Si hay impunidad, no puede haber justicia

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Si hay impunidad, no puede haber justicia

Miércoles, 27 Marzo 2019 00:10 Escrito por 
Si hay impunidad, no puede haber justicia Lo bueno, lo malo y lo serio

Desde hace muchos años parece ser que la inseguridad rebasó a los gobiernos municipales, estatales y federal. Son pocos los lugares en México en los que aún se puede vivir con tranquilidad, sin el temor de salir del domicilio por el peligro de ser presa de la delincuencia organizada y no organizada, o peor aún, de no volver a casa.

La corrupción, desafortunadamente es parte sustancial del crecimiento del crimen a los niveles en los que se encuentra en la actualidad; que se debe en gran medida a la ecuación dramática que se da entre los bajos salarios que perciben los que deciden incorporarse a los cuerpos de seguridad, y las ganancias que se reportan como resultado de las actividades ilícitas, que es abismal.

El poder económico y la bien pulida organización de los que han puesto en jaque a la población y a las instancias encargadas de proporcionar seguridad, está muy por encima de lo que se dispone para combatir este cáncer. Aunado a ello, los elementos de los diferentes cuerpos son tentados con sobornos, para protección o para no hacer, además de que existe otro elemento que hay que sumarle, la amenaza que reciben al resistirse a cooperar, porque ponen en riesgo a su familia, no únicamente son ellos los que corren peligro, ante esta circunstancia los que deberían cuidar al pueblo se ven forzados a replegarse.

Pero además, la otra delincuencia, la llamada de “cuello blanco”, que pertenece a los más altos niveles, y que cometen actos contrarios a la ley, sus actos no son menos dolorosos para el ciudadano, los delitos que se comenten en las altas esferas terminan por dañar a todo el pueblo, ya que con sus acciones y con el poder que reciben por parte de la comunidad que los elige por medio de un voto, son los que afectan tanto el crecimiento como el bienestar de la sociedad.

Se habla de miles de millones de pesos que son extraídos de las arcas de los gobiernos, por eso vemos que cada vez que hay cambios de administración ya sean municipales, estatales o del federal, se reportan pérdidas, y en ocasiones éstas resultan ser de escándalo, como en el caso del estado de Veracruz, en referencia al caso de JaviDu, no alcanza la imaginación para comprender la cantidad sustraída durante años, y que le pertenece a los veracruzanos.

Sin embargo, a pesar de que todo es el resultado de la comisión de uno o varios delitos, no es suficiente con saberlo o sospecharlo, sino la efectividad de las investigaciones que pueda hacer el órgano encargado de ello, para poder asumir la posición de fiscal ante un juez y demostrar la acusación que debe enderezarse, sino que tras lograrlo, se obtenga una sentencia que corresponda a las fechorías cometidas por el infractor. Eso es justicia, dar a cada quien lo que merece.

Pero hacer lo contrario, da lugar a la impunidad, palabra que todo político enarbola en el discurso, pero que a muchos se les olvida en la práctica, así casual, pues al señalar con el dedo acusador a quien quiera que sea, en especial si se trata de un personaje importante por la investidura que ocupa o que ocupó, y no ordenar una investigación seria por parte de las instancias encargadas para hacerlo, todo queda en mera simulación, y arengar a la gente para el repudio, es sólo circo.

Y es lo que no sirve para nada, sólo para esperar ovaciones, el aplauso fácil. Hemos escuchado al presidente Andrés Manuel López Obrador por ejemplo, en más de una ocasión, gritar a los cuatro vientos que tal o cuál ex presidente es responsable de muchas atrocidades en agravio de la nación, pero todo queda en el supuesto desprestigio del aludido, que de hecho y en términos legales, resulta ser acusado y sentenciado aún de manera mediática, pero afectado porque no puede defenderse, dañando el principio de presunción de inocencia.

Condición que al nuevo gobierno le vine valiendo un cacahuate, pero, decir que no va a proceder en contra de los señalados porque no es de rencores, es aún peor, porque lo que más exige, señala y grita, respecto de la justifica, es la impunidad, pero la contradicción es clara, si no hay sanción para el responsable, no puede haber justicia, y por ende predomina la impunidad.

Impunidad, es precisamente el daño más ofensivo que puede sufrir una sociedad agraviada, y es lo que pretende el nuevo titular del ejecutivo del país, con sus perdones y la resistencia de perseguir a los que antes acusó.

Entonces esos señalamientos en contra de Salinas de Gortari, Fox, Calderón, Peña Nieto, sin enderezar alguna investigación en su contra, solo queda en habladurías y en desprestigio del aludido, pero eso para el gobernado no puede ser suficiente, el agravio es mucho, y el pueblo le dio su voto con la esperanza de finalmente, ver y esperar justicia.

Pero por las condiciones que ahora vemos, ésta (la justicia), tendrá que esperar a mejores tiempos, porque la impunidad para el nuevo ejecutivo representa sólo una palabra que se pierde en el discurso, aunque la pretenda imponer como arma letal en contra de quienes se atrevan a fallarle a México.

Hasta el momento no se ha visto “a los de arriba” y no chivos expiatorios como lo señaló tantas veces el originario de Macuspana, aunque hoy ni siquiera a estos últimos, sometidos ante la justicia como resultado del “huachicoleo”, o por corrupción, todo queda en las palabras de un discurso que pega, pero que no compone y que deja las cosas no igual, peor que como al principio.

De ser congruentes y con tantos ánimos de perdonar en favor de los que han cometido cualquier cantidad de agravios a la sociedad, deberían retirar del discurso las palabra justicia e impunidad, no les alcanza, no las conocen, no quieren nada con esas señoras porque son muy exigentes y poco políticas, porque son, los verdugos de quienes se merecen su aplicación.

Pero para evitar responder a los cuestionamientos sobre estos temas y otros incómodos, siempre habrá un fifí o una nueva idea con qué entretener al pueblo, a los medios de comunicación y al mundo entero, con lo que se pretende ocultar la incapacidad de gobernar.

Al pueblo, pan y circo.

¿Y la seguridad?

 


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio