San Mateo Atenco, la declaratoria de un desastre

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San Mateo Atenco, la declaratoria de un desastre

Viernes, 07 Septiembre 2018 16:51 Escrito por  D. Mancilla Álvarez

 

 

San Mateo Atenco/Estado de México

Hay olores que nos sumergen en la desgracia; este olor invade San Mateo Atenco. Son millones de metros cúbicos los que han deteriorado el patrimonio de miles de personas. No es momento de culpas o culpables, es tiempo de soluciones y ayuda.

Mil 829 servidores públicos de los tres niveles de gobierno conforman el personal de apoyo y ayuda. Coordinados por el presidente de la región y director del DIF estatal, Miguel Ángel Torres Cabello, atienden la emergencia. Hoy no los distingue el puesto o rango, esta vez los distingue la solidaridad, las ganas de ayudar y apoyar a la gente que está en desgracia porque sus casas se inundaron. 

Ha pasado una semana.

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Fue el viernes 31 de agosto, a las 11 de la noche, cuando las aguas contaminadas del río Lerma, que tuvo una fisura de 15 metros y creo una especie de ramal, que ocupó lo que históricamente había sido su espacio y donde ahora habitan padres preocupados por sus hijos, por sus esposas por sus madres, familias.

La corriente no perdonó. Invadió casi mil viviendas, siete escuelas y negocios de seis barrios de este municipio conocido por la producción de pieles y zapatos. A siete días, casi la mitad ha sido recuperado. El presidente municipal Julio César Serrano y el personal del ayuntamiento se han abocado también a atender a su pueblo.

En 2006, hace 12 años, vivieron una situación similar. Pero debieron pasar hasta tres meses para ver resultados y retomar su vida cotidiana.

Hoy desean que la pesadilla acabe.

 De acuerdo con el presidente de la Región y responsable de atención a la contingencia, Miguel Ángel Torres Cabello, en 15 días, si las lluvias lo permiten, todo regresará a la normalidad.

San Pedro, San Juan y San Nicolás, son los tres barrios que a base de esfuerzo y sobrecarga de trabajo prácticamente han sido recuperados. En las casas y las calles, los rostros de alivio de la desgracia que pasó son testigos, la cal, el olor a cloro, los costales de arena, vestigios del trabajo continuo dan muestra de esperanza de que todo se recuperará.

Sin embargo, algunas viviendas y escuelas no se les ha podido extraer el agua estancada porque no hay por dónde llevarla, el drenaje está al tope.

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Se deben esperar este fin de semana a que baje y poder lograrlo. En un municipio donde por muchos años vivieron de la pesca, recurren a antiguas prácticas, sencillas canoas sirven a las familias para moverse.

Mientras en la rivera del Río personal de Conagua y la CAEM bombean imparables mil 400 litros por segundo, en los barrios San Lucas, Guadalupe y Santiago, el agua ha bajado, pero no lo suficiente para hacer habitables casi 100 viviendas. La inundación ha cedido en varias calles ya transitables. 

Pero por otras, sólo es posible pasar con los “Anfibios”, esos automotores especiales para terreno difícil e inundado, conducidos por héroes anónimos, en espera de que los damnificados busquen cosas en sus viviendas. El olor es fétido. Para evitar enfermedades, unidades móviles recorren la zona para vacunar a la gente contra el tétanos y tifoidea.

El trabajo es mucho y, Evelyn Osornio delegada de Sedesol, lo sabe. Por eso deja de lado el puesto, para tomar de lleno la responsabilidad solidaria, igual sirve un plato, que coordina, cocina o atiende a las personas que familiarizadas con su rostro por la ayuda recibida, acuden a ella.

Servidores públicos, militares, familias, todos unidos por una desgracia que muestra la capacidad de los mexicanos para ser uno mismo, para salir adelante, para dejar atrás la inundación, para luchar y vencer. Hay dos comedores comunitarios especiales para atender a los damnificados. Voluntarias de Lerma llegan a preparar la comida del día. Mañana un plato de sopa calentará los ánimos para retomar la jornada.

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Dos son los planteles que todavía están con problemas. Pero de 3 mil 900 alumnos afectados, ya solo cerca de mil tardarán en su regreso a clases. En el Jardín de Niños Helen Keller su directora pide ayuda para que pronto se reanuden las clases. En la Edayo, todavía tardará más, el agua tiene 40 centímetros de altura. Algo que impresiona, pero se espera que baje pronto. El resto de las escuelas, posiblemente ya el próximo lunes retomen sus actividades. 

San Mateo Atenco, la razón de declaratoria de un desastre. Un año después del terremoto, el Estado de México enfrenta otra contingencia.

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