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Miércoles, 27 Marzo 2019 00:12 Escrito por 
Seguridad Hablando de...

En los últimos años han aumentado los delitos como el secuestro, las extorsiones y otros que vulneran la tranquilidad de los ciudadanos y otorgan grandes ganancias a la delincuencia, por lo que los comerciantes e industriales, que hacían crecer sus negocios lograban aumentar el número de empleos y activaban la economía en municipios y estados, ahora tienen que cerrar sus empresas y buscar otros medios para obtener economía, escudados en el anonimato o con terceros al frente de los comercios.

Estas circunstancias, estimados lectores, se han creado y desarrollado al amparo de varios factores criminógenos y sociales, pero sobretodo por los problemas económicos y de educación que nuestro país no ha logrado superar en muchos años.

Los delincuentes han cambiado sus formas y métodos, y ahora ya son especialistas en gran variedad de delitos y modus operandi.

Hace no muchos años quienes se dedicaban a delinquir tenían su especialidad, y hasta una denominación por cada delito; quienes robaban casa habitación encabezando un grupo eran zorreros; los que abrían vehículos, cristaleros; carteristas, quienes obtenían sus ganancias de extraer precisamente las carteras; los cortineros, quienes abrían negocios. Y así podríamos mencionar diversas denominaciones de los delincuentes especializados; esto no quiere decir que era lo correcto, sin embargo, para el trabajo policial, la identificación de los sujetos o grupos era más sencilla y se lograban mejores resultados.

En el presente, lo mismo encontramos a un delincuente vendiendo estupefacientes, secuestrando, robando vehículos, extorsionando o asaltando en el transporte público y esto hace más difícil la labor de identificación y clasificación del delincuentes comúnes y delincuencia organizada. Si tomamos en cuenta que, por ejemplo, los grupos dedicados al narcotráfico ahora ya diversificaron su actuar y se dedican también al robo de vehículos de lujo, al secuestro y principalmente a la extorsión, llegaremos a la conclusión que cada vez tenemos una sociedad menos segura y más expuesta a las garras de estos criminales.

Esta reflexión me llega porque, en los últimos días, me he enterado de una serie de intentos de extorsión a buenos amigos de la sociedad del Estado de México que no han hecho más que trabajar honestamente y crear negocios prósperos, que pagan sus impuestos normalmente y que además crean fuentes de empleo y son hasta benefactores sociales; pero, desafortunadamente, al verse acosados por grupos como la familia michoacana, los guerreros unidos y ahora el cártel Jalisco nueva generación, son atemorizados y tienen que vender sus negocios o cerrarlos ante la amenaza de perder la vida o la de sus seres queridos.

Estas acciones, estimados lectores, dan como resultado una sociedad temerosa y sin ganas de crecer y a mí lo único que me queda es siempre aconsejar que denuncien, mientras no tengamos la fortaleza para hacer frente a la delincuencia, en conjunto con la autoridad, seguiremos sobajados y sin esperanza, ante quienes no tienen derecho a quitarnos lo ganado con esfuerzo.

La delincuencia organizada no puede sobrepasar a la autoridad y mucho menos a la sociedad; unidos y haciendo lo que nos toca la venceremos.

Por cierto, también hay quienes inventan secuestros y extorsiones para no cumplir con sus obligaciones y se convierten en delincuentes, deberían ser procesados y sentenciados porque, además, distraen a la autoridad de investigaciones reales e importantes.


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José Vera Monroy

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