Ecos del informe presidencial

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Ecos del informe presidencial

Lunes, 02 Septiembre 2019 00:12 Escrito por 
Ecos del informe presidencial Con singular alegría

Mientras el Papa se quedó atrapado en un ascensor del Vaticano, en donde no sabíamos si subía o bajaba, el presidente López Obrador daba su primer informe a la nación mexicana, que decía que ya era el tercero. Con una Olga –toda ella señora de leyes impecable- vestida de negro y la esposa del Presidente, también, y un Porfirio -que ha sido por décadas un hombre de estado- puesto a la mera mitad del evento… Andrés Manuel se dio a la tarea de decir por hora y media sus impresiones matutinas-vespertinas –ahora—de lo que ha hecho la Cuarta transformación. No le habrá costado tanto trabajo, ya lo tiene bien establecido todas las mañanas.

El país no ha crecido en su economía; hay más muertos regados por todo el país; los buenos y dispersos migrantes están por todos lados desesperados y ya hasta haciendo manifestaciones; las mujeres se están mega inconformando de tantas vejaciones, secuestros y desapariciones (¿De qué nos sirve hacer planteamientos a nivel nacional de igualdad de género si esto no es realidad?); los viejitos todavía no tienen su alocación y apenas a la Vero le tomaron los datos de sus hijos para darles la beca que siempre han tenido. Pero todo va bien, en orden y en santa paz. ¿En serio, no se dará cuenta?

No tenemos nuevas políticas públicas que se hayan de sopetón establecido. Llevan ya un año, estableciendo -con gran dificultad si no es que no han podido del todo- acciones nuevas que se hacen después de “barrer y barrer escaleras; secretarías; delegaciones; institutos; universidades; academias; coordinaciones; instituciones religiosas; campesinos, obreros, y todo lo que se pueda tener al alcance, para poder determinar –mediante auditorías, supongo— dónde está lo que hace falta. Porque los de antes –él se cansa en decirlo todo el tiempo–, se llevaron todo lo que pudieron y más. Siempre habrá que descalificar a los anteriores. O a los más anteriores.

Así, los empleados de confianza ya no tienen trabajo, ni siquiera los que compitieron por una plaza de servicio civil de carrera, pero los que no hacen nada, sí tienen sus becas; a los muchos niños llenos de cáncer necesitando su medicina, no se les da; el seguro popular que apoyaba a 57 millones de mexicanos, sin ninguna medicina que les pueda hacer llegar a todos ellos. El chiste es descalificarlo todo, inclusive lo mejor que se tenía que tal vez era la Comisión de Derechos Humanos.

Una normativa debidamente formulada puede ayudar a la sociedad a aprovechar las fuerzas del mercado en beneficio de los fines públicos. Existen tres tendencias que pueden apoyarla: la primera, es la protección de los consumidores, de los trabajadores, y de medio ambiente.

Esto se hará realidad, solamente si existe la prestación de servicios sociales y de infraestructura apoyándonos en el sector privado, pero con un marco normativo satisfactorio. Las naciones que han aplicado con éxito una política industrial dinámica son las que contaban con una sólida capacidad institucional. ¿Cuándo la habrá? Ya pasó un año…

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Gilda Montaño

Con singular alegría