Elecciones primarias

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Publicado en Opinión

Elecciones primarias

Jueves, 15 Diciembre 2022 02:15 Escrito por 
Juan Carlos Núñez Armas Juan Carlos Núñez Armas Palabras al viento

Se suele decir que el pueblo no se equivoca a la hora de elegir gobernantes, y tal vez en los pueblos de plena democracia esto sea así. Hoy sabemos que al menos, después de elegir, se pueden arrepentir como en el caso mexicano.

Francis Fukuyama en su libro Identidad, la demanda de la dignidad y las políticas de resentimiento, nos refiere a la betocracia como la capacidad que tienen los grupos minoritarios de bloquear la acción colectiva, y esto está sucediendo como una tendencia mundial. Más aún, en el creciente nacional-populismo, estos grupos tratan de utilizar la legitimidad obtenida en las elecciones democráticas para consolidar su poder y, yo agrego, si pueden, eliminar a sus adversarios.

Los populistas suelen ejercer su acción carismática con sus seguidores, dice el autor, excluyendo a gran parte de la población. No les gustan las instituciones que fortalecen los controles y contrapesos que limitan el poder personal del líder así se trate de tribunales, parlamentos, medios independientes y burocracia no partidista, aquí lo vemos con las acciones contra el INE, antes con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, a la que nulificaron o la Comisión Reguladora de Energía y hasta la auditoría superior de la federación, en fin, la lista es larga.

Estamos viviendo una recesión mundial de la democracia. En 1970 se contaban con unas treinta democracias plenas, la tendencia se incrementó hasta que en el año 2000 se podía contar unas 120 democracias liberales. A partir de ese año la tendencia se ha revertido. Dado que los autoritarismos han ganado la confianza y se han vuelto más asertivos, empezando por China, hasta los países antes de plena democracia han visto surgir dentro de sus territorios estos autoritarismos lo mismo Estados Unidos que Inglaterra.

El autor define a los timios como la parte del alma que anhela el reconocimiento de la dignidad y que han demostrado su necesidad de existencia en las democracias. Los políticos, por su parte, padecen de megalotimia que es el deseo de ser reconocidos como superiores y la sociedad exige la isotimia o sea la exigencia del alma de ser respetada en igualdad de condiciones.

A propósito de este hecho, la semana que concluyó, Marcelo Ebrad entregó a al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, una carta para exponer, entre otras cosas, la necesidad de establecer reglas para una competencia equitativa, a saber: se declara a favor de las encuestas, con una sola pregunta; que el mecanismo fuera supervisado y realizado por empresas independientes, se utilizara urna simulada, la separación de cargo público de quienes aspiran a ser candidatos y, en su caso, la realización de varios debates. Para mostrar los errores en mediciones subjetivas ahí tenemos las protestas Ricardo Mejía y el desconocimiento de Armando Guadiana y todo el proceso de Morena en Coahuila.

En este tema me parece que debería tener una mayor relevancia social, es decir, ¿cómo se lleva a cabo la democracia interna de los partidos políticos?, ¿cómo elegirán a sus respectivas/os candidatas/os las coaliciones?, ¿cómo participa cada partido y cómo eliminan a un prospecto que parecería más competitivo que otro? La democracia interna de los partidos se ha deteriorado paulatinamente, hasta el punto de que un reducido grupo de personas elige a las/os candidatas/os. Incluso una encuesta resulta manipulada para favorecer a una/o u otra/o candidata/o con elementos subjetivos como honestidad, cercanía y credibilidad.

Si bien es cierto cada partido debe tener la libertad de elegir el mejor método de selección de sus abanderadas/os a través de encuestas, consultas a la base o negociación política, las/os ciudadanas/os quedan al margen de ser tomadas/os en cuenta. Esperemos los partidos políticos sean sensibles a tomar en cuenta el parecer ciudadano.  Una etapa de elecciones primarias promovería que las/os ciudadanas/os tenga mayor interés, se incremente la credibilidad en la política y se integren al proceso electoral desde su inicio.  También podría servir para hacer de la elección una acción más personal. Aunque las/os ciudadanas/os no confíen en los partidos políticos, podrían confiar en los prospectos que les presenten.  Por ejemplo, el PAN llevó a cabo un encuentro con sus posibles aspirantes, quienes respondieron preguntas aleatorias de ciudadanas/os, puestas en urna transparente.

Si existieran elecciones primarias en cada partido podría entonces ayudar a darle mayor legitimidad a la elección de las/os candidatas/os. En una etapa subsecuente, cada candidata/o de partido competiría con los demás para definir a quien represente mejor a su coalición o bien jugársela de manera individual.  Este método podría apoyaría el debate de ideas, así como contrastaría personalidades y proyectos. En una palabra, las/os candidatas/os podrían diferenciarse entre sus pares y las/os ciudadanas/os estarían más informadas/os de quién es quién y tomarían mejores decisiones. Con mejor información, los ciudadanos elegirían basados en la capacidad de debate, el conocimiento del estado o país, los problemas y posibles soluciones. Con un proceso como el que describo, estoy convencido que las/os ciudadanas/os se arrepentirían menos de sus decisiones al momento de elegir.

*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

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Juan Carlos Núñez

Palabras al viento