletas, las que “se les negó ese don”. El don de dar sin medida y sin fondo, diría yo.

Se olvidan con facilidad las estadísticas, pero éstas nos recuerdan la brecha que nos separa de la igualdad.

De acuerdo a datos del INEGI, tres de cada diez, son jefas de hogar, o sea, padres ausentes o haciendo otros hogares. En cuanto al ingreso, trabajadoras subordinadas y remuneradas, 46.7 por ciento ganó hasta un salario mínimo y 31.3 por cierto recibió más de un salario y hasta dos salarios mínimos. Solo 6.9 por ciento percibió más de dos y hasta tres salarios mínimos y 3.8 por ciento, más de tres. En resumen, trabajamos más, pero no percibimos un salario que nos saque de la carestía, no vivimos, sobrevivimos.

Las madres debemos estar al cuidado de nuestra vestimenta, velar por sus estudios, cuidar que tengan sano esparcimiento, es decir, llevarlos a sus actividades físicas, ser chofer, enfermera, psicólogas y todo eso que dice que nos corresponde. Vivimos en la angustia de que nos alcance para la quincena, para el helado, para el disfraz, para el cine, porque aparte de cuidar su vida, también tenemos que hacerlos felices.

¿Qué me gustaría hacer el Día de las Madres? NADA, ver series, leer un buen libro sin tener que preocuparme por doblar ropa o salir corriendo por ellos al entrenamiento. No quiero fastidiarme pidiendo algo que ni me a va a saber, porque muchas mamás me mirarán paradas y furibundas porque aún no les toca mesa.

Creo que para toda mamá, el silencio, el no oír voces de peticiones o tener la culpa de no echar la ropa a la lavadora, de hacer las compras, de tener listo el uniforme, serían una verdadero placer. Vale más que una comida o un paseo.

El 10 de Mayo en muchas ocasiones es un día interminable que nos deja HASTA LA MADRE.

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Noemí Muñoz

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