El inexistente INE
DigitalMex - Periodismo Confiable
Publicado en Opinión

El inexistente INE

Miércoles, 25 Junio 2025 00:00 Escrito por 
Alfredo Albíter González Alfredo Albíter González Lo bueno, lo malo y lo serio

En términos prácticos, el INE (Instituto Nacional Electoral) dejó de ser funcional para los mexicanos; ya no es el orgullo que tanto se presumió en el extranjero. Seguramente, ya no se requerirá de su asistencia técnica. El órgano electoral ha sido reconocido por su transparencia desde 1994; en congruencia con ello, se han acreditado visitantes de 114 países en los ejercicios democráticos en México.

El desempeño del INE ha sido bien visto por el vecino del norte. EE. UU. reconoció el trabajo y prestigio que alcanzó a nivel mundial, como lo señaló en su momento el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols, quien destacó que se trata de una institución que promueve elecciones libres y justas. En ese momento, Lorenzo Córdova fungía como consejero presidente (Infobae, 21 de marzo de 2023).

El subsecretario expresó a propósito del encuentro, en un tuit: “Un gusto haberme reunido con Lorenzo Córdova. Hablamos de la importancia de instituciones electorales bien financiadas e independientes, y la reputación mundial del INE por su excelencia en promover elecciones libres y justas”.

Los tiempos cambian, y lo que hoy queda del otrora orgullo de México no debería sorprender a nadie. El resultado de la última supuesta elección de jueces y magistrados detonó los señalamientos de que se ha perdido la imparcialidad, que son ya, podría decirse, generalizados, a excepción de quienes se vieron favorecidos por esta.

El arribo de Guadalupe Taddei al cargo de presidenta del órgano electoral fue motivo para que varios críticos manifestaran su preocupación por la cercanía manifiesta al expresidente Andrés López Obrador. Ya que fueron escépticos al compromiso independiente de su desempeño al frente de tan relevante encargo, no les quedó más remedio que esperar.

Y es que en estos casos es muy difícil equivocarse, aunque siempre se tiene en la mente el deseo y la juguetona idea de que tal funcionaria será imparcial, que su trabajo será institucional y dedicado a su encomienda sin favorecer a nadie. En apariencia, sus antecedentes decían que así iba a ser.

Los escépticos siempre señalaron que no había forma de que las cosas caminaran correctamente ante la cercanía señalada. Al respecto, y como ya ha sido costumbre en casos similares, no fueron pocos los que, con el dedo flamígero, señalaron a esos críticos como afectados por haber perdido privilegios, y que desde el fondo de su rencor surgía su molestia, presumiendo que Taddei era diferente y que su comportamiento iba a ser el que correspondía a tal envergadura.

Aunque la presidenta del instituto no es la única que provoca sospechas sobre su desempeño, su intervención ha sido decisiva para lastimar el prestigio y la percepción de autonomía de las decisiones que se toman en el órgano. Como titular, “recomendó” no meterse en problemas y dejar ser, dejar pasar. Las consecuencias han sido determinantes.

Una simple comparación de su actuación con la de anteriores responsables de la importante conducción desvela las grandes diferencias que existen entre aquellos y la actual. A pesar de que el exmandatario federal intentó por todos los medios posibles derrumbar su imagen construida a través del tiempo, y lanzó en su contra una cantidad enorme de culpas sin sustento, no logró su objetivo.

Fiel a su convicción autócrata, López Obrador difuminaba en sus declaraciones mañaneras la idea de que el instituto no era libre en sus determinaciones; menos aún, independiente, porque señalaba de todas las formas posibles que él fue objeto de fraudes con el aval de este.

López Obrador nunca pudo comprobar ningún tipo de actuación anómala de parte del INE para afectarlo de ninguna forma; sin embargo, la repetición constante de sus señalamientos fue quebrando poco a poco al representante ciudadano encargado de llevar a cabo elecciones libres.

El empeño por su destrucción tenía un claro fin: apoderarse de la organización de las elecciones por parte del Estado, lo que se reflejó en primera instancia con el ahogamiento financiero que le restó la capacidad operativa de su quehacer oficial. Ante un INE debilitado, las elecciones han dejado de ser confiables.

El asedio presidencial, la reducción de recursos financieros y la constante amenaza que enfrentaba ante el poder sacaron a la calle a miles de ciudadanos para intentar una defensa que de antemano estaba perdida, incluso antes de haber hecho cualquier intento por defenderlo.

La decisión estaba tomada, y con una mayoría arrebatada por el oficialismo en el Congreso, los días del famoso INE están contados. Condición que no es de la mínima preocupación de la actual mandataria; al contrario, abona en todo lo que pueda para que esa destrucción no encuentre problemas.

La elección de jueces y magistrados irrumpe en un prestigio ganado a pulso, y que demuestra una vez más que, para construir un reconocimiento mundial, se requieren años; y para destruirlo, basta con una sola actuación para lograrlo. El buen hacer del instituto electoral con la participación de los propios ciudadanos formaba la armonía de cooperación ideal, pues la intervención del pueblo fue concluyente, lo que les permitió un sentimiento de pertenencia ganado a pulso, por ello su defensa para que no desapareciera.

El golpe se ha dado, parece no haber marcha atrás. Y mientras unos celebran haber ganado una elección que tuvo todo lo malo y podrido —incluso hasta acordeones que dirigían el voto—, otros lamentan la pérdida de un contrapeso del poder. ¿Quién puede sentir orgullo ante tal resultado? Nueve de cada diez ciudadanos decidieron no participar en la farsa, aunque el gobierno diga una y otra vez que fue el pueblo el que decidió.

Sí, se hizo historia con el INE: avaló la elección más fraudulenta de la historia desde la creación del IFE en 1990.

 

Visto 137 veces
Valora este artículo
(0 votos)
Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio