Las muertas que no se ven

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Las muertas que no se ven

Miércoles, 16 Noviembre 2022 00:20 Escrito por 
Raúl Mandujano Serrano Raúl Mandujano Serrano Desde el Sótano

En este 2022, en México, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, han sido asesinadas 766 mujeres. La “cifra negra”, que son datos recopilados por ONG’s y observatorios nacionales, revelan que los casos pudieran rebasar los 900 crímenes. Esta cifra tiene que ver con tres factores: el rezago de casos, la implementación tardía de la tipificación del delito y las desapariciones forzadas.

Sin embargo, los feminicidios deben investigarse con una visión etnográfica, es decir, determinar dónde las matan, cómo las matan, quiénes las matan y desde una perspectiva de género, porque, aunque los gobiernos hablen de “cero” impunidad, a la hora de la verdad, esta prevalece por encima del 99.5 por ciento.

Chequemos algunos casos –dice el periodista mientras come una ensalada de naranja y lima-, a finales de 2017, fue asesinada con un cable, Lesvy Berlín, estudiante de la UNAM. Su novio fue declarado culpable hasta el 2019, después de que el Juez considerara sin fundamentos la investigación de la entonces PGJDF, que señalaba como causa, que “era alcohólica y mala estudiante”.

En 2010, Mariana Lima Buendía fue encontrada sin vida. Su caso fue investigado como un suicidio. Cinco años después, la Suprema Corte ordenó a la Procuraduría rehacer la investigación. Las pruebas de que su marido, un policía ministerial mexiquense, la agredía, eran evidentes. La amenazaba con matarla y la violaba mientras la encañonaba con una pistola.

En abril de 2022, Yolanda Martínez desapareció en Monterrey y la Fiscalía de Nuevo León sostuvo que se suicidó bebiendo veneno. En julio, Luz Raquel Padilla murió en Zapopan tras sufrir quemaduras por alcohol, la Fiscalía de Jalisco insinuó que ella misma se había prendido fuego. En agosto, Abigail Hay, fue hallada muerta en una cárcel de Salina Cruz. Dijeron que se había ahorcado con su ropa interior.

 

La medicina mediática

El primer caso difundido de sobre manera en medios, es el de Debanhi Escobar, de 18 años, quien apareció muerta en abril en la cisterna de un motel en Nuevo León. La Fiscalía reveló que su muerte fue accidental al caer y ahogarse, pero una segunda autopsia reveló que Debanhi fue asesinada y sufrió abuso sexual antes de morir.

El 1 de noviembre, Lidia Gabriela, de 23 años de edad, se arrojó a la carretera desde un taxi en marcha al temer que sería secuestrada. El conductor cambió la ruta solicitada en Iztapalapa. Falleció al instante.

El 9 de noviembre, Jazmín Zárate cumplía 28 años de edad. Ese mismo día, la cantante fue hallada muerta en Cacaotepec, Oaxaca, apuñalada en varias ocasiones. Era una artista que cantaba contra los feminicidios. El mismo día pero en la CDMX, la Fiscalía capitalina reveló que Ariadna Fernanda López Díaz, de 27 años, hallada muerta en una carretera de Morelos, había sido asesinada, luego de que cámaras de seguridad del edificio donde se le vio por última vez, mostraron que fue sacada muerta. La Fiscalía de Morelos no lo había considerado como feminicidio. Mónica Citlalli Díaz, una maestra de inglés, desaparecida el 3 de noviembre en Ecatepec, fue encontrada muerta seis días después en una carretera con signos de violencia. Al parecer el novio es el responsable.

En 2021 fueron asesinadas en México casi 4 mil mujeres. En 2022, van 900, aunque sólo se reconocen 766 casos. De acuerdo con el Observatorio Nacional del Feminicidio, sólo el 35 por ciento han sido clasificados como feminicidios. La intervención de los medios de comunicación ha sido fundamental para visibilizar estos crímenes que en otro momento, como en la mayoría de los casos, hubieran pasado desapercibidos… Sólo digo. Mi Twitter @raulmandujano


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