En la 4T se sienten los padres de la libertad de expresión

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En la 4T se sienten los padres de la libertad de expresión

Miércoles, 15 Mayo 2019 00:10 Escrito por 
En la 4T se sienten los padres de la libertad de expresión Lo bueno, lo malo y lo serio

El nuevo formato de comunicación que ha impuesto desde el inicio de su gobierno el presidente Andrés Manuel López Obrador se considera novedoso, aunque cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, lo utilizó igual. Un consejo que le redituó dictarle al entonces presidente Vicente Fox la agenda del día y que marcó gran diferencia, mientras Fox guardaba las formas que hasta entonces regían la política del titular del ejecutivo federal.

Ahora, el ejercicio se ha prestado para que avezados periodistas y especialistas dediquen tiempo para intentar explicar cuál es el objetivo de esta práctica, incluso, se han hecho mesas de análisis para tratar de entenderla, pero únicamente el presidente sabe el objetivo de ello. Aunque la pregunta más bien debería centrarse en el sentido de identificar ¿cuáles son los beneficios verdaderos y palpables que el acontecimiento arroja?

Algunos señalan que marca una nueva forma de dictar, sobre la marcha, órdenes ejecutivas, y que debe de reconocerse el hecho de que es el único mandatario que de forma transparente a diario habla de los problemas que aquejan a los gobernados. En tanto, otros señalan que más bien lo que hace es permanecer por más tiempo en la mente de sus seguidores y de todos los ciudadanos a través de la cobertura obligada de la prensa.

Las apariciones mañaneras del tabasqueño identificadas como conferencias, han resultado ser una oportunidad, eso sí bien aprovechada, para el uso del micrófono y el abuso de los espacios que obtiene con tal evento, porque todo se centra en lo que dice, ya sea cierto o no, pero su versión queda irremediablemente en la memoria colectiva. Desafortunadamente, la verdad es la única que queda en entredicho, a esto hay que agregarle el penoso espectáculo de los supuestos periodistas sembrados en el salón, quienes sin el menor pudor hacen preguntas a modo para lucimiento personal del orador único.

¿En verdad a esto se le puede calificar como conferencia? O en realidad ¿es un vergonzoso acto de culto a la personalidad arrolladora del presidente?, porque más bien parece que es una nueva forma de evitar hablar de los problemas más graves que sufre todos los días el ciudadano común, y con un intento de aparentar dar solución a éstos, porque salir a decir por ejemplo, que en seis meses se empezarán a ver buenos resultados contra la inseguridad, es puro “choro mareador” para evitar aceptar que su política contra este flagelo no está funcionando, independientemente del cochinero que heredó, eso ya se sabia, pero él prometió que desde su arribo a la presidencia, se vería la diferencia.

Entre más el tiempo pasa, más se parece López Obrador a los anteriores presidentes, la impunidad abofetea la cara de cada ciudadano que fijó su esperanza en una transformación de raíz de la nación que los vio nacer, con ello, el desperdició de proyectos, programas, apoyos, entre otros, con el sólo pretexto barato de haber detectado corrupción, bandera de su movimiento, en la que precisamente luce la impunidad por su ausencia, y todo queda en promesas, puras promesas, como las de López Portillo, personaje histórico al que el originario de Macuspana se le parece mucho más de lo que quisiera aceptarse.

La marca del nuevo presidente de México es la intolerancia, presume, y lo hace sin recato, de querer hacer sentir que nunca como ahora se ha dado tanta libertad a la prensa, pero no dice a cuál, ¿a la que cobija, o a la que lo critica?

La respuesta resulta inconfesable. Con el periodista Jorge Ramos, el presidente ya iba preparado, así debe ser desde luego en una conferencia, sólo que el espectáculo que se vio en esa mañana, fue decepcionante, nunca López ha aceptado que las cosas no caminan bien, aunque las cifras así lo digan, siempre hay los datos que trae, contra los que maneja la prensa.

Existen muchas contradicciones con el quehacer de la administración de López Obrador, como la presunción de querer rescatar la reserva de valores con los que dice cuenta el pueblo bueno y sabio, cuando es el mismo presidente quien ofende y denuesta sin la menor consideración a quien no piensa como él, y azuza a sus incondicionales en su contra. ¿Es este el tipo de reserva de valores que quiere rescatar?

Ahora, los que ostentan el poder, creen ser los impulsores de la libertad de expresión, libertad que en la realidad no la hay, recordemos: “si no se portan bien, ya saben lo que pasa” ¿a eso se le llaman libertad? O ¿la libertad es acotada a lo que conviene?.

Durante los anteriores gobiernos de Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox por ejemplo, se hacían publicaciones, memes, señalamientos, que quedaron para ser recordados: “estamos a un minuto de aterrizar, menos, como a cinco” como ésta, hay frases que se volvieron célebres de Peña, y a la pregunta de ¿donde estaban los que callaban como momias?, la respuesta sería; ahí, señalando los errores junto con los hipócritas que ahora no quieren permitir algún señalamiento de los que comete el nuevo ejecutivo.

Un gobierno que elige a quien sí considerar prensa objetiva y a quien no, no puede presumir tener como base la buena gobernabilidad, ya que la democracia que tanto dicen defender, sólo la permiten cuando se trata de ellos, la libertad de los de enfrente sólo existe cuando así les parece o les conviene.

Negar que hay un estancamiento en la economía no puede ser sinónimo de progreso, las familias de los miles de empleados despedidos, la escasa venta de automóviles, la baja en solicitudes de crédito, la reducción de inversión extranjera y nacional, son muestra de que existe incertidumbre. Salir a decir que todo está “requetebién” solo alienta a un selecto grupo, a ese que pretende el nuevo presidente beneficiar con algún programa social, que ahora se traduce en entregar dinero directamente, ¿qué pasaría si los beneficiados por algún programa no pudieran emitir su voto?.

Tatiana Clouthier hace poco encaró a un reportero que le preguntaba respecto de lo mal que va el empleo en esta administración, la respuesta fue decepcionante, ¿tiene usted empleo? Porque yo lo veo aquí con su micrófono… entonces, de acuerdo a su lógica es; no se puede preguntar por los homicidios que se han multiplicado en este inicio de sexenio porque ¿no se está muerto?

No, las cosas no van bien, y para un presidente necio, que voltea la cara a otro lado para no escuchar lo que otros dicen, aún siendo especialistas reconocidos, cae en la demagogia para hablar de lo bien que camina su gobierno. Son tiempos difíciles, la construcción de obras inviables y la eliminación de otras, así como los gastos que representan los programas sociales ofrecidos, chocan con la poca atracción que resulta ser ahora México para la inversión.

 

 


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio