Primero fue la renovación de la dirigencia del Comité Directivo Estatal del PRI, con Ernesto Nemer y Brenda Alvarado a la presidencia y Secretaría General. Después, que pasaran los informes respectivos del presidente Enrique Peña Nieto y del gobernador Eruviel Ávila Villegas. La tercera etapa, los encuentros para la entrega-recepción de la administración que iniciaron entre Alejandro Ozuna Rivero y José Manzur Quiroga para la Secretaría General de Gobierno.
La llegada de Roberto Campa Cifrián, como muchos rumores sobre la conformación del gabinete de Alfredo del Maza Maza, puso nerviosos a no menos de uno: representaba reducir espacios para los mexiquenses, sobre todo para quienes creen merecer estar en la primera línea delmacista. Pero nada. Aunque se esperan algunas sorpresas para la conformación del equipo que, seguramente, el próximo jueves ya se conocerá a ciencia cierta.
Lunes y martes son días cruciales para la definitividad. Si bien hay quienes han estado al frente de los equipos para la entrega-recepción, todavía no es un hecho que sean los “buenos”.
Además de las presiones que Alfredo Del Mazo ha tenido para integrar a su equipo, tiene una mayor: elegir a los correctos para enfrentar el proceso electoral 2018, donde la prioridad, para garantizar la gobernabilidad, será el Congreso local. En las curules deberá sentar a gente de su entera confianza. Por ello, no descartemos algunas reelecciones de los actuales diputados locales, además de la suma de federales –compañeros de bancada y amigos– y parte de la gente que lo ha acompañado en sus diversos encargos (Secretaría de Turismo estatal, ayuntamiento de Huixquilucan y Banobras).
Por lo pronto, Alfredo Del Mazo ya envío un primer mensaje: la ratificación de Cruz Roa Sánchez como presidente de la Junta de Coordinación Política. Es el reconocimiento al trabajo de los legisladores priistas en el reciente proceso electoral que lo llevó a ganar y ser actualmente el gobernador electo.
Pero Del Mazo no la tiene nada fácil para 2018. Morena es la piedra en el zapato. Se le han unido hombres y mujeres con capital político, poco o mucho, pero que representan sumar votos al partido de Andrés Manuel López Obrador. Esta situación deberá contrarrestarla el propio Ernesto Nemer Álvarez, que sabe hacerlo bien, pero que conlleva gran dificultad. Deberá tejer extremadamente fino.
El PAN, en los comicios del 4 de junio aplicó el voto útil dando 7 por ciento a Morena, 3 por ciento al PRD y 2.5 por ciento al PRI (De acuerdo a un análisis del propio blanquiazul). Sabía que no ganaría y parece que la negociación fue su mejor camino. De tal manera que podría estar recuperando, para 2018, esos puntos que “prestó” en la elección de gobernador. Entonces, la alianza con el PRD en el llamado Frente Amplio, sería la mejor opción para recuperarse.
Ello, por supuesto si son reales las cifras, beneficiaría directamente al PRI (7 por ciento menos para Morena), pues el tricolor con el voto duro lograría la mayoría en el Congreso.
El mismo Revolucionario Institucional operó para que el PAN y PRD no se aliaran en la pasada elección ¿Qué harán ahora, considerando esos números?
