Del “reformador desmantelamiento” y el reto del rediseño de las instituciones

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Del “reformador desmantelamiento” y el reto del rediseño de las instituciones

Domingo, 27 Enero 2019 10:34 Escrito por 
Del “reformador desmantelamiento” y el reto del rediseño de las instituciones Los Sonámbulos

En plena euforia por la coronación del credo neoliberal (apertura de “inversionistas” en la industria energética, marcadamente, la petrolera) y sus “reformas estructurales” que, según la oficiosa cantaleta, en un futuro siempre próximo haría felices a todos, Jaime Ros Bosch, doctor y profesor de economía de la UNAM, le quitó todos los harapos presentados como finos ropajes al Ogro Salvaje.

En el libro “Algunas tesis equivocadas sobre el estancamiento económico en México” (Grandes problemas de México, editado de manera conjunta por la UNAM y el Colegio de México), el académico planteó la acertada observación de que a lo largo de tres décadas de “reformas estructurales”, las instituciones para ejecutar políticas industriales o de desarrollo fueron puntualmente desmanteladas.

En parte, en ese fenómeno desmantelador se pueden ubicar las causas por las cuales nuestro país, y muchos más en todo el mundo, no pasan de un mediocre crecimiento del 2 por ciento, o menos, en forma anual, salvo China, que tiene el experimento más novedoso de un pretendido comunismo mezclado con el neoliberalismo (sin que los fedayines de la libertad individual y la democracia se muestren consternados como lo hacen con Venezuela, salvo el especulador George Soros, quien lanzó su queja en Davos sobre la amenaza que constituye el gigante asiático contra las “sociedades abiertas”).

Pues bien, de la obra del profesor Ros Bosch se puede decir, primero, que, editada en el 2013 y luego en el 2014, misteriosamente desapareció de los estantes de las librerías (si el mexicano “normal” no lee más que dos libros al año es porque no le gusta consumir la chatarra literaria, muy común, según refleja este hecho) cuando los “gerentes festinaban, por enésima ocasión, el ingreso de nuestro país a la “modernidad” con la “reforma energética” (sí, esa que fue vendida con la zanahoria de que bajarían los precios de las gasolinas y terminó, como siempre en casos así, en un vil timo, denominado comúnmente como “gasolinazo”).

Segundo y más importante de la obra, es el hecho de que en el texto se hizo ver que las “reformas estructurales” no eran tales y se resaltó la ausencia de instituciones para hacer frente a los poderes fácticos, tanto económicos como los que forman legión en el bando del crimen organizado (otro tipo de economía, igual de salvaje pero con su dosis de sangre y de violencia).

Se trata de un texto de apenas 156 páginas (diez de las cuales corresponden a las referencias bibliográficas y más de 20 a la introducción, es decir, en unas 116 páginas “netas”, con los respectivos títulos y espacios), donde Ros Bosch desmanteló el proceso desmantelizador de las instituciones impulsado por los partidarios de la economía de libre mercado o neoliberal.

Esto, como ya se ha dicho, ha llevado no sólo al mediocre “estancamiento estabilizador”, según la mofa empresarial, con su saldo de más de 56 millones de pobres y sólo el “1 por ciento” concentrando la riqueza, sino a que parte de los poderes fácticos tengan secuestrado al Estado (entendido como gobierno y sociedad).

Los “poderes fácticos”, como se sabe, los conforman monopolios (telefónicos), duopolios (televisivos), oligopolios (radiofónicos), cárteles financieros (bancos y sus abusivas comisiones y tasas de interés), y toda esa pesada laya que ha concentrado la riqueza nacional, esto a punta de instituciones a modo con funcionarios públicos desempeñando el papel de ejecutivos o de gobernantes en calidad de “socios asociados en sociedad”, según la burlesca del vate Nicolás Guillén.

Esos “poderes fácticos” incluyen, desde luego, al crimen organizado: narcos, huachicoleros, traficantes, secuestradores, bandas de robo de automóviles, tratantes de personas, etc., donde no falta el concurso de cualquier clase de político o funcionario (lo cual explica su operación y permanencia, según Moisés Naim en “El Fin del Poder”).

Esto es lo que enfrenta el nuevo gobierno: rediseñar las instituciones para dejar atrás una etapa de desmantelamiento de las mismas con la creación a mansalva de entes infumables, vía “reformas estructurales”, que permitieron que “el poder público cambiara de manos”, como diría Naim.

Menuda tarea que explica, en parte, la grave descomposición social con su cuota trágica y sangrienta y, especialmente, la gran cantidad de histeria que busca justificar los efectos intentando ignorar las causas.


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Jesús Delgado

Los sonámbulos