La Combativa Princesa Postmoderna y el Obsoleto Príncipe Moderno buscan la transformación

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Publicado en Opinión

La Combativa Princesa Postmoderna y el Obsoleto Príncipe Moderno buscan la transformación

Jueves, 23 Mayo 2019 00:06 Escrito por 
La Combativa Princesa Postmoderna y el Obsoleto Príncipe Moderno buscan la transformación La Combativa Princesa Postmoderna y el Obsoleto Príncipe Moderno buscan la transformación

Gran parte del pensamiento político más progresista está orientado no sólo por la figura conceptual de El Príncipe moderno sino también por el creciente liderazgo progresista de La Princesa postmoderna, que busca compartir el poder que históricamente ha estado predominantemente en manos del hombre.

La Revolución Permanente Mundial ha resultado ser, no el modelo económico-político que propugnaba Trotsky sino la Liberación Femenina antipatriarcal que de mil y una formas continúa hasta nuestros días, abarcando nuevos imaginarios y epistemología, desde las potentes ficciones empoderadoras de la Mujer Maravilla hasta el desafiante cuasi terrorista Manifiesto de Valerie Jean Solanas contra la ¨escoria¨ machista. Aquella radical feminista publicó en 1967 el Manifiesto S.C.U.M. (Society for Cutting Up Men, Sociedad para el Exterminio del Hombre) y un año después, el 3 de junio de 1968, hizo un intento fallido de asesinar al famoso Andy Warhol).

Más en la actualidad, varias series televisivas tratan abiertamente de la Mujer en lucha con los hombres por el poder (House of Cards, etc.) o recurriendo a fantasías como Juego de Tronos en las que las mujeres ejercen directamente el poder.

Aunque a través de la Historia Mundial algunas mujeres han participado en el mando político, su contribución se ha intensificado en este Siglo XXI, articulada por diferentes liderazgos que dejan atrás el monolítico patriarcado heredado del neolítico desde hace al menos 2,500 años. Esta participación trasciende los géneros para implicar no exclusivamente hombres sino incluir cada vez más a mujeres y LGBTQIA+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Queer o Questioning, es decir, no definidos o preguntándose sobre su género, Intersexuales, Asexuales y el signo + para significar que se pueden agregar nuevas categorías).

En términos sociales, el progresismo tiende a ser identificado con la lucha liberal por las libertades individuales. En términos económicos apunta a lo igualitario (aunque ya nadie, de ningún género, defiende en la realidad un socialismo de corte marxista ni tampoco de carácter predominantemente estatista, salvo excepciones como Corea del Norte o, de nombre algunos países como China o Cuba, cada vez más en vía del capitalismo).

El progresismo actual defiende nuevos tipos de libertades como las ligadas a la identidad sexual (feminismo, derechos de LGBTQIA+), el aborto, así como el ecologismo, el multiculturalismo (especial énfasis en la inmigración y algo en el indigenismo) y tradiciones como el laicismo (aunque cada día más debilitado en muchos países).

Lo que está en juego hoy es la idea de una sociedad alternativa -no una utopía (¨Lo último que necesitamos son más visiones utópicas¨, decía desde 1997 el intelectual estadounidense Immanuel Wallerstein), sino una utopística-, como le llama el propio Wallerstein, que define este nuevo término como una “evaluación seria de las alternativas históricas y el ejercicio del juicio en cuanto a la racionalidad material de posibles sistemas históricos alternativos en la búsqueda de un futuro alternativo, mejor y plausible”.  

La utopística intenta reconciliar lo que la ciencia, la moralidad y la política nos enseñan que deben ser nuestras metas individuales y sociales. La utopística es la alternativa posible ante la distopía real que el mundo está padeciendo (caso concreto, el de México como lo expone el Dr. Lorenzo Meyer en su libro publicado en 2018, Distopía Mexicana, que aborda la suma de males que agobian a México con el fin de advertir sobre el horror de seguir en ese camino).

Para guiar hacia una posible utopística adecuada a las condiciones postmodernas o específicamente postneoliberales del siglo 21, se tiene que transformar la forma en que gobernó El Príncipe durante la Modernidad durante los pasados cinco siglos, él olvidándose de prometer utopías y los ciudadanos de creer en ellas ciegamente. El Príncipe Moderno debe transformarse en El Príncipe Postmoderno a la par de La Princesa Postmoderna que como nueva Atenea surge de la frente del Dios Zeus dispuesta a ejercer una mayor influencia en todos los campos anteriormente dominados por el hombre, sobre todo el pensamiento y la cultura y en especial en los conceptos relativos a la justicia, la sabiduría y la función social de la cultura y las artes, la economía y la política.

La potencial utopística debe convocar a una gradual, pero efectiva política de redistribución, reconocimiento y emancipación de todos los ciudadanos y ciudadanas, porque el postmoderno Príncipe es simultáneamente La Princesa postmoderna que comparten el poder.

Por supuesto que esta serie de políticas públicas, democráticas y potencialmente radicales, tiene que ser confrontada con las actuales prácticas regresivas que ha impuesto la mercadotecnia neoliberal en los últimos cuarenta años.

Su curso futuro mucho dependerá de la reacción de las élites y súper élite (el 1% que concentra el ingreso económico) que han gobernado y de si y qué tanto las clases medias responderán más a futuras políticas progresistas o persistirán en sus prácticas y mentalidades tradicionales, cuya resistencia no puede ser subestimada.

La Historia no ha terminado. Estamos en esta encrucijada.

( Mayo 2019)


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Javier Ortiz de Montellano

Articulista invitado