De la bancarrota al despilfarro

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De la bancarrota al despilfarro

Sábado, 27 Octubre 2018 00:06 Escrito por 
De la bancarrota al despilfarro Lo bueno, lo malo y lo serio

El tema que parece encender las luces de alerta de expertos, empresarios, ciudadanos y todos los interesados, es el del resultado de las votaciones que habrán de definir el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que se lleva a cabo para decidir sobre continuar la obra que se construye en el ex lago de Texcoco, con más del 30% de avance, o reinventar Santa Lucía, con sus respectivos parches, la cual terminará el domingo 28 de octubre, por lo que el lunes siguiente ya se sabrá el resultado.

Uno de los actores que se ha convertido en pieza fundamental para defender una posición, es Javier Jiménez Espriú, próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, a la que le interesa a la próxima administración federal desde luego, y que corresponde a la del Aeropuerto Militar de Santa Lucía, sólo que no termina de aprenderse una respuesta, cuando se le viene otra nueva, y se le cruzan los cables, al grado de no distinguir entre la cantidad de agua de una Laguna y el significado de las siglas CONAGUA (Comisión Nacional del Agua) parece algo sin mayor importancia, cualquiera se puede equivocar, sólo que esa equivocación le valió ser objeto de una buena cantidad de memes en redes sociales.
 
Lo que sí es serio, es que cada vez que se ve al futuro secretario en alguna entrevista, o participando en un debate respecto al tema del aeropuerto y que le ha ocupado la mayor parte de tiempo, es que acusa desconocimiento sobre las cuestiones técnicas, que seguramente debe ser por alguna otra cosa, no tanto por desconocimiento, ya que su experiencia respalda la propuesta de su encargo en el próximo sexenio, pero, se exhibe en una sí y en otra también, aunque más bien parece que lo hace de manera deliberada. De última hora, como cuando estudiante, presentó un supuesto estudio que apoya la propuesta del aeropuerto de Santa Lucía, mismo que tiene mucho que ver con el Grupo Riobóo y no es broma.

El próximo secretario acepta la posibilidad de que se perderían más de 100 mil millones de pesos, si se deja a un lado la construcción del aeropuerto que se realiza en Texcoco, en caso de que el pueblo sabio elija la opción que representa el de Santa Lucía, que además, se ha señalado que no es sólo esa cantidad, sino que ésta aumentaría considerablemente por penalizaciones, y por consiguiente, sería como tirar a la basura lo que ya se ha invertido.
 
Entonces, ¿dónde quedó la presunción tan alardeaba de los que formarán parte de la próxima administración y sus seguidores, de que será un gobierno austero?, tirar a la basura un negocio de tantos miles de millones de pesos no es, ni por asomo, algo que se le asemeje y sí, de un descarado despilfarro.

Ese doble discurso tarde que temprano se lo cobrará el ciudadano al gobierno entrante, y no será nada bueno para nadie. Cuidar el dinero de los contribuyentes es su obligación, independientemente de los ahorros que han presumido tendrán en base a los miles de despidos, a los descuentos de salarios y muchos etcéteras.

Por otro lado, el dispendio del dinero del que habla Jiménez Espriú le resultará carísimo al ejecutivo, no sólo por que se verá obligado a dejar la obra inconclusa, perdiendo lo ya invertido, sino por pagar las penalizaciones y todo lo que en derecho corresponde como obligación de quien incumple con un compromiso de esa naturaleza. Lo que no iba a costarle al pueblo de México, terminará por pagarlo al doble.

Lo mismo señaló el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, que hay lo suficiente para enfrentar los compromisos con los empresarios inversionistas del aeropuerto de Texcoco, en caso de que los ciudadanos se decidan por el de Santa Lucía, que no deben preocuparse. Pero, surge una curiosa pregunta, ¿qué no estaba el país en bancarrota? ¿Entonces?¿Si o no?

Por un lado dice AMLO que no hay dinero, porque tal vez se dio cuenta que es inexistente una cantidad impresionante de recursos que suponía ocultaba el gobierno de Enrique Peña Nieto, y que no encuentra por ninguna parte, o como se enteró que el recurso del Banco de México está blindado y que no se le iba a permitir utilizarlo para repartirlo y cumplir con sus promesas de campaña, es lo que lo hizo enfadar, y en consecuencia, señaló una supuesta bancarrota de México, y por otro lado puntualiza que no deben preocuparse, que el país puede enfrentar la posible deuda con los empresarios, ¿entonces?

Lo cierto es que ni estamos en bancarrota, porque tenemos finanzas sanas, pero tampoco estamos como para despilfarrar el dinero, la falta de congruencia del próximo ejecutivo es lo que complica la posibilidad de observar un futuro cierto, es más evidente la apariencia de hacerlo todo sobre la marcha.

Todo se irá acomodando como al rey se le vaya ocurriendo, consultas ciudadanas, proyectos sin proyectos, y sin estudios, aunque sean demasiado ambiciosos, se tendrán que ir adecuando conforme vayan avanzando las obras. Por ejemplo, ¿de donde viene la idea de AMLO de que con la posible construcción del aeropuerto en Santa Lucía se tendría un ahorro de cien mil millones de pesos?, ¿en qué estudio se apoya para tal aseveración?, o ¿en dónde está el proyecto que corresponde para la construcción del Tren Maya?

México necesita certeza y seguridad sobre el actuar de las próximas autoridades, es de pena ajena observar lo poco que aparentemente conoce de los temas que deberían ser prioridad para el próximo titular de la SCT, pero, especialmente, la intolerancia que exhibe cuando se siente acorralado, se molesta y levanta la voz, descalifica, y bueno, esto es al parecer característica del próximo equipo gobernante, largo se le va a hacer el sexenio a esta cuarta transformación.

 


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio