López-Gatell: como cáncer para México

DigitalMex - Periodismo Confiable

Publicado en Opinión

López-Gatell: como cáncer para México

Domingo, 18 Octubre 2020 00:06 Escrito por 
López-Gatell: como cáncer para México Lo bueno, lo malo y lo serio

La queja de los padres de los niños con cáncer por la falta de medicamentos y quimioterapias no es nueva, llevan meses protestando, pidiendo, llorando por atención que no se les da. Han sido objeto de ataques sin misericordia. Son descalificados por parte del gobierno federal, y en consecuencia, de una gran cantidad de incondicionales.

Las protestas de los padres que exigen atención médica para sus hijos, no debería existir, porque forman parte de los más vulnerables, ¿en qué lugar del mundo se hace a un lado a los más débiles y se prefiere defender a quien debería garantizar el abastecimiento de medicinas?

Todo empieza desde el púlpito presidencial, con el señalamiento que encañona con el dedo flamígero el presidente Andrés López, que sin pruebas, como ya tiene acostumbrada a la población, dice que son manejados por sus adversarios para afectar a su gobierno.

Independientemente de lo que diga el presidente, es sorprendente que la sociedad mexicana, reconocida por la solidaridad demostrada ante desastres naturales con sus semejantes y con otros pueblos, hoy se hunda en la indiferencia.

La indolencia impera en este penoso asunto, tan delicado y doloroso. Muchas veces, los padres de los niños, a los que se suma una importante parte de la sociedad, han pedido que se pongan en su lugar, como un acto mínimo de comprensión, y de no ser así, por lo menos, respeten su libertad de reclamar sin ser insultados.

Parece que México vive una nueva realidad, en la que los ciudadanos prefieren cerrar los ojos ante la tragedia de los más desfavorecidos, que mostrar empatía. ¿por qué? ¿cuál es la razón para tal comportamiento? ¿desde cuándo se hizo a un lado la solidaridad tan propia del pueblo, por apoyar a ciegas a quien acusa sin presentar ninguna prueba?

De ninguna manera puede aceptarse como pretexto el hecho de que el tratamiento del cáncer sea caro, ¡claro que lo es!. La ciencia aún no encuentra otra forma de combatir el mal. Pero es uno de los propósitos de los impuestos. El gobierno debe administrar, no tomar decisiones arbitrarias sobre qué hacer con el dinero de los contribuyentes.

Es precisamente donde surgen todos los problemas que hoy enfrenta el país, la distribución de la riqueza mal entendida. El empresario, el obrero y el empleado, todos, pagan impuestos, con los que esperan la retribución por parte del gobierno para el bien común. ¡Para el bien común! Seguridad, salud, entre otros, como parte de la obligación que debe garantizar la administración elegida en las urnas.

Existe en el ambiente, un reclamo que ha venido creciendo por una buena parte del pueblo, como consecuencia del empoderamiento de un personaje, más preocupado por su futuro político que por su obligación como funcionario de salud, el sub secretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, quien ha acumulado más poder que el propio secretario Jorge Alcocer.

Bien, pues este personaje, que recientemente fue vapuleado en la cámara alta, con acertados reclamos por parte de legisladores de oposición, como los que le dedicó la senadora Lilly Téllez, quien pudo decir lo que miles de mexicanos piensan acerca de la pésima actitud y desempeño del funcionario, es a quien el presidente encargó, además de todo lo referente a la pandemia del COVID-19, la responsabilidad de doce oficinas, incluida la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) que mucho tiene que ver en el tema.

¿Cuál fue el argumento? El mismo que el gobierno lopezobradorista esgrime cuando desea hacer su voluntad pasando por encima de todo y de todos. La corrupción. Por lo que en teoría, el subsecretario deberá limpiar de corrupción la regularización sanitaria.

López-Gatell ha adoptado un papel protagónico porque así le conviene al presidente. Pero el funcionario ha dejado mucho que desear, independientemente que López lo defienda cada vez que lo necesita, no existen argumentos sólidos que hagan presumir que en efecto, ha sido profesional en el desempeño de su encargo.

López-Gatell lo dejó claro hace mucho, él va a proteger los intereses del presidente, y hará lo que tenga que hacer para lograrlo, el cobijo que le proporciona López Obrador le da para sentirse en resguardo presidencial, por lo que las críticas, aún si estas vienen del extranjero, no le harán absolutamente nada, por eso, la soberbia es compañera inseparable del personaje, que hasta poeta se siente.

Pero volvamos al punto, si los padres de los niños con cáncer han tenido que emprender una interminable lucha por sus hijos, para garantizar el abastecimiento de medicamentos; es porque no las tienen. ¿por qué habrían de caminar bajo los rayos del sol, recibiendo una enorme cantidad de insultos, únicamente para incomodar el gobierno de cuarta?

El presidente se la pasa culpando de todo, hasta de errores propios, a ese pasado que tanto odia, pero “antes”, no se veían las imágenes lastimosas de hoy. La hipocresía atrapa a la nueva izquierda, porque en ese pasado, hubieran pegado el grito al cielo y se hubieran desgarrado la ropa.

Es ridículo anteponer un supuesto robo de los medicamentos oncológicos, en las condiciones más extrañas, todo alrededor está lleno de dudas y presunción de fabricación de acontecimientos, ¿quién puede creerse el cuento? La burla tiene muchos matices, y la que más indigna, es como la que hoy se presenta.

López-Gatell se ha convertido en un cáncer para la sociedad mexicana, originado desde el momento que fue nombrado encargado de atender la pandemia del Coronavirus, porque casi enseguida se alejó de esa responsabilidad, fue creciendo como un quiste en el cuerpo de México, que poco a poco empezó a causar daño, ese daño fue extendiéndose conforme adquiría más poder. Poder que el propio presidente le fue otorgando, como agradecimiento al desempeño de su empleado.

Instalado en esa posición, dijo lo que quería el mandatario escuchar, y así, no hay forma que las cosas puedan mejorar. Pero lo más preocupante de todo, es la actitud de la sociedad. Ha perdido la capacidad de asombro y de indignación, eso sí, es una verdadera pena.

 


Visto 1812 veces
Valora este artículo
(2 votos)
Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio