Articulista invitado... El Príncipe Posmoderno

DigitalMex - Periodismo Confiable

Publicado en Opinión

Articulista invitado... El Príncipe Posmoderno

Miércoles, 07 Febrero 2018 00:10 Escrito por 

Desde principios del Siglo XXI hay indicios de que estamos en transición de los tradicionales “Príncipes” de Maquiavelo (Jefe secular del Estado como único Guía) y Gramsci (el Partido como dirigente) que se han vuelto anacrónicos en esta era de la posmodernidad, hacia la conformación de un difuso nuevo "Príncipe” o manera de gobernar.

Esta noción del príncipe posmoderno consiste en una figura política diferente que surge debido a los nuevos medios de comunicación basados en tecnologías electrónicas y digitales. De esta manera, si se considera la democracia electrónica y la movilización del libre mercado, el “político” aparece como un producto evaluado como una mercancía más en el circuito del consumo y la publicidad.

Este emergente Príncipe Posmoderno es una mezcla de residuos del Jefe de Estado que prefiguraba Maquiavelo y del Partido moderno que dirigía la nación como suponía Gramsci, pero que se ha debilitado con la aparición de las tecnologías electrónicas y digitales que están transformando su papel cuando no ocupando su lugar.

El Jefe de Estado actual ya no es lo que Maquiavelo entendía en su tiempo por El Príncipe, que plasmó en su libro de ese nombre publicado en 1532: un fuerte líder secular que a la par de ir formando un Estado se iría independizando de la influencia de la religión y ganando en autonomía propia. Tampoco los Partidos que Gramsci pensó que serían su reemplazo a modo de Príncipe Moderno, han podido subsistir al fenómeno de la globalización que desvanece las fronteras y la identidad de los Estados, y los fragmenta a la par que acota a los Jefes de Estado que antes gozaban del pleno ejercicio del poder.

En el caso de México puede observarse esta transformación global que está operando en forma gradual desde antes y después del cambio de siglo. El Tratado de Libre Comercio con Norte América y acontecimientos socio-políticos drásticos aceleraron este proceso de debilitación de los lazos unificadores de la comunidad estatal y del poder soberano del país y de su Jefe de Estado, acotado desde que la alternancia de partidos en el poder ha alterado -aunque no totalmente- las tradicionales relaciones de las fuerzas sociales.

En esta época, las nuevas tecnologías configuran cada vez más esferas de la sociedad global. Y, de modo particularmente acentuado, las corporaciones de medios de comunicación. Este es el clima en que se forma y se sobrepone incipientemente El Príncipe Posmoderno que surge todavía difusamente de la comunicación electrónica y digital.

Ya no se trata solamente del llamado “cuarto poder”, del cual se comenzó a hablar en el Siglo XIX cuando la prensa alcanzó un poder importante y se observó en su pleno esplendor en el Siglo XX con el uso de la radio y la televisión. En este Siglo XXI se trata de un desarrollo nuevo, intenso y generalizado, abarcador y predominante de los medios electrónicos y digitales en el ámbito de todo lo que se refiere a la comunicación en Economía y Política.

En este último caso, un predominio que desafía los clásicos poderes legislativo, ejecutivo y judicial, así como a los partidos (sin “Príncipes”), a los sindicatos (Proletariado sin Cabeza), a los movimientos sociales hoy múltiples y a la opinión pública, que antes era formada predominantemente por la televisión tradicional y hoy se dispersa por influencia de la multiplicidad de medios de información y comunicación.

Simultáneamente con todos estos desarrollos, nexos y transformaciones en curso, se desenvuelve una nueva configuración histórica y cultural de impacto global.

Lo que complica la trama para nuestra nación, es que hoy conviven fuerzas contradictorias que mantienen e incrementan la tendencia a la globalización y las que quieren revertirla, al menos en algunos campos del comercio, la inversión y la migración.

El dilema que se plantea, entonces, es el de saber en qué grado en el Siglo XXI continuarán siendo funcionales los arquetipos formulados por Maquiavelo y Gramsci para gobernar y hasta qué punto serán reemplazados por la nueva figura del Príncipe Posmoderno. En este sentido, queda por definirse cómo se enfrentarán los desafíos histórico-sociales de la globalización en curso en cuanto a la soberanía de las naciones y cómo y quién ejercerá la hegemonía que involucra a líderes y seguidores, aliados y adversarios, hoy amigos y mañana enemigos y viceversa

(Febrero-2018)


Visto 1880 veces
Valora este artículo
(18 votos)
Javier Ortiz de Montellano

Articulista invitado