Igual que cualquier dictador que cree que su ideología es la auténtica democracia, Nicolás Maduro, ante un gobierno mediocre, hace chistes. Se aproxima el fin de una época que no transformó, sino que sumió en la pobreza a los venezolanos. Pero usa la sátira y el humor para disimular el pánico que le genera la presión militar de Estados Unidos. Sus cuchufletas no evitan que se moje los pantalones de miedo —dicen en E. U.—.
Brenda, mi siempre atenta waitress de esa rústica cafetería del centro histórico, sirve en esa taza café mexicano sin azúcar. En el periódico la noticia es del Miami Herald, que revela que, durante una llamada telefónica, Donald Trump le dio un ultimátum a Nicolás Maduro para que deje el poder inmediatamente y el líder de Venezuela pidió a cambio “amnistía global” para él y sus aliados. “No la tendrás, ¡vete ya!”.
No es que en realidad esa haya sido la respuesta —porque nadie ha querido compartir el contenido de la llamada—, pero la filtración ha puesto de cabeza a todos en el palacio de Miraflores, convertido cada vez más en un búnker semejante al Führerbunker en Berlín, donde se refugió Hitler hasta su suicidio en abril de 1945. En tanto, Trump mantiene a sus fuerzas en máxima alerta en aguas cercanas a Venezuela, con el portaaviones USS Gerald Ford realizando maniobras con fuego real y el ejército preparado para realizar operaciones terrestres, luego de tres meses de ataques a presuntas narcolanchas.
Las repercusiones políticas podrían ser bélicas. Venezuela se jacta de contar con el respaldo de Rusia, China y Corea del Norte, además de naciones en pobreza grave como Irán, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Honduras, Nicaragua, Turquía y Siria, que sobreviven del petróleo venezolano, pero Trump insiste en derrocar a Maduro, con la amenaza económica arancelaria para quienes intervengan. El narcotráfico es el pretexto, el petróleo es el motivo.
Por su parte, la ofensiva de Maduro son los memes y caricaturas políticas en algunas redes sociales y medios estatales, en los que se victimiza y quiere ser el héroe de América autodenominándose “súper bigote”; el tipo baila, canta, cuenta chistes, hace parodias, pero no se olvida su “¡Venga por mí, cobarde! ¡Aquí lo espero!”, pese a que tres Doritos después han intentado decir que no ocurrió así. Y es que, si tuvieran que pelear una guerra, los venezolanos serían sacrificados. La crisis en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela refleja una situación crítica marcada por la baja moral, deserciones masivas y una falta de liderazgo.
Llegó su Navidad
No era broma: con casi tres meses de anticipación, Venezuela vivió su propia Navidad adelantada, luego del decreto en el que Maduro ordenó cambiar el festejo al 1 de octubre. Tal decisión ocurrió luego de cuestionarse su polémico triunfo electoral. Maduro declaró, para justificar la Navidad, que Jesucristo le pertenece al pueblo y puede festejar Navidad cuando él lo decida.
Y mientras sus ocurrencias crecen para disimular la crisis contra Estados Unidos, la líder de la oposición venezolana y premio Nobel de la Paz María Corina Machado envió un mensaje a los venezolanos a través de un video denominado “Manifiesto Libertad”, en el que expresó en sus redes sociales que “los quiero libres y soberanos. ¡Fuera este régimen! Pronto, prontito, es ahora el momento perfecto cuando sabemos cuál fue la verdadera oposición en estos 26 años. Es ahora que tenemos la madurez para no creer en cuentos de camino”… Es, diría Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada… El amanuense paga su cuenta y se retira a tratar de sobrevivir. Hasta otro Sótano.
Mi X @raulmandujano
