Hace seis meses los mexicanos sufríamos los embates de la naturaleza, los acontecimientos que nos sorprendieron en el mes de septiembre del año próximo pasado, pusieron una vez más, a prueba el temple de esta nación, descendiente de guerreros y que en cuya sangre habita una determinación indomable por levantarse de la tragedia.
Ante la desgracia, surgieron manos y voluntades que en el temblor del mismo mes pero del año de 1985 y que derribó de tajo, varias de las construcciones emblemáticas de la ciudad de México, ya se había manifestado en todo su esplendor, aquél que materialmente dejó en escombros a la capital del país cuando dejó de moverse la tierra, las muestras de apoyo de diferentes entidades del país, se unieron para levantar con las manos los escombros y tratar de rescatar con vida a sus hermanos caídos en la desgracia.
Nunca más seriamos los ciudadanos mexicanos los mismos, tras el movimiento telúrico se mostró una vez más, la calidad y la calidez del pueblo, que con sus acciones manifestó que no importa el color, raza, zona geográfica, religión o inclinaciones políticas de cada quien, todo se hizo a un lado, para dar paso a la necesidad de brindar en la medida de todo lo posible, el apoyo para quien lo necesitara.
Lo mismo sucedió durante los acontecimientos naturales del año pasado, en varias partes del territorio nacional, la naturaleza inclemente mostró su capacidad de destrucción, pero, también y a consecuencia de ello, se mostró la capacidad y la determinación inquebrantable de gente decidida a no permitir que sus conciudadanos quedaran solos, la ayuda llegó de todos lados a esas zonas necesitadas.
Desafortunadamente también fuimos testigos de los que aprovecharon la confusión para su propio beneficio, ya sea robando los víveres donados, o saqueando de las construcciones derribadas en rapiña lo que pudieron, las noticias sobre estos acontecimientos, indignaron a todos, la voracidad del ladrón se puede comparar con la acción de los que intentaron hacer caravana con sombrero ajeno, etiquetando despensas como si hubieran sido entregados por ellos, y fue triste ver como los actores políticos intentaban desesperados sacarse la foto testigo de su desinteresado apoyo.
Pero, en sí, puede destacarse que hubo autoridades que cumplieron con su parte, sin permitirse tiempo de pensar en los reflectores, de inmediato giraron instrucciones para atender la emergencia, no había tiempo de más, cada minuto podía significar que alguien con vida pudiera ser rescatada, no tanto la comedia que lamentablemente surgió por una televisora en los escombros de un colegio privado del que se habló mucho, sino de los que sí fueron rescatados aún con vida y cuyo testimonio queda para el recuerdo en la memoria de los mexicanos.
Pero, ¿en dónde estaban aquellos que ahora se dicen interesados por la salud de este país?, que la peor desgracia que nos ha pasado no ha sido la natural, sino de no contar con verdaderos líderes, desinteresados y realmente preocupados por su pueblo. Hablar es muy fácil, prometer lo es aún más, lo que sí es verdad, es que en los momentos en los que esperaba toda una nación una reacción a la altura de sus necesidades, nunca llegó.
Vamos por partes, fueron muchos los que exigieron que las prerrogativas que habían sido destinadas a los partidos políticos para las campañas políticas de este año, fueran destinadas a la reconstrucción del país, un tanto desinformados, pedían los ciudadanos que ese gasto se ocupara de mejor manera, aunque la ley eso no podía permitirlo, aún así, surgieron reclamos por todos lados, el pueblo lo pedía, y ¿qué sucedió?. Nada, lo que hoy estamos viendo, gastos desmesurados de propaganda política.
A los que sabíamos que lo que pedía la gente no era posible conceder, nos tacharon de necios, de ir en contra de los mexicanos, cuando lo que sólo se dijo, es lo que a final de cuentas tenía que ser, no se puede ocupar un recurso que ya fue destinado y etiquetado para algo en particular. Peor aún, eso lo sabían los actores políticos, y aún así ofertaron solidarizarse con los damnificados, lo que da como resultado la demagogia de siempre.
Es en estos momentos cuando uno se pregunta, ¿estarán nuestras autoridades, y estoy hablando de cualquier nivel, a la altura de los ciudadanos que gobiernan?, así como ¿estarán los partidos políticos preparados para asistir y darle solución a quienes se deben? La respuesta es muy clara.
Guardaron silencio durante mucho tiempo, y en los momentos en los que fue el ciudadano que habló, lo hizo con más fuerza, opacó los intentos de reacción de muchos, y dieron muestra que no necesitan ser convocados para ayudar, autoridades, partidos políticos y por ende, actores políticos, no sabían qué hacer, o cómo reaccionar ante la determinación de miles de mexicanos.
¿Algún día estarán a la altura del pueblo?
