Iniciamos febrero y con ello celebramos el mes donde conmemoramos la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Documento histórico sobre el cual se asienta la vida de los mexicanos.
Hago mías las palabras de Jorge Carpizo quien decía que es en la constitución donde encontramos el origen, la causa y coordinación de todo lo que somos y pertenecemos. En ella existe lo más sensible y sagrado para todos, nuestra libertad y conciencia. Libertad para hacer, para ser y coexistir. Conciencia para reinterpretar que con ella todo y sin ella nada.
Cada artículo que rige nuestro actuar es un componente que nos convoca a lidiar con valor, a profundizar en nuestras convicciones y a saber que más allá de todo, somos seres humanos con derechos y obligaciones. Es un componente simbólico poderoso, un texto ejemplar a nivel mundial por la sensibilidad e inteligencia con la que muchos constitucionalistas la han cincelado.
Es armónica y obedece a las exigencias de un mundo cada vez más convulso y dinámico. No soslaya, une. No divide, fortalece. No redime, reivindica. Como catedrático y estudioso del derecho me siento un privilegiado de poderla estudiar y aprender de ella cada tanto, es como esa vieja pieza de museo a la que uno acude cada tanto en búsqueda de sentido. Es rumbo y razón del pueblo, es por nuestro texto constitucional por antonomasia y merecerá siempre la pena ser escuchada, leída e interpretada toda vez que se encuentra a la altura de los más sublimes textos constitucionales, es forma pero también es fondo.
La constitución es nuestro proyecto común, espacio construido en letras, artículos y párrafos para coordinar un mundo que avanza sin retroceso alguno, su proyección es cada vez mayor en el mundo y el concurso de todo cuanto al hombre le sirve y le hace bien, sin descuido del humanismo que tanto requiere el trato social y la armónica convivencia a la que aspiramos, hoy más que nunca debemos revalorar sus principios y reivindicarla todos los días como parte fundamental de nuestra existencia.
Que cada 05 de febrero nos recuerde lo sagrado que la misma significa para que las nuevas generaciones crezcan en un tejido más sano, en el que las diferencias naturales sean adaptadas con profunda naturalidad; más allá de buscar invadir fronteras y poner muros convendría desvanecer la distancia que existe entre un ser humano y otro. Pues la igualdad y la equidad, son aspiraciones que comienzan en la mente y se reflejan en los actos.
La Constitución es conquista de mentes brillantes, de talentos inigualables, de personas que supieron de futuro, que se adelantaron al tiempo y las circunstancias en que vivieron y se aventuraron en las generaciones de ahora. Es nuestro proyecto nacional, es nuestra unidad dentro de la diversidad. Es la permanencia de nuestros valores en el marco de los cambios tendentes a perfeccionar a la nación. Es la mejor garantía de conquistar una vida civilizada. Con ella todo, sin ella nada.
