Bertrand de Jouvenel, Economista NiNi: Ni Conservador Ni Liberal (Economía Ética-Ecológica y su futurible)

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Publicado en Opinión

Bertrand de Jouvenel, Economista NiNi: Ni Conservador Ni Liberal (Economía Ética-Ecológica y su futurible)

Domingo, 16 Agosto 2020 00:10 Escrito por 
Bertrand de Jouvenel, Economista NiNi: Ni Conservador Ni Liberal (Economía Ética-Ecológica y su futurible) Bertrand de Jouvenel, Economista NiNi: Ni Conservador Ni Liberal (Economía Ética-Ecológica y su futurible)

Su vida intelectual es interesantísima, tan heterodoxa como lo fue su vida privada que comentamos aquí el pasado 18 de junio en el artículo Relaciones peligrosas: mujeres libres y periodistas libertinos (Martha Gellhorn, Hemingway, Bertrand de Jouvenel y Colette).

Jouvenel, después de haber coqueteado con la ortodoxia política y económica, fue influido por la proximidad de su extraordinaria madre con el súper conservador grupo de la Mont Pelerin Society, fundado por Friedrich Hayek, Jacques Rueff y Milton Friedman, entre otros, pero a diferencia de ellos Jouvenel buscó poner especial atención a las teorías del bienestar económico y no sólo del crecimiento económico. 

Y en 1929, con veintiséis años, impresionado por el problema social, escribe una obra económica notable por su lucidez: la economía dirigida. 

En ella se aparta de la economía socializante en un momento en que las experiencias de economía dirigida no sólo estaban de moda, sino que además parecían eficaces. Sin embargo, no cae en el otro extremo, como sus conservadores compañeros de viaje, precursores del neoliberalismo gatopardista. 

Jouvenel nunca fue un ortodoxo conservador ni un conservador disfrazado de neoliberal como tantos tecnócratas. Pronto se separó del grupo de Mont Pelerin porque no compartía su individualismo doctrinal, su desdén de lo político ni su abandono de la dimensión moral de las acciones comunes. Su posición es otra, y queda plasmada en su estudio La ética de la redistribución, de 1947.

Siempre en las antípodas, Jouvenel fue acusado de germanófilo primero, y luego perseguido por los nazis; fue un agudo detractor del socialismo, pero también un crítico tenaz del liberalismo á la Hayek. Ni liberal ni conservador, el carácter controvertido de su trayectoria no empañó la claridad de su pensamiento, que resulta sumamente actual en esta inusitada época postsocialista y postneoliberal marcada por la amenaza ecológica y sanitaria.

Su libro  “La Civilización de la Potencia: De la Economía política a la Ecología política”, ya incluye una crítica al P.I.B. (Producto Interno Bruto) que se usa como única medida del progreso o mejora de un país, a la que se suman las dudas sobre el método de calcular el desarrollo económico, de su propio creador Simon Kuznets, entre muchos otros. ¿Le parece que ha escuchado esta discusión recientemente? Solamente medir el crecimiento de la economía no basta para conocer sobre el bienestar y la salud general de la población.

A partir de 1975 creó la Asociación Internacional Futuribles, que trataba no de conocer el futuro, sino de ordenar y conocer mejor los elementos determinantes del presente a partir de una especie de observatorio instalado hipotéticamente en el futuro. 

Jouvenel propone una economía dirigida (no  la planificación socialista), alternativa a las formas de liberalismo que en los últimos años habían venido circulando por nuestro mundo (él fallece en 1987, en pleno ascenso del neoliberalismo y su ¨libre mercado¨). Jouvenel no pretende oponerse a las prerrogativas del Estado ni rechazar la idea del poder, sino que su objetivo es conocerlo y describirlo para exponer la forma más eficaz de darle un cauce y limitarlo. El poder no es un fenómeno atmosférico ni una cosa sin rostro; tampoco es un mal. El poder es una realidad con rostro, con responsables, y también con un camino histórico que es posible reconstruir encontrando el grado más eficiente de la combinación de Mercado y Estado. 

El conjunto de su obra puede ser entendido bajo la intención que él mismo declaró: un estudio de «cómo evitar a nuestra civilización la decadencia y posterior caída común a todas las civilizaciones precedentes».

¿No cree usted que esa cuestión es hoy más que nunca pertinente plantearla debido a la pandemia que amenaza nuestra civilización? Lo que hemos aprendido es que no todo lo resuelve el libre mercado ni solamente la dirección  del Estado, que no todo es economía sino que, se quiera o no, importan en la vida también la ética y la ecología y sus anomalías.

Agosto 2020


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Javier Ortiz de Montellano

Articulista invitado