Del absurdo en la tragedia y de otros tantos tontos

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Del absurdo en la tragedia y de otros tantos tontos

Domingo, 24 Mayo 2020 10:17 Escrito por 
Del  absurdo en la tragedia y de otros tantos tontos Los Sonámbulos

De rodillas ante un microscópico agente, la vida y el mundo actual son igual o incluso más caóticos que los episodios más trastornados de que tenga registro la historia más antigua. Es, como supuso Nietszche, una “descarga artística de la náusea de lo absurdo”, una especie de comedia donde la tontería, a veces macabra, se ha instalado no como parte de acciones encaminadas a atender la emergencia sanitaria, sino como simple continuación de las políticas de gobierno.

Lo extraño ante el numeroso recuento de cadáveres, ya en bolsas o en catafalcos, sería que la simpleza gubernamental no se hiciera presente frente a este malvado bacilo, lo que hace que no pocos se sientan realmente indefensos en su papel de defensores de las causas perdidas.

Por ejemplo, un gobernante puede sugerir la inyección de desinfectantes para combatir el Covid-19 y ahí va la estupidez en tropel, creyendo semejante sandez volcada a aplicarse “flit” (caso Estados Unidos y el bocazas que figura como presidente), terminando por despertarse en el hospital en condiciones peores a la del miserable gusano de Franz Kafka.

Otros más, presionados por los sectores de la desesperación y la angustia, anticipan con toda solemnidad la “vuelta a la normalidad” justo cuando está por vivirse lo peor de la situación (¡Tanto espacio ocupado, tantas mañaneras para informar mucho, incluso rifas, pero sólo para dar a conocer muy poco). Y ahí va la estupidez a la calle, en masa nuevamente, como si se hubiera anunciado la distribución de despensas o el regalo de boletos para viajes redondos.

La palabra, decía García Márquez, tiene un gran poder. Y en ocasiones suele ser letal si se le da un uso irresponsable, más si proviene de aquellos que tienen alguna responsabilidad pública. Pero ha prevalecido el ADN de la figura del político: quiere estar y aparecer en todas. Como en el viejo chiste, si hay un velorio quisiera ser el muerto para que todos los cirios y reflectores lo iluminen.

Donde poco se han dejado ver los reflectores es en materia de finanzas “duras y puras”, así como de economía, donde no será extraño que después de la crisis el curso de los acontecimientos continúe su marcha, tal como ha sucedido luego de cada devastación. Esto quiere decir que habrá más millones de personas pobres y otras en condiciones francamente miserables, mientras otras, el “1 por ciento”, habrán multiplicado sus fortunas.

Por lo pronto y quizás a reservas de mejorar, para nuestro país se anticipa que “12 millones de mexicanos entrarían en situación de pobreza y 12 millones 300 mil en pobreza extrema”, según estimaciones de firmas bancarias difundidas en la prensa, faltando por “redondear” con la suma de los que ya lo eran antes del brote sanitario, y que superan los 54 o 56 millones.

En el caso de otros otros países, el absurdo consiste en que mientras más inyecciones de miles de millones de dólares se anuncian para rescatar a la economía y las finanzas de sus propias trampas, más aumenta la cifra de desempleados y el cierre de negocios. De hecho, se da por descontado que la cifra de miserables aumentará, como si se tratara de una nueva epidemia.

Es obvio, entonces, que los recursos están yendo parar a otro lado. Y quizás por eso lo que no se estima en en cuánto aumentará la riqueza de los que ya son ricos, porque en este caso se está viendo la muy manoseada cinta que tiene como último antecedente la crisis económica y financiera provocada por los derivados “tóxicos” de las hipotecas Subprime en el año 2008 cuando, según diversos informes, la riqueza de los multimillonarios del mundo pasó de 3,1 billones de dólares en el año 2009 a 6, 5 billones en el año 2013, cifra cercana al 45 por ciento del PIB de Estados Unidos.

Esa estafa, grave, sirvió para duplicar fortunas. La actual es peor y apenas comienza la danza de cifras.


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Jesús Delgado

Los sonámbulos