El Zohar, libro sagrado
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El Zohar, libro sagrado

Lunes, 03 Noviembre 2025 11:29 Escrito por 
Con Singular Alegría Con Singular Alegría Gilda Montaño

A la entrada de mi casa, hay dos libros extraordinarios que le dan la bienvenida. El Zohar y la Biblia. Y con esos me quiero quedar. Le platico del primero, una historia de su aparición en esta tierra.

El Imperio Romano ocupaba la Tierra de Israel y las calles estaban bañadas en sangre. Los romanos lanzaron severas medidas represivas contra las actividades espirituales de los israelitas. El sabio más grande de la era - un hombre que sería llamado el Padre del Mundo- fue sentenciado a muerte.
Su nombre: Rabí Akiva. Su crimen: el amor a Dios.
Miles de personas se reunieron en las calles para presenciar la terrible ejecución. La piel de Rabí Akiva fue brutalmente arrancada de su cuerpo con cepillos de hierro afilados como navajas. La sombra de la muerte lo consumía a un ritmo inmoralmente lento.

Pero el místico Akiva había logrado total maestría sobre el mundo físico. Experimentó un dolor insoportable durante sólo un instante antes de que el éxtasis de la energía espiritual invadiera todo su ser; y así salió de este mundo con una alegría indescriptible en su corazón. Dejó a su más querido discípulo, el hombre que llegaría a ser el kabalista más grande en la historia, un gigante entre los místicos, el reverenciado sabio, Rabí Shimon Bar Yojai.

El Imperio Romano temía más al poderoso Bar Yojai, reverenciado sabio, que a Akiva, gran místico, por lo cual lo condenó también a muerte. Ante semejante sentencia, el místico y su hijo buscaron refugio en una cueva aislada de todo en P'quin, Israel, en la que se vieron forzados a permanecer durante 13 largos años para ocultarse del ejército del César. Buscando obtener el mismo control sobre el reino material que había logrado su gran maestro, Rabí Shimon se enterró a sí mismo en el suelo, hasta la altura del cuello, durante cada día de su reclusión. Durante los largos años de doloroso aislamiento, recibió instrucción en las artes místicas de la Kabalá. Sus maestros fueron Moisés y el Profeta Elías.

Cuando cambiaron las autoridades del Imperio Romano, Rabí Shimon y su hijo pudieron regresar libremente a Jerusalem. Los años de intensa presión ejercida por la tierra dejaron profundas cicatrices y mutilaron el cuerpo del místico, cuya alma, en contraste, irradiaba una intensa Luz espiritual, tan fuerte que era difícil para los hombres comunes estar en su presencia.
Para proteger los secretos del Universo que le habían sido revelados, Rabí Shimon le pidió Rabí Abba, uno de sus discípulos, que consignara por escrito sus enseñanzas.

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Gilda Montaño

Con singular alegría