En el ecosistema tecnológico actual, existe una metáfora que, por repetida, no deja de ser dolorosamente cierta: la Inteligencia Artificial (IA) en México avanza a la velocidad de un Ferrari, mientras que nuestra legislación camina a pie. Esta disparidad no es solo una cuestión de ritmos burocráticos; es el síntoma de una patología jurídica que amenaza con dejar a ciudadanos indefensos y a inversionistas en la incertidumbre. Hoy, México opera en una peligrosa laguna legal donde la innovación tecnológica choca frontalmente con un vacío normativo.
Mientras la Unión Europea refina su AI Act y otras naciones latinoamericanas inician debates serios sobre marcos regulatorios, en México navegamos a ciegas. La ausencia de reglas claras suele confundirse erróneamente con libertad de mercado, pero en el ámbito del Derecho, la ausencia de norma no es libertad: es falta de certeza jurídica. Y en un Estado de Derecho, la incertidumbre es el enemigo silencioso del progreso.
La Ruleta Rusa de la Responsabilidad Civil
El vacío más alarmante se encuentra en la responsabilidad civil. Imaginemos un escenario cada vez más plausible: una IA médica, utilizada en un hospital de la Ciudad de México, comete un error en el diagnóstico de un paciente, derivando en un daño irreversible. La pregunta jurídica es inevitable y, hoy por hoy, incontestable con claridad: ¿A quién demandamos?
Nuestro Código Civil Federal y las normas locales no contemplan la atribuibilidad a un algoritmo. Estamos forzando la interpretación de leyes diseñadas en el siglo pasado para tecnologías del futuro. ¿Es responsable el médico que usó la herramienta? ¿El desarrollador que escribió el código? ¿La empresa que entrenó al modelo con datos sesgados? Sin una actualización que defina la responsabilidad objetiva en entornos digitales, tanto empresas como usuarios están “jugando” sin reglas. Las víctimas quedan desprotegidas ante la dilución de la culpa, y las empresas operan bajo la amenaza latente de litigios impredecibles.
La “Caja Negra” y el Limbo de la Autoría
El problema se extiende a la propiedad intelectual y la protección de datos. La Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) es clara al proteger las obras emanadas del intelecto humano. Sin embargo, ¿qué sucede con las creaciones generadas por Midjourney o ChatGPT? Actualmente, estas obras caen en un limbo: no son dominio público explícito, pero tampoco gozan de protección, dejando a creadores e industrias creativas en una zona gris que desincentiva la innovación.
Paralelamente, nuestra Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares (LFPDPPP), aunque robusta en su momento, es “pre-algorítmica”. No contempla el “derecho a la explicación”: la facultad del ciudadano de saber por qué una “caja negra” (un algoritmo opaco) decidió denegarle un crédito, un seguro o un empleo.
Un Llamado Urgente al Poder Legislativo
La inacción legislativa ya no es una opción viable. No se trata de imponer una regulación draconiana que frene la innovación con burocracia innecesaria. Al contrario, la historia económica demuestra que la inversión huye de la incertidumbre. Las empresas tecnológicas necesitan un “piso parejo” y reglas claras para operar en México sin el temor constante a riesgos legales invisibles.
Por ello, hacemos un llamado urgente y directo al Congreso de la Unión. Es imperativo que la agenda legislativa de los próximos periodos priorice:
- La modernización del Código Civil: para establecer criterios claros de responsabilidad civil extracontractual y objetiva aplicables a desarrolladores y operadores de sistemas de IA.
- La reforma a la Ley de Derechos de Autor: para definir el estatus de las obras generadas por IA y proteger el trabajo humano frente al entrenamiento masivo de modelos sin consentimiento.
- La actualización de la Ley de Protección de Datos: para incluir derechos digitales de nueva generación, como la transparencia algorítmica y la ética en el tratamiento automatizado de datos.
Señores legisladores: la tecnología no va a esperarlos. Seguir ignorando esta realidad no detendrá al Ferrari de la IA; solo garantizará que, cuando inevitablemente choque, no haya cinturones de seguridad legales para proteger a los mexicanos. Es hora de dejar de caminar y empezar a legislar a la velocidad que el siglo XXI exige.
X @RaymundoGC
Facebook @RaymundoGCor
https://www.solucionlo.org

