El valor de la palabra

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Publicado en Opinión

El valor de la palabra

Jueves, 01 Julio 2021 00:13 Escrito por 
Ricardo Joya Ricardo Joya La tribu entera

“Te doy mi palabra” es una expresión que hace algunos años tenía mucho valor. Es una frase que remite a la confianza que pretendemos generar con alguien más y que –al cumplirla- nos ayuda a construir una buena reputación.

 

 

Cuando se asume un compromiso –dice la teoría- se debe cumplir, aunque no exista documento de por medio… al menos eso nos enseñaban en varias familias. “Si te comprometes, debes cumplir”, decía mi madre y me enseñó a ser responsable.

Naturalmente, el valor que tiene nuestra palabra se acrecienta cuando se trata de asuntos sensibles o de mucha importancia para alguien, para una comunidad, organización o institución. La credibilidad, la integridad que podemos acreditar con quienes nos rodean, en buena medida surge del cumplimiento de esa palabra, y adquiere más valor cuando no es necesario tener algún documento que obligue al cumplimiento.

En las recientes campañas electorales que concluyeron hace unas semanas con las votaciones del 6 de junio, fueron –en buena medida- una competencia de palabras, de mensajes que divulgaron las y los candidatos, en la búsqueda del apoyo ciudadano… o con el interés de descalificar a sus rivales. Lamentablemente, hay que decirlo, hubo pocas palabras con propuestas para resolver la infinidad de problemas que se viven en diferentes partes del país.

Ahora, quienes obtuvieron el triunfo –por sus estrategias en campo, por la operación electoral, por la repartición de dinero (que en algunos casos fueron millones de pesos), por la suma de intereses, por los acuerdos (públicos y en secreto) que hicieron- ahora asumirán la responsabilidad de que sus palabras se conviertan en hechos.

Ya se acabó el momento de la celebración, porque viene la etapa del cumplimiento y de afrontar los retos públicos con las oportunidades y desventajas que existan. Ahora, las expectativas que se hayan generado deberán satisfacerse si el propósito de los y las candidatas es preservar la confianza que han recibido.

 

 

Lo peor que puede suceder –para todos: autoridades electas y sociedad en general- es que la palabra dada en campaña sea olvidada. Quienes aspiran a un cargo de elección hacen compromisos con mucha gente –dependiendo la importancia de la posición-, tanto en sus equipos de trabajo como con quienes aspiran a representar, y lo peor es que al llegar a la posición se desconozcan las palabras, los compromisos.

“Prometer no empobrece”, se dice popularmente, pero sí deteriora la credibilidad y la reputación de quien promete y no cumple. Poco a poco, en cada ocasión que se hace un compromiso y no se cumple, la confianza que nos han depositado se deteriora.

La confianza es un recurso no renovable, se construye o se destruye dependiendo de nuestro comportamiento, requiere mucho tiempo para edificarse, pero también se puede venir abajo en un momento, y determina –en buena medida- lo que ocurrirá en el futuro: si logramos acrecentar la confianza, la gente nos dará nuevas oportunidades en cualquier plano, desde lo personal hasta lo público, en los negocios y en la política, en las relaciones amorosas y de negocios.

Solamente haría una reflexión final: si usted asume un compromiso, cumpla, porque eso es lo que le hace falta a este país: Gente íntegra que no cambie sus posturas de acuerdo a su estado de ánimo o atendiendo solo a sus intereses, que respeten a quienes les rodean, para que -todas y todos- recuperemos el valor de nuestras palabras.

PERCEPCIÓN

Este jueves se instalará el Parlamento Abierto en la Cámara de Diputados del Estado de México, y con ello iniciarán los trabajos para analizar más de 500 iniciativas que se recibieron de diferentes puntos de la entidad, propuestas por más de mil mexiquenses, gracias al esfuerzo –inédito en el país- del Secretariado Técnico para el Análisis y Estudio de la Reforma Constitucional y el Marco Legal del Estado de México.


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Ricardo Joya

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