Breve “kit anti-aburrimiento” para una época de angustia

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Breve “kit anti-aburrimiento” para una época de angustia

Domingo, 15 Marzo 2020 11:33 Escrito por 
Breve “kit anti-aburrimiento” para una época de angustia Los Sonámbulos

Por enésima ocasión en los últimos años, esos animales rapaces conocidos como “inversionistas”, casabolseros, financieros y demás han lubrificado el móvil de lucro, ahora espoleados por unos de esos bichos no tan extraños que han acompañado las últimas depredaciones de la economía (¿Remember “H1N1” en torno de las fraudulentas hipotecas Subprime del 2008 que generaron una gran recesión?).

Igual que entonces, ahora tampoco hay que toser ni estornudar, según la doctrina de la economía sin escrúpulos, y hay que refugiarse para no terminar caminando como los zombies de las series del terror hilarante, infectados por las ideas de los “no-muertos” pero tampoco “no-vivos”, mismas que el Nobel de economía Paul Krugman colocó como “fundamentos triunfantes” de la doctrina que flagela al mundo.

Al respecto y para tomar un respiro frente al estado de sitio anunciado del 20 de marzo al 20 de abril próximos, hay que enumerar una serie de lecturas no sólo como anticipados festejos del Día Mundial del Libro (23 de abril), sino como parte de las medidas preventivas para hacer frente a la nueva peste capitalista.

Horas de aburrimiento mientras la gente se muere, ya por gusto o por los daños colaterales de laboratorios presuntamente clandestinos, habrá que evitar el sopor de las elevadas temperaturas y las modernas plagas de la biblia económica, conformando una especie de “kit” contra el aburrimiento y, en especial, contra esa angustia generada no por la propagación de virus, sino por la doctrina economía del “Armageddon” que sigue su marcha concentradora a punta de golpes especulativos.
Para ese propósito, justo está Krugman y “Contra los Zombis”, un texto que muestra como ciertos “fundamentos” "se siguen arrastrando y comiéndose los cerebros de la gente”.

Es “una propuesta que ha sido refutada a fondo por el análisis y las pruebas, y debería estar muerta, pero no se queda muerta ya que sirve a un propósito político, apela a prejuicios, o ambos”, remarca el académico.

En ese sentido, Thomas Piketty aporta, en “Capital e Ideología”, un repaso interesante sobre el mundillo de las ideas que han culminado y justificado la grosera desigualdad y la pobreza de millones.

También, al más puro estilo monsivasiano y para continuar “documentando nuestro optimismo”, se puede echar una mirada a “Manías, pánicos y cracs” (Charles P. Kindleberger y Robert Z. Aliber) para olfatear al menos que detrás de cada fortuna (y de cada bicho epidémico) está agazapado el animal rapiñero, siempre a la caza de la primera oportunidad para hacer saltar por los aires todos los indicadores bursátiles.

Recurrir a John Kennet Galbraith y su clásico “El Crac del 29” serviría como introducción a otras lecturas más detalladas sobre la irracionalidad del alma, siempre negada a reformarse, acompañando esto con las peripecias de Marx (Groucho, el comediante, claro) y sus ficticios títulos de la firma “Goldman Sachs” que lo dejaron en bancarrota “cuando terminó la broma”, la cual significó el colofón infeliz de los “Alegres año 20” y el germen de Hitler y el nazismo genocida.

Hay más lecturas sobre la actual religión económica: “Capitalismo Progresista” (Joseph Stiglitz), “Civilizados hasta la muerte” (Christopher Ryan), “Las grietas del neoliberalismo, Dimensiones de la Desigualdad Contemporánea en México (María Cristina Bayón, coordinadora), y hasta novelas como “Traficantes de dinero” (Arthur Hailey) que retratan el espíritu civilizador de la época, caracterizado por la desmedida ambición de inversionistas y financieros, el mismo de petroleros y dueños de monopolios digitales.

Hay otra deliciosas como las “Crónicas del neoliberalismo que vino del espacio exterior” (Antonio J. Anton Fernñandez) donde la dictadura de la economía financiarizada convierte cualquier sueño en una pesadilla, siempre de la mano de sus “gerentes políticos”.

Nada más para ir en busca de algún equilibrio y si el mes de obligado asueto lo permite, no deben faltar “las técnicas jamas contadas que han hecho de Warren Buffet el inversor más famoso del mundo” en “Buffettología” (“Mary Buffett & David Clark”), donde este célebre especulador censura, por ejemplo, la estupidez de la gente al utilizar la diversificación en las inversiones porque “ le falta la inteligencia y la sabiduría necesaria para realizar grandes inversiones en pocas empresas, así que se protege de la locura de la ignorancia repartiendo su capital entre muchas inversiones distintas”.

Por otro lado y como ha quedado claro, “El fin de la Historia” (Francis Fukuyama) no fue más que un feliz exabrupto neoliberal (neoconservador) al calor de las caídas de los cadáveres socialistas, mismo que tuvo que ser atemperado por otro ensayo felizmente llamado “La construcción del Estado: hacia un nuevo orden mundial en el siglo XXI”.

Lo anterior, porque finalmente se descubrió que el “estado sí es importante” para el desarrollo, que el libre mercado no lo es todo, un hecho del cual los titulares de los poderes públicos en muchos países del mundo (incluido el nuestro) quizás no se han percatado a plenitud, por eso la “volatilidad”, “incertidumbre”, eufemismos de especulación e irracionalidad, emergen en cualquier momento de manera devastadora y con cualquier bicho, lo cual no significa restar importancia al impacto que una situación de salud publica ha tenido sobre miles de vidas y la economía real, la productiva.


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Jesús Delgado

Los sonámbulos