En el marco del reciente proceso de selección de magistraturas en el Estado de México, tuve el honor de participar como candidato a magistrado en materia familiar, postulando una visión de justicia centrada en la protección de los derechos humanos, la perspectiva de género, el interés superior de la niñez y la consolidación de un Poder Judicial transparente, cercano a la ciudadanía y alineado con los nuevos paradigmas del derecho familiar.
Mi candidatura se sostuvo en una trayectoria profesional construida con responsabilidad, ética y vocación de servicio público. A lo largo de mi carrera, he contribuido a fortalecer la cultura jurídica y el acceso a la justicia desde ámbitos académicos, institucionales y de formulación de políticas públicas, convencido de que el derecho debe estar siempre al servicio de la dignidad humana.
He acompañado de cerca los desafíos del ámbito jurisdiccional, colaborando con juzgadoras y juzgadores, analizando criterios, elaborando propuestas normativas y participando activamente en la construcción de soluciones legales con impacto social. Por ello, estoy convencido de que impartir justicia no es solo aplicar la ley, sino también ejercerla con sensibilidad, conciencia social y con la convicción de que el derecho tiene un profundo contenido ético y humano.
Durante el proceso, presenté una propuesta de trabajo articulada en cuatro ejes estratégicos: 1) Fortalecimiento de la oralidad y celeridad procesal, con el objetivo de reducir la revictimización y garantizar un acceso real y efectivo a la justicia. 2) Aplicación transversal de la perspectiva de género y los derechos de la infancia, como principios rectores en la interpretación y aplicación de la ley. 3) Uso de tecnologías en la impartición de justicia, para mejorar la eficiencia del sistema judicial sin menoscabo del debido proceso. 4) Capacitación permanente y sensibilidad social, como compromiso con una judicatura profesional, empática y actualizada.
Este proceso de selección ha sido un buen ejercicio institucional, que debe reconocerse y consolidarse. Permitió visibilizar perfiles diversos, propició el debate público y mostró una apertura democrática que fortalece al Poder Judicial. En esta etapa, prevalecieron la transparencia, el respeto al mérito y la deliberación responsable.
Las y los colegas que han sido designados son juristas de gran nivel, con sólidas trayectorias y un profundo compromiso con el derecho y con la sociedad. A ellas y ellos extiendo mi más sincero reconocimiento y el mayor de los éxitos en la honrosa responsabilidad que asumirán. Su labor será decisiva para construir un sistema familiar más justo, eficaz y verdaderamente humano.
Más allá del resultado, valoro esta experiencia como una oportunidad de crecimiento personal e institucional, y como un espacio para reafirmar mi compromiso con la equidad, la dignidad y el bienestar de las familias mexiquenses. Reitero mi disposición para seguir trabajando, desde cualquier trinchera, en favor de una justicia que escuche, que comprenda, que acompañe: una justicia con rostro humano.