¿Por qué sigues amando a quien te destruye? (El engaño del vínculo traumático)
DigitalMex - Periodismo Confiable
Publicado en Opinión

¿Por qué sigues amando a quien te destruye? (El engaño del vínculo traumático)

Jueves, 28 Agosto 2025 00:10 Escrito por 
Visión Holística Visión Holística Marcela Hernández Montiel

Imagina esto:

Una mujer brillante, independiente, con todo para comerse el mundo… pero atrapada en una relación que la apaga poco a poco.

Él la hace sentir chiquita, insegura, confundida. Un día la abraza como si fuera lo mejor que le ha pasado en la vida… y al siguiente la hace llorar hasta romperla. Ella sufre, lo sabe, pero ahí sigue.

Y si le preguntas por qué no se va, contesta:

“Porque lo amo”.

Ahora, detente: ¿eso es amor?

No. Eso es adicción emocional.

Es lo que en psicología se llama trauma bond: un lazo tóxico que confunde dolor con amor.

EL ORIGEN: TU INFANCIA YA ESCRIBIÓ ESTE GUION

Nadie se engancha con el maltrato por casualidad. El vínculo traumático no aparece de la nada:

Si en tu infancia el amor venía mezclado con rechazo, indiferencia o manipulación… tu cerebro lo grabó como normal.

Si aprendiste que para recibir afecto había que esforzarse, complacer o suplicar… hoy confundes lucha con amor.

Si tus padres te hicieron sentir que no eras suficiente, de adulto buscas a alguien que repita ese patrón, porque lo familiar da seguridad, incluso si duele.

El drama es que el cerebro siempre busca lo que reconoce, no lo que te conviene.

Por eso, aunque el otro te maltrate, tu sistema nervioso interpreta esa montaña rusa como “hogar”.

EL CICLO DE DOPAMINA Y ABSTINENCIA

Este lazo funciona como una droga:

Idealización: te da migajas de amor intensas, momentos de pasión y ternura que parecen un oasis.

Retirada: te quita el afecto, te ignora o te castiga con frialdad.

Recompensa intermitente: cuando estás al borde de huir, te lanza otra dosis de dulzura.

¿El resultado? Te vuelves adicta. Persigues esos instantes dorados como un adicto persigue su próxima línea.

No estás “loca”. Estás enganchada en un ciclo químico. Y mientras no lo veas, lo llamarás amor.

LA MENTIRA MÁS PELIGROSA: “YO PUEDO SALVARLO”

El trauma bond se alimenta de una fantasía:

“Si aguanto un poco más… ¿y si tal vez necesita que lo entienda más? … si le doy más amor, cambiará”.

Mentira.

Lo único que cambia es tu nivel de desgaste.

El vínculo traumático no se rompe porque el otro cambie, sino porque tú despiertas y decides salir del guion.

EL DESPERTAR

La primera bofetada de realidad es brutal:

Te das cuenta de que no lo amas a él. Lo que amas es la sensación de familiaridad que recrea tu infancia.

Te das cuenta de que no buscas pareja, sino una reedición de tu herida primaria.

Y lo más fuerte: descubres que lo que llamabas amor era, en realidad, adicción al dolor disfrazado de pasión.

Ese instante de lucidez duele más que la propia relación. Porque te confronta contigo misma:

Con la niña que no fue suficiente, con la joven que confundió drama con intensidad, con la mujer que se culpó creyendo que “si me esfuerzo más, seré amada”.

¿CÓMO SE ROMPE EL HECHIZO?

Nombrando el patrón: hasta que no lo llamas por su nombre (vínculo traumático), sigues creyendo que es “una relación complicada”.

Aceptando que duele salir: romper un trauma bond no se siente liberador al inicio. Se siente como abstinencia. Como un vacío insoportable.

Sosteniéndote en tribu: nadie sale solo. Necesitas espejos que te recuerden quién eres cuando olvides tu valor.

Reprogramando tu idea de amor: amar no es sobrevivir al drama. Amar es calma, presencia, respeto, ternura, admiración.

LA VERDAD INCÓMODA (Y LIBERADORA)

Amar no debería doler.

Si duele, no es amor. Es adicción.

Y lo más valiente que puedes hacer no es quedarte esperando que cambie, sino romper la repetición.

Porque el día que entiendas que lo que buscas afuera no es una pareja, sino la reparación de tu herida interna… ese día se te cae la venda de los ojos.

Y entonces sí: la historia cambia.

Porque eliges desde tu poder, no desde tu vacío.

Porque el amor deja de ser una cárcel y se convierte en libertad.


Soy Marcela Hernández Montiel, terapeuta y creadora de Lux Áurea Signature, un método de transformación profunda para sanar vínculos tóxicos, reprogramar tu historia emocional y reconectar con tu verdadero poder.

Si este artículo resonó contigo, contáctame para iniciar tu proceso.

Porque el amor no debería destruirte. Debería elevarte.

Visto 143 veces
Valora este artículo
(1 Voto)
Marcela Hernández Montiel

Visión Holística