Desde hace algunas semanas, los temas que nos ocupan son las violentas manifestaciones que se han venido dando en América Latina; escribí acerca de las manifestaciones en Chile, luego en Bolivia el “Golpe de Estado”, las más recientes se dan en Colombia; asimismo, semanas antes escribí acerca de las medidas que tomó Bolsonaro en Brasil y cómo, con ellas, ingresaron 598 millones de dólares a Brasil, con lo que, desde sus primeros meses, agilizó la economía de su país, registrando el mayor crecimiento en los últimos 16 años.
No obstante, la semana pasada periódicos internacionales anunciaban que Bolsonaro suspendía la reforma administrativa por protestas. Después de una victoria histórica en la que se aprobó la reforma a las pensiones el mes pasado, la administración de Bolsonaro anunció un plan para reducir el sector público inflado del país; sin embargo, derivado de que las violentas manifestaciones siguen estallando en Chile, Bolivia y Colombia, el líder brasileño retiró la propuesta, que según los analistas podría provocar el descontento popular.
Nuevamente pregunto: ¿Por qué tanta violenta manifestación en América Latina? La respuesta suele ser que, el problema no es la pobreza sino el aumento en la desigualdad, pero, qué tan cierta es.
En palabras del escritor y periodista Sergio Sarmiento, en su columna titulada Protestas desiguales, Chile ha sido el país latinoamericano que más ha crecido en las últimas décadas, pero también el que más ha reducido la pobreza. Según la Cepal, la pobreza extrema en Chile cayó de 5.6 % en 2002 a 1.8% en 2016 y la pobreza general de 40.1 a 13.7%.. Chile es hoy el país más próspero de Latinoamérica y también el de menor pobreza y es el sexto país del mundo con mayor aumento en el ingreso de 40% más pobre de la población en 2009-2014.
Entonces, ¿qué es lo que desata las manifestaciones? Lo dice él también, quizá uno de los factores en común de todas estas protestas es la creciente presencia de las redes sociales, que tienden a polarizar a las sociedades y permiten una mejor coordinación de grupos políticos con una ideología en común. Y esto me hace recordar forzosamente la llamada Primavera Árabe, allá por el 2010, cuando los términos “revolución Twitter” y “revolución Facebook” se pusieron de moda cuando los movimientos “online” se combinaron con las manifestaciones “fuera de línea” y las revoluciones tunecina y egipcia revelaron ser, ante todo, revoluciones humanas, impulsadas por Internet y las redes sociales. Facebook y Twitter funcionaron como una caja de resonancia, transmitiendo y amplificando las frustraciones y reivindicaciones de los manifestantes.
Sin embargo, tampoco podemos olvidar la tesis de Evgeny Morozov, experto en Internet, expuesta en su libro ‘The Net Delusion’, en el que pone en duda el papel de Internet como herramienta de democratización, ya que si bien Internet es usada por los disidentes, también es usada por las autoridades para difundir la información que a ellos conviene, organizar las manifestaciones que desean y reforzar la vigilancia y el control de la población.
i) https://www.digitalmex.mx/opinion/story/16604/la-situacion-de-chile-en-tres-palabras
ii) https://www.digitalmex.mx/opinion/story/17117/honor-a-quien-honor-merece-evo-morales
iii) https://www.digitalmex.mx/opinion/story/15930/los-primeros-meses-de-gobierno-de-bolzonaro-vs-amlo
iv) https://outline.com/4zZ8ay
