Ignorancia que mata

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Publicado en Opinión

Ignorancia que mata

Lunes, 06 Abril 2020 04:26 Escrito por 
Ignorancia que mata Sin Titubeos

Pese a todos los llamados de los gobiernos, desde hace semanas, persiste la desinformación entre la población con respecto a los alcances y a las consecuencias que podrían derivarse de esta mala comunicación. Desgraciadamente esto se da en todos los niveles y estratos de la población, desde las comunidades rurales, donde la gente no ha oído hablar del Covid-19 y en consecuencia no toman medidas de precaución, hasta el Presidente de la República, que seguramente se siente alejado del resto del mundo e inmune a los contagios y a los peligros del letal virus.

Si por él fuera, López Obrador seguiría realizando giras, saludando a la gente y repartiendo abrazos, apretones de mano y besos a diestra y siniestra. Desconoce, o finge ignorar, que el primer ministro de Inglaterra, Boris Johnson fue hospitalizado tras mostrar síntomas persistentes del coronavirus, diez días después de dar positivo por el virus, aunque claro la oficina del político conservador descartó que se trate de una emergencia.

Johnson se convirtió en el primer líder de una potencia en anunciar que había dado positivo a la prueba de covid-19 y desde el 27 de marzo se mantuvo aislado en un piso de Downing Street. Ayer de plano fue hospitalizado.

Pero en México eso no sucede, la desinformación es tal que, mientras que en otros países las calles, avenidas y carreteras lucen vacías, en nuestro entorno, si bien han disminuido las actividades, parece que no estuvieramos inmersos en una emergencia nacional; en los mercados hay buena afluencia de vendedores y compradores; hay mucho movimiento de automotores y la gente sigue asistiendo a fiestas.

Frente a esa temeraria apatía, los mexicanos enfrentamos otros problemas como el estancamiento económico. Los efectos de la pandemia darán lugar a un escenario sumamente desfavorable. Estaremos atados a una economía de guerra y, para salir de ella, México y los mexicanos tendremos que echar mano de toda nuestra voluntad y fortaleza, porque del gobierno federal no podemos esperar mucho, ya lo vimos con el informe trimestral del presidente Andrés Manuel López Obrador, nada de fondo que nos dé esperanza.

Pero por el momento el panorama es desolador, el sistema de salud está hincado, literalmente está de rodillas por la ceguera de un mandatario que el año pasado se puso a despedir a médicos y enfermeras a diestra y siniestra, sin importar antigüedades ni derechos y a desmantelar al Seguro Popular, hasta que casi desapareció. Por eso ahora, ante la pandemia, desesperadamente intenta contratar a esos profesionales de los que se deshizo sin miramientos.

Y es tanta su desesperación que han empezado a mandar cartas personalizadas a médicos, enfermeros, especialistas sicólogos y a todos los profesionistas relacionados con el sector salud.

Como grande es su necesidad de comprar reactivos para elaborar análisis de laboratorio. Sí, se los están comprando a los laboratorios y a las compañías farmacéuticas con las que se pelearon el año pasado, acusándolas de corrupción y de estar coludidas con los gobiernos anteriores. Pues a éstas tuvieron que recurrir para comprar los insumos que tanta falta hacen en el sector salud.

Frente a este escenario, los mexicanos que sí estamos enterados de las consecuencias del Covid-19 y que actuamos responsablemente, resguardándonos en nuestros hogares, enfrentaremos otros problemas. La amenaza real de un contagio masivo, así como la ausencia de una cura inmediata generan emociones negativas en la gente. Al poco tiempo tendremos que darnos cuenta que los trastornos mentales nos están afectando más que el propio coronavirus.

Las compras masivas –de pánico les dicen- no son más que una manifestación de la angustia, la depresión y la ansiedad que nos está contagiando y nos está venciendo.

Aburrimiento, sensación de soledad y de abandono son terreno fértil para que estén aumentando los casos de violencia intrafamiliar, porque no estamos acostumbrados al distanciamiento social promovido por la Secretaría de Salud.

Encima de todo esto, tenemos que soportar las ocurrencias de un Presidente, para el que la pandemia del Coronavirus “nos vino como anillo al dedo para afianzar los propósitos de la transformación”.

Imposible saber en qué estaba pensando cuando dijo esa barrabasada; en el castigo económico que sufriremos todos los mexicanos, en los miles de viejitos que morirán por la falta de atención más que por el contagio del virus, o en los mexicanos pobres que se verán afectados por su ignorancia y por la falta de asistencia social y médica.


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