La manzana es una de las frutas más consumidas en el mundo, disponible durante todo el año. Está repleta de propiedades beneficiosas para la salud y es fácil de transportar, almacenar y consumir, ya que se ingiere con todo y cáscara. Favorece la digestión, reduce el colesterol y contiene varias vitaminas, además de ser rica en fibra.
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Las manzanas contienen quercetina, un flavonoide natural con efectos antioxidantes y antiinflamatorios, así como pectina, un tipo de fibra soluble que ayuda a prevenir el estreñimiento, entre otras cosas. Son también ricas en vitamina B12, B6, C, D, hierro, magnesio y calcio, lo que las convierte en un alimento con numerosos beneficios para el organismo.
El consumo diario de manzanas se recomienda como complemento para perder peso y para prevenir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, además de ser una excelente fuente de fibra. Según la Universidad de Harvard, se deben consumir frescas y enteras, ya que al deshidratarlas pierden la vitamina C de la pulpa, y si se desecha la cáscara se elimina gran parte de la fibra y los flavonoides.
Una porción de manzana, equivalente a una manzana mediana, proporciona 19 gramos de azúcar natural, 3 gramos de fibra, 0 gramos de grasa, 1 gramo de proteína, 25 gramos de carbohidratos y aproximadamente 95 calorías, generando una gran sensación de saciedad. Consumir dos manzanas al día reduce los niveles de colesterol y triglicéridos.
Además de ayudar a tener una buena digestión, la manzana es beneficiosa para la salud bucal, mejorando la circulación de la sangre en las encías y regulando el pH de la boca. Gracias a sus vitaminas A, B y C, también contribuye al crecimiento y mantenimiento del cabello. Es ideal para consumir en el desayuno y como tentempié durante un régimen, gracias a su prolongado efecto de saciedad.
