Toluca/Estado de México
Mínimas oportunidades, rechazo y discriminación en su propia familia es lo que viven personas de talla baja, limitantes que tratan de vencer todos los días en su lucha por demostrar que su estatura no limita sus capacidades como seres funcionales, indicó Katy María García Userralde, Vocal de la Federación de Personas de Talla Baja de la República Mexicana.
Explicó que desde que nacen aprenden a salir adelante pese a su condición física, tratan de llevar una vida normal, estudian, trabajan y forman familias como cualquier persona, pero en muchos casos el rechazo, las agresiones y la discriminación inician en el hogar, pues hay padres que no registran a sus hijos al nacer con esta condición por no reconocerlos como parte de su familia.
La también psicóloga indicó que, ante la situación, este sector de la población pide que no se les discrimine pues tienen talento y preparación profesional que los vuelve capaces, pero pese a los avances en la materia persiste la discriminación incluso al interior de las instituciones pues, aunque hay 200 tipos de talla baja ni el mismo Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) tiene un censo certero de las personas mexicanas que padecen esta discapacidad.
Lo que saben, es que una de cada 3 mil personas, una nace con Acondroplasia, se trata de una displasia ósea ocasionada por un trastorno genético y la principal causa de enanismo. Su principal rasgo físico es que las extremidades son cortas, mientras que el tronco es de tamaño promedio.
Uno de los avances más prometedores fue la primera Ley Antidiscriminación de Personas de Talla Baja en 2016, con lo que se dio voz a este sector, pero aún falta mucho por hacer pro lo que dentro de la Federación impulsan políticas para promover los derechos de las personas de talla baja, con el fin de contar con mecanismos de atención y orientación para el sector, así como impulsar oportunidades laborales y de empoderamiento para detonar su talento.
