Hay cosas que han quedado bastante claras con el actual gobierno federal, una de ellas es que el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene un nivel importante de aceptación, haga lo que haga, la pregunta sería; ¿por cuanto tiempo? Bueno, eso depende de las circunstancias, lo que si ha dejado en claro, es que las decisiones que toma difícilmente va a revocarlas.
El precio que habrá de pagar el pueblo bueno por decisiones que han sido populares, pero que de acuerdo a varios especialistas, no han sido las correctas, con el tiempo se verá, por el momento, hay una luna de miel que no va a dejar de existir por mucho que lo deseen los que el mandatario llama como sus adversarios o ternuritas, seguro de contar con el poder que lo colocó en donde está.
Pero, hay cosas que no se pueden ignorar, una de ellas, es el hecho de que por más que se le pida al nuevo gobierno enjuiciar a los supuestos depredadores de México, no lo hará, porque para él lo mas importante es su imagen de honesto, que ir en contra de los que por años ha dicho que no lo son. Con el tiempo, esa sentencia mediática que dicta en sus mañaneras causará a sus adversarios más risa que preocupación.
El colmo de todo esto, es que siempre ha sido el pueblo y seguirá siendo el pueblo, quien pague por los errores cometidos por los gobernantes, ejemplos hay, y muchos.
La época neoliberal es calificada por el tabasqueño como plaga o la maldad de todos los males, aún empleando otras palabras, pero no es en sí lo que está o estuvo mal. De hecho, ¿quien puede afirmar que un modelo económico es bueno o malo?, es más bien, la ejecución de quienes ostentan el poder, y por ende, la forma de hacerlo, que regularmente es a su antojo, y muchas veces terminan por arruinarlo.
Nadie ha demostrado que el modelo que está empecinado en imponer el presidente, realmente sea el que cambie las cosas para bien de los que menos tienen, si es que en realidad es su objetivo, porque no hay evidencia de ello. En lo que sí debería prepararse el pueblo sabio, es en que de no resultar efectivo el supuesto nuevo modelo, el atraso será de muchos años, por lo que por el bien de todos esperemos que haya buenos resultados.
Realmente quien implementa una estrategia administrativa es el que acierta, o se equivoca. En cuanto a la satanizada época neoliberal de la cual el tabasqueño desea que no quede nada en absoluto, aunque comparte varios aspectos neoliberales, no puede, de un día a otro, apartarse de ella por siempre como por decreto.
El proyecto ideológico que desprecia el originario de Macuspana, vino al rescate de la espantosa crisis en la que sumió a México el ex presidente José López Portillo, sí, el que iba a defender al peso como un perro, ese mero. El país tuvo que hacer una serie de reformas para abrir el mercado al capitalismo, aunque con varias restricciones.
La experiencia que se vivió y que dejó en serios aprietos a la economía, partió de decisiones populistas como las que implementó López Portillo y Luis Echeverría, con ello demostraron que el asistencialismo deja en banca rota a la nación. Ahora se pretende hacer una extraña mezcla entre lo que se hizo en esa época, con algo de la actual, con algunas diferencias, como el de no crear nuevos impuestos, ni aumentar los existentes, sin embargo, los recortes a los estados los obligará a buscar la forma de completar el gasto.
Para el ciudadano ha sido una constante de siempre, pagar por los errores que se comenten dese arriba, por lo que las estafas maestras, caso Odebrecht, rescate financiero de bancos, de fideicomisos, aeropuertos, tren México-Toluca, etcétera, son los contribuyentes que cargan con él, ¿quién más?.
México necesita de un modelo económico hecho a la medida, no copias de lo que se ha dado en otras partes del mundo, tal vez sólo tomar lo que pudiera servirle. En Alemania, Hitler ensayó algo diferente, de no haber sido por el excesivo gasto de la Alemania Nazi, el resultado habría sido muy diferente.
La Unión Soviética encontró un mecanismo, se abrió al munido a través de la Perestroika, la cual fue llevada a la práctica en todo su territorio por Mijaíl Gorbachov, esta reforma económica que significa “reestructuración”, desarrolló una nueva estructura que dejó atrás al comunismo.
Pero México pretende ahora alinearse en el proteccionismo, aunque el presidente López ha dado visos de no cerrarse por completo al mundo. Sin embargo, son los monopolios públicos y privados los que impiden el crecimiento económico deseado.
Los monopolios públicos dejan de manifiesto la torpeza del Estado para manejar las empresas, que en efecto, como lo ha dicho infinidad de veces el presidente, desatan la corrupción, con la que se benefician personajes realmente impresentables. Y los monopolios privados, que regularmente son los amigos de los poderosos los que resultan beneficiados, ¿les suenan algunos?
Una apertura al mercado, en el que se garantice la competencia económica en la industria petrolera, electricidad, medios de comunicación, transporte, evitando los monopolios y la repartición de dinero, podría dar mejores resultados, pero, eso no se sabrá por el momento.
