Matices… De incertidumbres y anhelos…

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Matices… De incertidumbres y anhelos…

Miércoles, 06 Septiembre 2017 04:32 Escrito por 

En esta ocasión lo que detonó mi reflexión fue mi encuentro con Olga, Irina y Masha. Envueltas en un espacio claroscuro, con algunos destellos sepia sentadas las tres, reflexionando sobre el sentido de la vida, hablando de sus anhelos de cambio en la sociedad, tratando de encontrarse con la felicidad. Cuestionando entre murmullos, lo efímero de la vida y la incertidumbre de la trascendencia.

Verschinin, un buen amigo de ellas, solía decirles: ¡Nos olvidarán! ¡Ése es nuestro destino, contra el que nada se puede! ¡Lo que ahora nos parece serio, significativo, de gran importancia, llegará el día en que lo olvidemos o se nos antoje poco importante!

Escuchándolas no puede evitar preguntarme: ¿qué tanto, esto que nos está tocando vivir, un día resultará fuera de lugar?

Las relaciones entre hombres y mujeres se han modificado tanto, la revolución femenina no sólo trajo consigo el anhelo de reafirmarse como iguales frente a los hombres, abrió paso para que los seres humanos puedan asumir libremente su orientación sexual.

Frente a la opinión pública y los procesos de toma de decisiones, cada vez cobra más relevancia hablar de igualdad y equidad de género, de nuevas paternidades, matrimonios igualitarios. En países como Luxemburgo, Islandia o Suecia, sus legislaciones están dotadas de derechos para todos estos colectivos que demandad libertad, igualdad y no discriminación. En otros países, el tema sigue siendo de confrontación entre las partes involucradas y las instituciones, hay incluso sociedades en donde estos temas siguen siendo un tabú.

No obstante, estos cambios, en la idealización del amor es donde se depositan las esperanzas. El amor romántico desde siempre se ha convertido en el “quinto elemento”, con la posibilidad de que lo humano trascienda y se constituya en eterno. La bondad y la dulzura presentes como garantía de armonía.

En el día a día, la realidad se encarga de matizar esta dosis de idealismo; el deber ser y el querer ser continúan siendo poco distinguibles, cuando se trata de hablar de lo romántico del amor. No importa con quién ni cómo se relacionen los hombres y las mujeres, parece inevitable que escapen de la soledad y la monotonía. Más aún en los tiempos que corren.

Hace poco más de un siglo, Antón Chéjov daba voz a Las Tres Hermanas para plantear que el amor y el trabajo surgen como requisitos autoimpuestos para lograr el bienestar y la felicidad. Éstos son, de alguna manera, una forma de escapar de la realidad en que se está inmerso. Olga, Irina y Masha, encuentran su bienestar en lo que no poseen, en lo que no les pertenece, anclan sus sueños, ya sea una ciudad, un amor o un recuerdo.

Cuando salí del teatro, mientras caminaba a casa, no dejé de pensar en nuestros anhelos, nuestras expectativas, sobre cuáles son las decisiones que nos harán trascender generacionalmente. Me preguntaba qué tanto hemos avanzado en construir nuevas formas de relacionarnos, entre hombres y mujeres.

Arropo un principio de realidad como parte de mis sueños y de mis anhelos. Confío en que los seres humanos, como seres racionales, podemos controlar nuestras manías y nuestras obsesiones. Lo efímero de nuestra vida nos lleva necesariamente a buscar estrategias para trascender. Pienso entonces en la urgencia de renovar los contenidos de nuestros marcos valorativos, que nos permitan construir relaciones desprovistas de tanta soledad, frustración e individualismo exacerbado.

¡Hoy, señores! ¡lo que pierde su forma acaba!


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Ivett Tinoco García

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