Corina Machado, mujer venezolana, activista incansable, apoyadora de la candidatura a la presidencia de diversos demócratas —entre ellos, la misma Corina en calidad de aspirante—, fue perseguida por Nicolás Maduro, el dictador. La luchadora, mujer preparada e icónica de la democracia, no sólo en Venezuela, vuelve al primer plano de la noticia, la esperanza y el reconocimiento. Sin embargo, la presidenta de México, mujer de prestigio en América Latina, no la felicitó.
Hemos de mencionar también a Rigoberta Menchú, guatemalteca, Premio Nobel de la Paz en 1992, gran amiga de México y del indigenismo, que lucha por sus derechos y condiciones de vida.
Una mexicana fue postulada para el Premio Nobel de Literatura: Cristina Rivera Garza, multipremiada, de origen regiomontano y, hoy por hoy, vecina de Metepec, en la entidad mexiquense. No lo ganó, pero estuvo considerada como finalista.
Varias mujeres más gobiernan en el mundo: nuestra presidenta, lo mismo que trece gobernadoras de diversos signos políticos en nuestro país, así como veintiséis mujeres que están al mando en sus respectivos países.
Las otras mujeres mexicanas, en las zonas inundadas, se las arreglan como pueden ahora que el desastre las rodea, producto de las tempestades inauditas que se han vivido. Se lo han llevado todo en sus regiones y en sus casas, pero, como las gobernantas, las líderes y las ganadoras del Premio Nobel, son guerreras: solucionan, muchas de ellas, su circunstancia y merecen ser premiadas con soluciones a sus demandas. Ellas reconstruyen, como construyeron en su momento Ciudad Nezahualcóyotl mientras sus hombres se iban a trabajar a la ciudad, cuando ésta se fundó. Así lo están haciendo en los 117 municipios afectados hasta el día de hoy en Guerrero, Veracruz, Querétaro, San Luis Potosí, Puebla e Hidalgo, y en varias alcaldías de la CDMX.
Lideresas como en su tiempo lo fueron Ivonne Ortega, Rosario Robles, Dulce María Sauri, Rosario Green y diversas mujeres de partido, así como embajadoras, entre las cuales algunas pudieron ser dignas del Nobel, no han sido consideradas para ello.
El Premio Nobel ha sido objeto del deseo de algunos, no por lo que significa, sino por su trascendencia pública, y llega a formar o cambiar parte de la historia. El premio económico lo reciben todos los ganadores del rey de Suecia, y el de la Paz, en Noruega, en Oslo también. Todos ellos y ellas representan prestigio por todos los medios de información en sí mismos. Formarán páginas de la historia y la transformarán en las ciencias, en la literatura y en el devenir futuro del mundo.