Sor Juana y los paradigmas rotos en la historia

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Sor Juana y los paradigmas rotos en la historia

Lunes, 01 Julio 2019 00:14 Escrito por 
Sor Juana y los paradigmas rotos en la historia Con singular alegría

Sor Juana es universal. Ejerce parte importante en la historia, no por ser hombre ni mujer, sino un ser humano genial, caracterizado en la humildad de una mujer encerrada en su mundo -un convento- que se dedicó en el transcurso del tiempo, a romper paradigmas establecidos por la historia.

Apenas en este siglo recién pasado, se demostró que la mujer tenía la misma capacidad que el hombre. En el renacimiento, existe la idea de que la mujer es el sexo débil e inferior al hombre. Ella tiene asignadas actividades específicas, sin poder aspirar o acceder a nada más.

Con la llegada del Siglo de las luces -hacia finales de 1600 y principios de 1800- las ideas liberales comienzan a predominar por toda Europa, estableciendo los derechos igualitarios de la mujer y el hombre. Esto genera un choque de ideologías.

Se da el desarrollo de las ideas liberales, como la Revolución Francesa y la Americana. Surgen principios de sistemas políticos nuevos, la monarquía y el absolutismo se terminan y los conceptos de Estado y Nación, comienzan a proliferar por todo el mundo. Comienza a hablarse de Estados y de Naciones, ya no de Reinos.

La idea de Khun es que dentro de un universo en donde todos concuerdan con una misma idea existe un consenso, y cuando alguien demuestra que esa idea es falsa, provoca una revolución en el conocimiento de las cosas, las teorías y los métodos.

Entonces somete a discusión y análisis diversas categorías y conceptos para que esa verdad que el científico busca comprobar, sea aceptada por todos: se rompe el paradigma. Entonces se establece el enigma que se desconocía. Se hace un nuevo paradigma. Khun establece niveles de cómo es posible ir rompiendo éstos.

Entonces, debemos definir qué es el ser mujer. Y explicar cómo ha sido considerado el género femenino pre-establecido de los grandes científicos, en este sentido y a lo largo del tiempo. Y quién o quiénes han sido capaces de romper con los paradigmas a lo largo de la historia. Como ejemplos práctico-históricos tenemos a Sor Juana como habíamos dicho.

Pasaron muchísimos años y por supuesto sucesos. Felizmente y con muchas vicisitudes, llegaron los años cincuentas y fue cuando se obtuvo el hallazgo en México de la píldora anticonceptiva. Habremos de recordar que fue el Doctor Jorge Martínez Manantou quien en 1951 descubrió para el mundo entero los anticonceptivos hormonales, hecho que revolucionó bio-psico-social y culturalmente a la mujer hasta ese momento. Sin embargo, dicen los libros de texto de la Secretaría de Salud que México goza del privilegio de haber sido la cuna de la anticoncepción hormonal; en octubre de 1951, George Rosenkranz, Carl Djeerassi y Luis E. Miramontes, lograron la síntesis de la noretisterona. Con ese descubrimiento, se inicia la era de la píldora anticonceptiva y de la anticoncepción hormonal como una posibilidad al alcance de millones de mujeres.

En la comunidad científica el paradigma que prevalece respecto a la mujer, es entendido bio-psico-socialmente. Pero no sólo eso: en la actualidad la mujer está inmersa en un campo nuevo abierto: el económico, el cultural, el social.

En la medida en que más científicos sociales de distintas disciplinas han evolucionado, utilizan el conocimiento de género para acercarse a los distintos problemas propios de cada una de sus especialidades. Entonces, se va generando una especie de teoría explicativa pertinente aceptada por una gran parte de la comunidad científica. Entonces entenderemos quién la genera y sobre la base de qué. La teoría que separa a la mujer del género.

La idea, o sea el paradigma surge cuando una teoría es más utilizada por todos. A la vez, se convierte en más exitosa, porque tiene gran consenso de los científicos. Mayor aceptación porque se va a tener mayor acuerdo y por lo tanto surge un reto importante: si esta funciona, hay que seguirla o hay que romperla para crear otra. Por supuesto que se pueden cuestionar los fundamentos establecidos sobre la cuestión al género que se ha dado por siempre. Los de ciencia básica no están de acuerdo.

Es propio de la sociología del conocimiento el estudio de cómo se genera el mismo. ¿Cómo es que somos? ¿Por qué somos así? Una teoría es exitosa en la medida en que es utilizada por miembros de distintos ámbitos de la comunidad científica. El paradigma es una teoría exitosa en la medida en que va abarcando más disciplinas y tiene más apariencia de cientificidad.

Cuando se hace análisis de género, existen dos paradigmas de la organización: el de la teoría clásica, y el de la teoría científica. Entonces, hay que buscar desde la estructura de género, quién es el ideal de paradigma dentro de estos dos paradigmas. Esto desde el punto de vista de género. Si se está pensando sólo en hombres, ¿por qué no toman el punto de vista de género?

Por ejemplo, éstos son buenos en la medida en que se acepta un trabajador –hombre o mujer- con las características suficientes para poder desarrollar el trabajo que está establecido. El problema es que se hace a un lado al trabajador mujer porque se pre-establece -paradigma- que es diferente en sus condiciones sociales, políticas, educativas y culturales al hombre. Porque el rol que se ha establecido para las mujeres es el de amas de casa y criadoras de sus hijos.

Por eso no hay lugar dentro de los paradigmas de la administración. La organización es una modalidad de la administración para la mujer. El paradigma de la administración se puede incorporar la diferencia de género en la administración general.

En síntesis el que detrás de un modelo ideal de los paradigmas es el hombre, ser humano impersonal entregado a la empresa y desligado a la familia: éste debe ser el máximo exponente de la organización.

¿Por qué no pensamos que todos los programas establecidos para la mujer desde el gobierno y organizaciones no gubernamentales, deben ser entendidos desde la perspectiva de qué les podemos nosotros dar a ellas? ¿Qué es lo que necesitan de nosotros para que ellas establezcan la diferencia en sus vidas?

Esto viene arrastrándose de culturas orientales y occidentales que en este momento están insertas dentro del marco de la globalización. En este momento de vida, en pleno siglo XXI, algunas mujeres en Afganistán estén siendo matadas por no reunir los paradigmas establecidos alrededor de los hombres Talibanes que expresan su furia por querer quedar bien con su único Dios. Para muchas culturas, la mujer debe estar en su casa, y es la variable únicamente de reproducción social. El hombre es la variable de la organización económica, de la producción.

La ideología es decir: esto es científico y lo tomo en cuenta. Pero también podemos decir: esto no es cierto. Proponer y tratar de entender que una nueva verdad que es conocida durante siglos y no mencionada, es que las mujeres no están capacitadas: la ausencia de capacitación es un producto social. Tampoco están educadas sino sólo para hacer su rol de reproductoras sociales. Reproducir la pobreza que existe en el mundo, es grave. Y esto obedece a principios distintos, a distintos productos de culturas locales.

Hay cuestiones que sirven para tratar de entender el lugar en donde estamos parados y con qué técnica estamos investigándolas. La idea es que ésto, como cualquier cosa del conocimiento pueda tener un espacio en nuestras vidas y herramientas para aprender a usarlas.

Esa es la utilidad que le sirve a una organización. Si yo sé que le puede servir más mi trabajo a las mujeres y a la organización que represento y en la que trabajo, mi meta está cumplida. Es cuestión superada. Analizar si las uso, si este trabajo me dota de poder o no. O es simbólico todo.

Pero si yo puedo resolver los problemas por la organización a la que pertenezco y usar el poder que tengo para hacer algo por ellas, la organización sirve y yo también. Entonces, el trabajo valió la pena.

[1] Secretaría de Salud, El Derecho a la libre decisión en salud reproductiva, México, 2002, pág.23.

 

 


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Gilda Montaño

Con singular alegría