Mientras PRI y PAN apenas delinean la manera en que seleccionarán su candidato a la Presidencia de la República para 2018, AMLO anda de gira por Sudamérica no solo para posicionarse sino para establecer alianzas con miras al proceso electoral.
El tabasqueño debe ser muy cuidadoso para no resbalar en su tercer intento consecutivo por colocarse la Banda Presidencial (la de verdad, no el trapo que usó en su “presidencia legítima”) y la gira por el sur del continente es fundamental para sus aspiraciones.
López Obrador parece haber entendido que sí hay un grupo con el que no debe pelearse es el de los empresarios y para eso es este viaje, busca mostrarles que en caso de una victoria suya no hay peligro de inestabilidad económica sino de oportunidades comerciales.
No queda claro en calidad de qué está haciendo su viaje el tabasqueño ni sí es pagado por él, por su partido o por sus promotores, lo cierto es que está buscando afianzar su imagen en un segmento que en las dos ocasiones anteriores le dio la espalda en el momento decisivo.
El segmento electoral lopezobradorista ha llegado a su tope, no tendrá un mayor crecimiento del que ha alcanzado y la campaña deberá consistir en no perder lo ya obtenido para buscar que las cuentas le alcancen.
Lo mejor que le puede pasar a Morena es que los demás partidos decidan ir por su cuenta con sus respectivos candidatos, de esa manera el voto se segmenta y el enfrentamiento sería contra sus estructuras.
La elección del Estado de México deja a Morena en la indefinición, ahora saben que deben buscar el voto del descontento pero también que AMLO se desgasta fácilmente y que, peor aún, tiene tendencia a sacar su parte totalitaria e intolerante durante la campaña.
Pese a todo, el que sus rivales estén distraídos en sus actividades internas le está dando una importante ventaja a López Obrador que está tratando de aprovechar de la mejor manera posible porque, para él, la campaña ya está en curso.
