¿Volver a clases ya?

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Publicado en Opinión

¿Volver a clases ya?

Jueves, 12 Agosto 2021 01:22 Escrito por 
Noemí Muñoz Noemí Muñoz Ganando espacios

Todos queremos volver, todos. No hay alguien que por voluntad propia desee quedarse en casa, pero también todos queremos vivir.

Desde que empezó la pandemia la situación para las mujeres trabajadoras y amas de casa ha sido muy difícil. Se desbordó el trabajo doméstico, pero también las peticiones de los patrones. Muchas empresas optaron por mandar a sus trabajadores a casa y continuar con el formato en línea. Sin embargo, las fábricas continuaron laborando y muchos trabajadores se contagiaron. Las mujeres que tenían que seguir cumpliendo con su jornada de ocho horas se vio en la necesidad de dejar a sus hijos con parientes, amigos, un dispositivo o a la buena de Dios.

Recordemos que las guarderías cerraron sus puertas y antes de la pandemia habían desaparecido muchas, ya que López Obrador optó por retirar los fondos, ya que consideraba que se prestaba a la corrupción. En un primer momento se dijo que ese dinero se les daría a los padres. Después la pandemia nos agarró con los pantalones abajo, sin Seguro Popular, sin guarderías y sin dinero para resarcir el cuidado de los hijos.

Llevamos dieciocho meses en pandemia y los “fondos para el bienestar” no existen. Por supuesto, nadie esperaba que la economía se parara y que durara tanto, pero sucedió. Ahora no podemos salir de nuevo, el semáforo está descompuesto, la gente sigue el que considera. La mayoría de las personas se sienten en verde. Hay pocos que respetan el naranja y muchos estados tienen una situación real de semáforo rojo, pero nadie la respeta.

Volviendo al tema de los niños. Las clases se fueron en línea, las escuelas privadas instauraron de inmediato sus plataformas virtuales y desde ahí continuaron las clases. Es cierto, fue poco funcional, los contenidos no se dieron al cien por ciento y dadas las condiciones los niños se distrajeron con los dispositivos, con la televisión, con las pláticas familiares, pero se siguieron las clases.

Ese no fue el caso de las escuelas públicas. Debido a un sistema educativo arcaico y cero actualizado nos quedamos pasmados. Los niños se fueron a sus casas sin libros, sin saber qué hacer.

Los profesores intentaron enseñar a través de su teléfono, mantuvieron contacto, pero otros de regiones más alejadas y sin dispositivo perdieron todo hilo de comunicación.

Así que fue un año de ver la tele, hacer los ejercicios, activar un sistema que no fue llamativo ni operante para muchos estudiantes.

Por supuesto que es fundamental la interacción en la escuela. Claro que tenemos que acostumbrarnos a este virus y él a nosotros. Pero el costo no debería ser nuestra salud o incluso nuestra vida. Somos una población con enfermedades crónicas degenerativas, con un índice de población alta, con la mayoría de su economía en pobreza extrema. Es decir, regresar significa que una escuela contará con las medidas de seguridad mínimas para restablecer las clases: Agua en los baños, jabón, gel antibacterial, desinfectante de aulas. 

Los alumnos deberán ser monitoreados en casa, en la entrada de la escuela y en el salón ante cualquier síntoma. En cada escuela debe estar preparada un aula con suficiente ventilación donde se contenga a los alumnos y alumnas que tengan fiebre, tos, dolor de cabeza, etc.

¿Qué organizado todo no?  Bueno, pues hay varias cosas que no podremos hacer. La primera es que no hay agua en la mayoría de las escuelas. Jabón sólo en algunas escuelas y en pocas cantidades. El gel estará dosificado y cuando se acabe se tendrá que gestionar ante las instancias correspondientes.

Del aula para contener ni hablemos, no hay espacio. Los monitoreos serán parciales y engañosos porque algunos padres tendrán que dejarlos en la escuela porque será su única opción. Así que el protocolo ante el COVID es para los que pueden costearlo, esa es la verdad.

Todas aquellas madres primerizas que contaban con una guardería tendrán que decidir entre trabajar o quedarse en casa o unirse al comercio informal. Es por demás decir lo que va a suceder con el regreso.

Se va a regresar porque no hay de otra, porque el carrusel seguirá corriendo y somos un país tercermundista que lo último que se pregunta es qué es lo que conviene a nuestra gente.  Las obreras, las ayudantes domésticas, es decir, todas aquellas que no tienen de otra más que seguir caminando en la rueda de la desigualdad serán el gran experimento de estas acciones. ¿Sobreviviremos? ¿Nos haremos más fuertes? ¿O colapsaremos como en la India? Según el presidente es nuestra responsabilidad decidir si regresamos a las escuelas o no. Nunca hemos sido una preocupación del estado, eso nos queda claro.

Entonces ¿Volvemos?

Noemí Muñoz Cantú
Directora de la Revista Ganando Espacios
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