No viniste a este mundo como un accidente cósmico.
No fuiste arrojado aquí sin sentido.
Tú llegaste con una voz que tiene poder
y con esa voz, la posibilidad de crear mundos.
Porque lo que nombras, existe.
Y lo que repites, se crea.
El lenguaje no es inocente.
Es una tecnología vibracional,
una arquitectura invisible que sostiene (o sabotea) tus días.
No hay palabra neutra.
Cada palabra es una decisión.
¿Estás construyendo tu vida con oro y fuego…
o con barro y cenizas?
EL EFECTO OBSERVADOR NO ES SOLO UNA TEORÍA
La física cuántica mostró que el acto de observar altera el resultado.
La partícula cambia su comportamiento cuando es medida.
Y aunque en la ciencia esto tiene un contexto técnico, nos revela un principio poderoso:
la atención transforma lo que toca.
Entonces, dime:
¿Qué estás mirando tú?
¿Desde qué frecuencia nombras tu cuerpo, tu vida, tu deseo?
Cuando dices “yo soy pobre”, el universo no discute.
Lo registra y lo sostiene.
Cuando dices “todos los hombres traicionan”, la realidad no se opone.
Te da la razón.
No porque sea verdad universal,
sino porque así lo estás co-creando.
TU PALABRA ES UN ORDENADOR CUÁNTICO
Hay dos formas de usar el lenguaje:
Como cárcel:
Te defines desde lo que perciben tus cinco sentidos.
“Estoy cansada”, “la vida es dura”, “el amor no es para mí”.
Y cada palabra te hunde más en la densidad.
Más materia.
Más víctima de lo que ya pasó.
Como hechizo creador:
Te despegas de lo que ves.
Te conectas con lo que aún no es, pero vibra como posibilidad.
Y desde ahí declaras:
“Estoy en expansión”.
“Algo nuevo se está gestando en mí”.
“Me abro al encuentro que mi alma merece”.
Como es arriba, es abajo.
Como es adentro, es afuera.
Y como es tu palabra… es tu reino.
SI QUIERES MÁS DINERO, NO EMPIECES POR TRABAJAR MÁS
Empieza por escuchar cómo hablas del dinero.
¿Lo sientes lejano, sucio, injusto, escaso?
¿Lo persigues o lo invitas?
¿Te quejas de él o lo bendices?
El dinero no responde solo a tus horas.
Responde a tu vibración.
Y tu vibración nace del lenguaje que sostienes en ti a diario…
junto con las acciones que emprendes desde esa frecuencia.
SI QUIERES SALUD, NO EMPIECES POR LA DIETA
Empieza por cómo describes tu cuerpo.
¿Lo insultas en silencio?
¿Lo ves como enemigo?
¿Te hablas como alguien enfermo esperando una cura…
o como un campo fértil de regeneración y fuego creador?
Tus pensamientos generan química.
Tus palabras moldean la bioquímica que llega a cada célula.
Cada órgano vibra con lo que sostienes en tu interior.
SI QUIERES AMOR, NO EMPIECES BUSCANDO AFUERA
Empieza por pulir la frecuencia con la que hablas del amor.
¿Dices que no hay hombres buenos?
¿Que todas las mujeres están heridas?
¿Que “mejor sola que mal acompañada”, pero lo repites con tristeza?
Tú no atraes siempre lo que deseas con la mente.
Atraes lo que sostienes vibracionalmente en lo profundo.
Y esa vibración empieza con tu palabra.
TU EMPRESA MÁS IMPORTANTE ES TU MENTE
Olvida oficinas.
Olvida títulos.
Olvida metas de fin de mes.
Tu empresa más importante… es tu mente.
Lo que piensas.
Lo que sostienes en silencio.
Lo que repites cuando nadie escucha.
Ahí es donde se decide el rumbo de todo.
No eres una máquina reactiva.
Eres un campo vibracional que emite.
Y lo que emites, se vuelve vida.
ASÍ QUE ELIGE TU LENGUAJE COMO QUIEN AFILA UNA ESPADA
No digas “yo soy así” si eso te encierra.
No digas “nunca me pasa” si aún lo deseas.
No digas “no tengo”, “no puedo”, “no sé cómo”…
Di:
“Estoy recordando”.
“Estoy abriendo camino”.
“Estoy activando mi verdad”.
Porque sí: la realidad se construye con decisiones.
Pero primero…
se pronuncia con palabras.
Por Marcela Hernández Montiel
Terapeuta – Escritora – Creadora de Lux Áurea Signature
