Delincuencia y violencia

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Delincuencia y violencia

Miércoles, 09 Septiembre 2020 00:06 Escrito por 
Delincuencia y violencia Hablando de...

Ya en alguna de mis columnas anteriores, mencioné que los delincuentes cada día son más violentos.

Desde aquella descripción Lombrosiana ya superada, del delincuente, hasta la indefinición actual en la identidad de quienes violan constantemente la ley y cometen los delitos más atroces e impactantes, han pasado años en los cuales la transformación de la identidad delincuencial es tan complicada que identificarlos a veces es imposible.

El señor caballeroso, la dama fina, el joven simpático y agradable, la niña inocente, el vecino cordial, el trabajador servicial y hasta el familiar cariñoso, puede transformarse en el peor enemigo y convertirse en el verdugo de cualquiera de nosotros y los miembros del núcleo familiar más cercano.

La parte más dolorosa y despreciable, es que quienes cuentan con nuestra confianza o se ganan el cariño y hasta el amor, también pueden ser los más despiadados e insensibles delincuentes.

Recuerdo muy bien que hace algunos años, si observábamos un vehículo descuidado o maltratado, con varios sujetos en el interior, estacionados en una callé oscura, la reacción natural era caminar por otro lado, con la sospecha de que podían ser delincuentes, ahora utilizan vehículos de lujo y ropa de marca, joyas y tienen apariencia de la cual no sospecharíamos, que equivocado estabas Lombroso.

No se trata de clasificar al delincuente por su apariencia sino de tomar conciencia, de que la delincuencia, precisamente, ya no tiene una forma física específica o son grupos de desconocidos, puede estar tan cerca de nosotros y hasta formar parte de nuestra familia.

Hemos escuchado casos, en los últimos años, en los que quienes atacan a sus bienhechores y familiares, son tan cercanos, como trabajadores, sobrinos, cónyuges y hasta hijos y nietos y esto refiere una degradación social inimaginable.

Pensamos que si en los que existe un sentimiento de cariño o amor no hay limitación para la violencia, menos la habrá en desconocidos, que atacan, por ejemplo, en un robo a mano armada en una combi de transporte público.

Estas reflexiones, nos llevan a insistir en que la educación es el principal medio para combatir la delincuencia, hijos formados con la avaricia y necesidad de bienes materiales no se limitarán si es necesario atacar a sus progenitores para obtenerlos. Niños y jóvenes que no son educados en el respeto al sexo femenino, serán novios, esposos y padres golpeadores de novias esposas e hijas. Mujeres y hombres que no reciben como ejemplo familiar el respeto a los valores, seguramente serán delincuentes y si no se les educa a no vulnerar los bienes más preciados de los demás, también seguramente, robaran, lesionaran y hasta matarán, si no veamos las entrevistas a los sicarios más jóvenes.

Y no es solo preocupante, es desolador pensar en un mundo cada vez más violento, pensar que heredaremos a nuestros hijos y nietos una vida llena de restricciones, de no poder salir a la calle a jugar o a pasear por el temor de un secuestró, el no poder usar el transporte público por temor a un asalto, a no dejar a una jovencita salir a una fiesta, por temor a una violación o a una agresión que la lleve a perder la vida, a cuidar lo que los niños consumen en la calle por el temor de que los induzcan al mundo de las drogas, en fin, a llevar una vida de temores y desconfianza, recordemos los tratados internacionales, que en nuestro país se equiparán a los preceptos constitucionales, protegen de manera especial y sobre cualquier norma legal los derechos de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

Y muchos dirán, ¿qué hace la autoridad para resolverlo? y yo pregunto, ¿qué hacemos como adultos con la educación de niñas, niños, señoritas y jóvenes? creo que solo la historia nos dará la razón o nos cobrará las facturas, nunca saldremos de este bache social si no cumplimos cada uno con nuestra obligación. Es muy gratificante ver como muchos estudiantes logran terminar un escaño en su vida escolar, en una generación resiliente, pero también es preocupante verlos partir a un futuro incierto, en un mundo lleno de delincuentes cada día más violentos.

Por cierto: en este momento de pandemia, cuando seguimos promoviendo y luchando por una escuela digna para nuestras jóvenes generaciones, donde se hacen grandes esfuerzos para lograr la educación a distancia con calidad, la responsabilidad familiar, para formar en los valores esenciales, es básica y será el pilar para reconstruir un tejido social bastante dañado a causa también de un descuido social histórico.


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José Vera Monroy

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